Tu sonrisa

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Tu sonrisa



Cuando se apareció frente a los límites de la Madriguera, Severus creyó que su corazón no soportaría tantas emociones. Era la primera vez en su vida que las manos le temblaban y su estómago casi dolía de nerviosismo, estaba más asustado de estar frente a Harry que todas aquellas veces que tuvo que postrarse ante el peligroso Voldemort.


Quizá porque mentir no era difícil para él, pero ahora estaba ahí para decir la verdad más importante de su vida y no tenía idea de qué palabras tenía que usar.


Se quedó un rato mirando la peculiar vivienda, su mente era un revoltijo de ideas. Pensó en mil formas en que podía iniciar a hablarle, hasta la forma en que le saludaría era confusa.


Sin embargo, supo que no llegaría nunca a ninguna buena resolución estando ahí parado. Debía darle a su corazón la oportunidad de ser espontáneo por primera vez y entonces dio el primer paso hacia una vida que deseaba casi tanto como le temía.


Llegó hasta la puerta y tocó procurando relajarse un poco. No se demoró mucho en que alguien acudiera a abrir, y nuevamente ver la puerta cediéndole el paso volvió a acelerarle el pulso.


Al verlo, la expresión de Molly palideció en un segundo.


— ¡Profesor Snape! —exclamó tan alarmada que su esposo acudió desde la cocina a ver qué era lo que pasaba—. ¿Qué hace aquí?... Por favor, dígame que no ha pasado nada a mi Ron ni a Hermione.


Severus apenas logró comprenderlo y recordar la amenaza de muerte que pendía de los jóvenes.


— ¿Está todo bien? —preguntó Arthur uniéndose a la preocupación de su esposa.

— Eso creo, yo solo...


La voz de Snape se quebró al ver que Harry descendía la escalera, quizás también alarmado por la reacción de la pelirroja. Al verlo, el chico se detuvo un par de peldaños antes de llegar al piso y suavemente se apoyó del barandal mientras miraba a Severus como si se tratara de un espejismo que podía desvanecerse en cualquier momento.


— ... solo vine por Harry. —concluyó el hombre.


Sin despegar la vista de su alumno, Severus se abrió paso entre el matrimonio Weasley y caminó hasta la escalera manteniéndose al pie de ésta.


Harry tampoco dejó de mirarle, esperaba no estarse haciendo demasiadas ilusiones, después de todo, Snape había dejado bien claro que la relación estaba terminada.


Severus abrió los labios con la intención de decir algo, pero seguía sin saber cómo empezar. "Perdón" ... "Soy un idiota" ... "Dame otra oportunidad" ... "Te extraño" ... ¿Cuál de todo eso era lo que Harry necesitaba escuchar primero?... ¿O lo que él necesitaba decir?


Su brazo se estiró tomando la mano de Harry, le sintió temblar de anticipación. Nunca antes estuvo tan seguro de lo que sentía como en ese momento en que los ojos verdes que tanto le gustaban brillaron tan intensamente que parecían el refugio de una brillante constelación de estrellas.


— Te amo. —susurró finalmente, le sorprendió el placer que sintió al decirlo. No había ningún sentimiento de debilidad como siempre pensó que era lo que llevaba a pronunciar esas breves palabras. Al contrario, se sentía fuerte, poderoso... feliz.


Harry no respondió de inmediato, parecía estar paladeando el momento, su sentimiento era innegable por lo que Severus se atrevió a sonreírle... y Harry le correspondió.


Fue una sonrisa especial, ambos compenetrándose hasta lo más profundo de su alma. Luego, Harry llevó su mano libre al rostro de Severus, acarició su mejilla con una dulce devoción, la recorrió con suavidad hasta su oreja acomodando el largo cabello de su profesor por detrás de ésta. Entonces se inclinó hacia adelante para susurrarle al oído "Te amo también"


Severus le rodeó por la cintura atrayéndolo a su cuerpo con ternura, Harry se mantuvo de puntitas sobre el escalón mientras apoyaba su cabeza en el hombro de quien amaba.


Ya ninguno de los dos recordaba que no estaban solos, se sentían demasiado felices de haber vuelto a estar juntos que era difícil pensar en el resto del mundo.


Un suave jadeo de sorpresa hizo que Harry mirara hacia donde estaban los Weasley aún sin lograr mover ni un solo músculo. Sonrió feliz apartándose para hacer girar a Severus y les mirara de frente, pero siguió abrazándolo por el cuello sin ganas de soltarle aún. Había temido demasiado no poder volver a sentirle que ahora era complicado renunciar a su contacto.


— Señor y Señora Weasley... les presento al amor de mi vida y padre del bebé que estoy esperando.

— Oh Merlín... —exclamó Molly sorprendida—... ¿Esto lo sabe Dumbledore?

— Lo sabe. —intervino Severus para evitar más malos entendidos—... y espero que ahora que ustedes también están enterados aprueben nuestra decisión.


Harry se sorprendió tanto como Molly y Arthur de la disposición de Severus de respetarles como la imagen paterna que ocupaban en la vida del Gryffindor.


— Profesor Snape... —dijo Arthur—... si promete que esa sonrisa y la luz en la mirada de Harry permanezcan ahí, les apoyaremos y defenderemos de quienes objeten algo en su contra.


Un sencillo asentimiento de cabeza de Snape fue suficiente para creer en su palabra. El profesor se giró hacia Harry sonriéndole con cariño.


— Por favor, ve por tus cosas, quiero que vengas conmigo.

— Lo haré, pero antes me gustaría que hablemos, hay algunos temas que debemos dejar claros.

— Y así será, por eso no regresaremos a Hogwarts de inmediato, necesitamos un par de días para nosotros solos.

— ¿Nos vamos a escapar? —preguntó Harry sin poder disimular su entusiasmo.

— ¿Estás de acuerdo?

— ¡De acuerdísimo!


Harry irradiaba alegría, le emocionaba compartir una travesura con Severus, aunque realmente lo de "escapar" había solo una forma de hablar pues el Profesor se vio obligado a enviar una carta a Dumbledore explicándole lo que planeaba hacer. Pero eso era lo de menos, aunque medio mundo supiera su ubicación eso no cambiaba la alegría que sentía.


Llegaste a mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora