Treinta

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Damian

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Damian

Una vez recibí la llamada por parte de uno de los amigos de Brais y luego la confirmación del hospital de que el pequeño bastardo había sufrido un accidente, me emociono, llegue a pensar que al fin me desharía del estorbo que nunca quise pero que su madre insistió en tener.

Mis planes nunca fueron ser padre y a pesar de que al principio llegue a tener ciertos sentimientos hacia mi esposa pero el egoísmo y la avaricia siempre han sido parte de mí y en cuanto me entere que Brais vendría al mundo, el amor por su madre desapareció, todos aquellos planes de ser el hombre más poderoso del estado gracias a mi empresa y a la gran fortuna de mi esposa se fueron a la mierda con el nacimiento de nuestro hijo uno que con el pasar del tiempo se convirtió en mi enemigo porque tenía todo lo que me pertenecía, la atención de su mamá que antes era solo mía, obligándome a buscar esa calidez en otras mujeres y sobre todo me quito la fortuna que tanto ansiaba tener a mi disposición.

Brais pasaría a ser el dueño absoluto de toda una vez su madre muriera, lo que no pensé es que la muy estúpida se quitaría la vida, nunca le creí capaz de hacer algo como eso después de todo amaba a su hijo, pero al parecer la presione demasiado llevándola al borde que al final decidido abandonar este mundo bajo sus propias manos.

Fingí por años ser el padre perfecto, aunque tras las puertas de nuestra casa intentaba de todas las maneras posibles poner a Brais de mi lado y que me cediera el poder absoluto sobre las propiedades y dinero de su madre después de todo soy padre y él era demasiado joven para liderar un imperio como los es empresas Fox.

Lo que nunca pensé es que el bastardo para ser apenas un carajito era demasiado inteligente y rencoroso, su odio por mí, por haber sido quien desquicio a su madre era evidente así que dejo todo en manos de su tío, a quien convenientemente la muy maldita de mi esposa había dejado como albacea de Brais hasta llegar a su mayoría de edad y tomara su puesto dentro de la compañía, una jodida cláusula que me impide tener lo que por derecho me pertenece, fui yo quien tuvo que soportar sus lágrimas y reclamos por años y me dejo prácticamente en la calle, dependiendo solo de algunos de mis negocios, bueno los pocos que aún se han logrado mantener en pie y con los desvíos de dinero que salen de empresas Fox gracias al contador que recibe una buena tajada por cada monto mensual que llega a mi cuenta bancaria de manera clandestina como si fuera un ladrón.

Nunca quise ser padre por eso no me duele ni me causa ningún remordimiento tratar de destruir a mi propio hijo, lo induje a usar drogas algo que esporádicamente sé que usa, le enseñe a utilizar a las mujer con la esperanza de volverlo un verdadero hombre, follarlas y desecharlas pero ninguno de mis intentos por sacarlo de mi camino ha cumplido su objetivo ni siquiera haberme casado con Laura, la mujer de la que se enamoró siendo un adolescente y que por mero capricho de hacerlo sufrir la hice mi esposa con la intención de hacerlo mierda y demostrarle que las mujeres son solo eso una cara bonita, con un coño que se abre siempre que hay unos buenos billetes de por medio pero aun así Brais se mantuvo en pie a pesar de que por años su enamoramiento seguía intacto y yo me regocijaba al ver la ira contenida en sus ojos por no poder tener a la mujer que deseaba porque ella estaba a mi lado y el solo recibía las sobras porque luego que Laura se me abría de piernas también lo hacía con mi hijo con un solo objetivo destruirlo pero nunca sucedió, la supero alejando las esperanzas que tenia de deshacerme de él.

La Chica De Las Zapatillas RosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora