Llegando a tu corazón

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Llegando a tu corazón



Severus no se esperaba esa visita aquella mañana. Se encontraba anotando en la pizarra las indicaciones que tendrían que hacer sus alumnos cuando Charlie Weasley entró después de tocar brevemente y casi sin esperar permiso para introducirse en el aula.


Pero lo que aún Severus no podía creer era la petición que el pelirrojo le hacía. Mucho menos el interés con que casi suplicaba.


— Es importante, Snape, necesito tu autorización para entrar a Azkaban a verle.

— Escucha: Draco ya tiene suficientes problemas, está pagando por sus culpas y no necesita ser más recriminado.

— Eso no es lo que pretendo, yo solo quiero ver que esté bien.


Snape entrecerró los ojos, desconfiaba de Charlie, después de todo era un Weasley introducido en Hogwarts para espiar a Draco, agregado el hecho de ser hermano de Ronald, una víctima de su ahijado. No podía pretender nada bueno.


— ¿Cómo esperas que crea en tus buenas intenciones, Weasley? Tienes muchos motivos para odiarlo.

— ¡Odiarlo!... no, Snape, mis sentimientos por él son demasiado intensos para dar cabida al odio.


En esa ocasión Severus logró captar la pasión que destellaba cada palabra del pelirrojo. Respiró hondo mientras iba a sentarse tras de su escritorio.


— Con más razón aún, Weasley. No te recomiendo que te acerques a Draco, no le conoces bien y él no se interesará nunca por ti.

— No me importa, yo solo quiero ayudarle... necesito verlo y hacerle saber que no está solo.

— De cualquier manera no depende de mí. —afirmó el Profesor—. La orden de no permitir visitas es del Ministerio, no mía. Mi autorización no es suficiente para que puedas ir a verlo.

— Pero puedes hacer algo más por mí.


A Severus no le gustó mucho el tono entusiasta y nervioso en la voz de Charlie, pero en esa ocasión decidió escucharlo.


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Por la noche, Harry no podía ocultar una sonrisa al ver como Ron volvía a comportarse con Hermione como el esposo enamorado de antes del accidente. Los tres se encontraban reunidos en la Sala Común, el pelirrojo jugueteaba cariñoso con los dedos de su esposa y se mantenía recostado sobre su hombro permitiendo que Harry y Hermione conversaran acerca de las tareas que ella tenía que hacer para ponerse al corriente en sus estudios.


— Muchas gracias por traerme todos los libros que necesito, Harry, no quiero atrasarme más.

— Por nada, me imagino que estudiar te relajará más que el descanso. —bromeó su amigo.

— Cierto, es más, ya pienso volver a clases mañana mismo, los exámenes finales están a la vuelta de la esquina y quiero presentarlos como se debe.


Al escucharla, Ron se incorporó alarmado por esa noticia.


— ¿Regresar a clases? Pero Hermione, aún no te has recuperado del todo.

— Ya me siento en perfectas condiciones, te prometo que no arriesgaría a nuestro hijo si hubiese alguna señal de problemas.


Ron sonrió satisfecho por esa respuesta, pero entonces decidió que él también regresaría a tomar sus clases, probablemente no se sentiría en condiciones de tomar los exámenes pero jamás lo haría si continuaba alejado de la magia. Hermione le sujetó de la mano colocándola sobre su abultado vientre justo en el momento en que su bebé se movió en su interior.


— ¡Oh mi Dios! —exclamó Ronald palideciendo emocionado—. ¡Es él! ¡Es nuestro hijo, Hermione!

— Lo es, amor.


Ronald no recordaba haberse sentido tan extasiado en su vida, en realidad no recordaba nada, pero estaba seguro de que esa misma sensación de felicidad debió sentir cuando Hermione le comunicó el embarazo. Ahora no tenía dudas, quería ese bebé tanto como a su esposa.


Hermione se inclinó siendo ahora ella quien reposara su cabeza en el hombro del pelirrojo, podía sentir el amor de Ronald por ella y eso la hacía inmensamente feliz y convencida de que en cualquier vida, ambos estaban destinados a amarse.


Harry ahogó un suspiro al verlos, agradecido al cielo por tener juntos a sus dos mejores amigos a pesar de las circunstancias que pudieron haber destrozado un amor tan especial como el de ellos.


Llegaste a mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora