Once

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Pyper

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Pyper

El comportamiento de Brais para mi es tan confuso, en muchas ocasiones me siento como en una montaña rusa, sus acciones son tan extrañas que no puedo evitar confundirme, un día no me habla, otro me busca, luego me acosa, en otros se va a los puños por mi y en otras ocasiones pasa de mi totalmente como lo ha hecho en los últimos dos días luego de dar su despliegue de testosterona.

No lo he visto con la castaña desde que le conté de su pequeña visita, pero en cambio si que le he visto con diferentes chicas, saliendo del baño, gimnasio o simplemente dándose intercambios de saliva en los pasillos de la universidad, algo que me causa un sentimiento que jamás había experimentado pero que quema en mis extrañas como flama ardiente.

Gracias al cielo hoy no lo he visto, lo que agradezco ya que cada vez que lo veo en compañía de alguna chica arruina mi día por completo.

—¿Qué harás luego de clases? — la voz de James llama mi atención, me giro en su dirección encontrándolo recostado al casillero junto al mío.

El rubio luce tan guapo como siempre con unos vaqueros azul claro rasgados, una camiseta blanca y una cazadora chocolate, sus ojos grises impactan con mis azules mientras me regala una sonrisa radiante que no demoro en devolverle.

—Debo estudiar, en cuatro días tengo prueba de calculo y necesito estar preparada—contesto, cerrando mi casillero.

—¿No puedes abrir un pequeño espacio para pasar un rato divertido con un viejo amigo? —me guiña un ojo.

La verdad es que no me vendría mal distraerme un rato, entre las practicas de danza, los estudios y mi pequeño tormento me he sentido un poco estresada esta semana, pero luego recuerdo que no todos nacimos para sacar diez, lo mortales como yo debemos esforzarnos un poco más para no reprobar materias.

—Lo siento James en otra ocasión será, en verdad necesito prepararme para este examen.

La sonrisa del ojigris flaquea por un minuto, pero rápidamente se recompone.

—No te preocupes Py—sus dedos toman un mechón rebelde de mi cabello y lo coloca tras mi oreja rozando mi piel con sutileza—por lo menos acéptame ir por unas hamburguesas y malteadas antes de que te encierres a estudiar.

—Vale.

Rosttys está prácticamente vacío, lo que nos permite conseguir mesa en cuanto entramos y ser atendidos con rapidez.

Es viernes y gran parte de los estudiantes han abandonado el campus ya que es fin de semana largo cosa que aprovechan para ir de visita con sus familiares o simplemente dar un paseo de fin de semana, como es el caso de Frances que se fue a una cabaña en compañía de su novio y algunos amigos.

La castaña insistió tanto que fuera con ellos, pero al final tuve que negarme, tengo mucho que hacer y estudiar, no puedo darme el lujo de reprobar en nada ya que eso traería repercusiones con mi beca y por ende a mis clases de baile.

La Chica De Las Zapatillas RosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora