Capítulo 12

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Uno a veces no se da cuenta cuando las cosas empiezan a cambiar, tal vez el hecho de que todo sea rutinario evita notar dicho cambio. Claro, una cosa es decir que toda la vida odiaras algo y otra que odiar algo es cosa de la vida.

Lia tenía la idea de que jamás de los jamases podría sentir simpatía o cualquier cosa semejante con un sentimiento agradable hacia Hwang Yeji. Pero entonces la vida había jugado con ella.

—¿A dónde vas con tanta prisa cuatro ojos? —Dijo en modo de burla Iván, sacando a Lia de sus pensamientos.

—Lo más lejos de ti —Respondió esta sin mirarle y con un tono de repulsión.

Esto tomo por sorpresa, no era muy de Choi el hecho de contestarles, podría decirse, tan rudo y con tanta seguridad. A Iván le molesto, Ryujin río por lo bajo y el resto aun continuaba viendo a Lia.

—Mira cuatro ojos —Respondió el ofendido—. No es que me interese saber lo que hagas con tu vida... solo que si pasas por aquí —Moviendo su mano de izquierda a derecha—. Arruinas el día con tu presencia... haces que tu piel de fantasma encandile... ¿nunca te han confundido con una pared blanca?

Y sus amigos reían, fuera cómico o no, ellos soltaban esas carcajadas burlescas. Risas que traspasaban los oídos de Lia, y su cerebro reproducía el dolor mental por su cuerpo. ¿Que ganaban con fastidiarla?

Lia apretó sus dientes, respiro hondo y no los miro más, levanto su cabeza erguida y camino para dejarlos atrás.

—¡Uy! ¿Te vas tan pronto? ¡Me saludas a tu esposo! El hombre de las nieves —Y continuaban riendo.

Risas que se apagaban conforme caminaba más rápido. ¿Dónde estaría Yeji? Daba lo mismo, no la defendería, jamás lo hacía. Ella prefería quedar bien ante sus amigos... y horas después la buscaba para disculparse. Eso se volvía costumbre. Ahora ella sufre, no pudo evitarse el enorme problema que sería enamorarse de Hwang Yeji. ¿Qué tan difícil era? Antes la pelinegra aparecía y le decía "hola" para después escuchar ese "adiós" de Lia.

Hola y adiós. Parecía la misma escena durante varias semanas, Yeji llegaba y Lia se iba. Así no sufría. Claro antes, cuando no sentía lo que siente ahora. Y por supuesto antes, cuando la pelinegra se convertía en lo que es hoy, la que por estar con ella a las demás dejo, hasta le daba su paraguas si empezaba a llover, vamos, Lia admitía que un principio le gustaba ver triste a Yeji, eso la hacía reír. Pero la pelinegra no se rendía, le decía "hola" y seguía obteniendo un "adiós".

Aunque ya no es lo mismo, ahora Lia si se descuida, lo más probable es que la que diga "hola" sea ella. "Ni siquisiera eso..." se dijo a sí misma limpiando una tonta lágrima que se escapó.

Levanto su vista y encontró a la causante de todo lo que le ocurría en aquel momento. Yeji se veía distraída, ni siquiera noto a Lia a unos metros, solo miro la hora en su reloj de pulso para segundos después dar vuelta por el edificio. Esta actitud en la pelinegra se volvía algo rutinario, pues desde hace días que se comportaba así. Y eso alarmaba a Lia.

¿Acaso se habría cansado de ella? ¿Y si Yuna tenía razón, si solo era un juego para Hwang? Sea lo que sea, lo único que pensaba Lia era en los sentimientos de Yeji. A veces le daban unas enormes ganas de abrazarla cuando notaba esa expresión triste en su rostro, claro, ninguna vez se atrevió.

—Disculpa... —Menciono en voz baja la pelinegra sin notar siquiera con quien había chocado.

—Em... Yeji —En cuanto escucho que la llamaba se volvió para mirarla.

—Ho... hola —El impacto de sus ojos gatunos sobre ella la sobresalto de una forma poco conocida.

—Lia... —Una boba sonrisa adorno sus labios

La mujer que no soñé jamás (YEJISU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora