Capítulo 17

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—Ah... lo siento —Sacudiendo su cabeza—. Por qué no eliges tú el lugar, ¿si?

—¡Bueno! —Animándose—. ¡Ya se! Iremos a la exposición de Rodin

—¿De quién? —Con gesto asustado, exposición le sonaba a museo, y museo le sonaba a aburrición.

—¡Anda! ¡Ya verás! Te va a gustar, ¿si? —Poniendo un puchero que le resultó imposible de negar.

—Bueno, está bien... pero con una condición —Sonriendo.

—Tú y tus condiciones... — Cruzándose de brazos.

—Solo quiero que me des un besito... aquí —Señalando a sus labios.

—¡Hwang! Y yo que creí que habías dejado de ser tan... —Buscando la palabra.

—¿Tan qué? —Risueña.

—¡Tan... ay! Contigo uno no deja de sorprenderse —Refunfuñando.

—Me encanta cuando te enojas... te ves muy linda...

—¡Basta! —Empezando a ruborizarse.

—Ya... vamos al museo de una vez... —Resignada a irse sin su beso.

—¿Sin condiciones?

—Sin una maldita condición —Levantando su mano derecha en juramento.

—Genial —Sonriendo abiertamente.

—Pero al menos no me negaras que tome tu mano durante TODO el tiempo que estemos ahí...

—Em... —Puso un nudillo en su boca... en realidad no le molestaba sentir los dedos de Yeji entrelazados con los suyos.

—Bueno —Sin hacerse tanto la difícil.

Escuchaba las palabras de Lia, sonaba tan intelectual, tan erudita, una inteligente que... pero luego observaba su ropa. Ese vestido azul que quedaría en su memoria para siempre, ese que hacía lucir su cuerpo de otra manera y la hacía pensar cosas atrevidas. Cerró sus ojos, sintiendo solamente la mano de Lia, su tacto era suave, sus manos pequeñas a comparación de la suya, sus dedos pasaban los de Lia por casi un centímetro y medio. Y Choi solo hablaba y hablaba.

Obligándola a imaginarse cosas que en ese momento no debía.

Primero en su subconsciente era ella quien la tomaba por la espalda, besaba su cuello blanco con aroma a Vainilla, luego sus manos recorrían ese cuerpo delgado, pasando por sus pechos, por su vientre, llegando a sus piernas y adentrándose por debajo del vestido. Su cabello picaba su rostro, pero parecía no importarle, Yeji en su imaginación se entretenía acariciando por entero a Lia.

No solo en su cabeza empezaba a excitarse, pues, sus hormonas estaban desatándose. Lia sintió como su mano está siendo sujetada más fuertemente.

—Yeji... ¿Yeji? —Le hablo, miro como la pelinegra estaba de pie sin moverse y con los ojos cerrados —¿Yeji? —Eliminando ese metro—. ¿Yeji? —Susurro en su oído.

Entonces Hwang dejo salir un leve gemido.

—Oh... —Abriendo sus ojos.

—Em... yo... —Noto como Lia estaba roja como un tomate—, este —También ruborizándose—Como que hace calor —Riendo nerviosa.

Soltó la mano de Lia para darse aire.

Lia miro hacia otro lado, no tenía pensando preguntar que imaginaba Yeji. Ese gemid... lo que la pelinegra había dejado salir de sus labios lo decía todo.

—Vamos... falta ver mi pieza favorita —Dijo Lia para cambiar el tema.

Esta vez Choi tomo su mano, como si hacerlo fuera algo rutinario, algo que comenzaba a hacerse normal en ella.

La mujer que no soñé jamás (YEJISU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora