Capítulo 9

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—¡Hasta luego! —Dijo Lia saliendo del café algo sonriente, con dos globos amarrados a su mochila y un conejo rosa en mano.

Camino por el estacionamiento, al llegar a su auto miro a Yeji recargada en el.

—Hola... feliz cumpleaños —La pelinegra tenía un ramo de lirios azules.

—Gracias... en verdad me encanta este conejo —respondió con una sonrisa.

—Puedo... —La pelinegra se acercó a ella, abriendo sus brazos para felicitarla, Lia no dijo nada y respondió al movimiento de Yeji.

Ese abrazo estaba por enloquecerla, pero se contuvo, al separarse le entrego el ramo.

—Wow... ¿cómo le haces, para conseguirlas?

—Shhh... si te lo digo... ya no será emocionante —Ambas rieron.

—Yeji...

—Ya... no digas más... pero antes quiero que me disculpes, y quiero escucharlo de tus labios... Lia, no sabes cómo me duele cuando... cuando te pones triste por mi culpa.

—Si lo dices por tus amigos... eso no me importa

—Claro que si

—Claro que no... me da lo mismo

—¿Yo te doy lo mismo?

—Pues... pues... no lo sé...

—¿Entonces? Ves... si yo sé que me amas

—¡Hwang! No seas mentirosa, no inventes nada de eso

—¡Por que, si es cierto! Te estas ruborizando... jejeje...

—¡Bueno ya! Debo irme, me esperan en casa

—¿Puedo ir?

—¿Que? No... no lo se

—Anda... llévame... mira, que no traje mi auto

—Cierto... pero... ¿yo que culpa tengo?

—Mmm... anda... quiero estar contigo...

—Bien... sube

Lia le pasó sus cosas a Yeji, esta se tambaleo un poco por cargar todo al mismo tiempo.

—Estoy bien —Escucho Lia, pues no podía ver la cara de Yeji ya que las flores y el conejo la tapaban.

Lia se volvió hacia su auto, introdujo la llave y abrió la puerta. Mientras a su espalda, la pelinegra no pudo con el peso (también cargaba la mochila con los globos amarrados) y cayó al suelo.

—Listo, ahora dame...

Lia al volverse no miro a Yeji, solo los globos en el aire, hasta que fijo su vista en el piso, unas carcajadas pronto salieron de su boca

—¿Es... tas... bien? —Dijo tratando de ahogar su risa.

—Si... — Respondió esta algo indignada.

—Ven... —Lia le extendió su mano, la pelinegra no dudo en tomarla, así la ayudo a abandonar la acera.

—Gracias... —Dijo Yeji viendo a los ojos de Lia.

—De... de nada —Respondió esta evitando su mirada, es que a veces los ojos de Yeji le resultaban demasiado profundos, no quería perderse dentro de ellos. La haría vulnerable.

—¿Que tanto cargas en tu mochila... piedras?

—Libros... —Respondió esta tomando al conejo del suelo y a las flores.

A Yeji este acto la hizo sonreír, pues a Lia le importo tomar primero sus obsequios que su propia bolsa. Colocaron las cosas en el asiento trasero, Lia entro al auto olvidando abrirle a Yeji. Esta toco la ventanilla.

La mujer que no soñé jamás (YEJISU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora