Segundo atentado

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Segundo atentado



Muy a su pesar, Draco tuvo que soportar lo que consideraba la peor traición por parte de su padrino y esperar en su lugar a que todo eso terminara. Pero mientras lo hacía, su mano acariciaba su varita por debajo de la mesa, imaginando más de una forma en que podría matarlo, a él y a Harry Potter.


Unos minutos más tarde, Severus y Harry se retiraron a una de las salas contiguas, ninguno de los dos pronunció palabra por unos segundos, tan solo se abrazaron enamorados.


— ¿Estás bien? —preguntó el ojinegro sin soltarle.

— Sí ¿por qué?

— Te noté muy extraño, es como si no hubieras estado presente.

— Lo sé, discúlpame, es que me preocupan mis amigos, creo que debería ir ya a hablar con ellos. Me siento culpable de no haber tenido tiempo de hacerlo antes.

— Te entiendo, y está bien, ve ahora con tus amigos y nos veremos mañana ¿de acuerdo? Solo intenta no dejarte convencer de que me abandones.


Harry sonrió con la broma de Severus, después, con toda la tristeza del mundo tuvo que despedirse de Severus, le habría gustado pasar la noche a su lado pero aún necesitaba hablar, no solamente con Ron y Hermione, sino con Neville.


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Hubiera querido conversar primero con sus mejores amigos, pero cuando Harry cruzó el lobby vio por una ventana que Neville caminaba distraído hacia uno de los jardines. Tomó aire profundamente, no iba a ser una charla agradable pero tenía que hacerla.


Fue tras de él con lentitud, esperaba poder encontrar las palabras adecuadas para no lastimarle más. Vio que Neville se sentó cansado sobre una banca de piedra, seguramente creyó que ahí nadie le vería, a su alrededor crecían altos matorrales de rosas y árboles tan tupidos que ni siquiera lograba ver el cielo lo que aumentaba la oscuridad de la noche.


Harry fue hacia él sentándose a su lado, todavía no sabía qué decir mucho menos cómo empezar aquella conversación. Neville ni siquiera le prestó atención, continuó con la mirada en el piso y el tronco encorvado apoyando sus manos en sus rodillas.


— No sé a qué vienes. —empezó Longbottom, su voz era áspera y Harry pensó que nunca le había escuchado hablarle de esa manera—. Ha sido suficiente por esta noche, ¿no?

— Necesito explicarte lo que pasó.

— No quiero escuchar nada, aunque pienses que estoy acostumbrado a la humillación no es así, no necesito enterarme cómo te debiste divertir oyendo mis estúpidas confesiones.

— Mi intención es precisamente que no me malentiendas, si no te lo dije fue porque no sabía cómo hacerlo.

— ¿Sabes qué, Potter? En verdad es mejor que te calles, me irrita recordar cómo fingías odiarle durante el día y en la noche corrías a meterte en su cama... Es una burla repugnante. Tan solo quisiera no haberte dado un motivo más para reírte de mí.

— Nunca me reí de ti, Neville, y para muestra es que estoy aquí contigo, escuchando como me insultas sin ningún motivo...

— ¿Ningún motivo? —repitió frustrado—. ¡Debiste callarme, pero no, dejaste que te contara todos mis más profundos sentimientos!

— Te pedí que no hablaras, fuiste tú quien no me escuchó y seguiste soñando, nunca fue mi intención burlarme y ojalá pudieses entenderlo.

— ¿Para qué quieres que te entienda? Ya ganaste ¿no?... él te eligió a ti, y por supuesto que tenía que ser así, eres El elegido, el héroe, ¡el magnífico Harry Potter!


Harry se puso de pie, sabía que no debía enfadarse con Neville, que sus palabras era producto del despecho y la desilusión y quizá al día siguiente pudiera pensar con la cabeza más fría y entenderle, pero no lograba controlarse. Él también se sintió ofendido por el menosprecio que nunca pensó escuchar de un chico que siempre se mostró como su amigo.


— Si quieres pensar eso, bien por ti. —le respondió herido—. Espero que te haga sentir mejor, Longbottom, porque yo puedo jurarte que cuando toma mi cuerpo lo último que piensa es en ese maldito apodo.


Harry se marchó sin decir más, aún estaba muy furioso y lastimado, y con esa misma rabia se limpió las lágrimas que hasta ese momento permitió que salieran. Era triste perder a un amigo, pero no podía hacer más, si Neville creía que se iba a apartar para darle una oportunidad con Severus estaba loco de remate.


Llegaste a mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora