Sexo en vacaciones
Severus llevó a Harry montado en su cintura hasta su dormitorio embargado por un raro placer por follárselo en su cama de estudiante. Y si ya se había metido en problemas, pues no perdía nada con satisfacer cada uno de sus deseos.
Harry no se quedó con ganas de desvestirlo, no iba a ser el único desnudo en esa ocasión, y se topó con la sorpresa que le gustaba lo que veía. El cuerpo de Snape era fibroso y fuerte, sus músculos se sentían firmes y bien delimitados sin ser exagerados, tenía hombros anchos que llegaban a cubrirle por completo cuando el hombre se le montó encima para besarlo sobre la cama.
Sí, definitivamente se amoldaban muy bien el uno al otro.
Severus pasó varios minutos besando a Harry, sus labios, su cuello, su rostro, y permitió que sus manos le acariciaran por cuanto sitio podían, pero el joven Gryffindor también quería actuar, y más ahora que tenía la piel de Snape a su alcance.
Le hizo girar y tomó el control. Severus aceptó cerrando los ojos para disfrutar de cada caricia. Hundió sus dedos en la cabeza de Harry cuando éste se deslizó succionando sus pezones que de inmediato se irguieron reaccionando al toque.
Harry descubrió que le gustaba el sabor de esa piel, besó y lamió todo lo que podía, no quería perderse de nada aunque ya ansiaba llegar a ese lugar endurecido por él. Severus también se mostró ansioso después de que Harry pasara varios minutos casi follando su ombligo con su lengua. Suavemente le empujó hacia abajo, su pene palpitaba anhelante de ser consentido.
Al mirar la gran erección ante sus ojos, al inexperto joven le preocupó no poder hacerlo tan bien como Snape, después de todo, jamás había tenido antes un pene en su boca. Se lamió los labios en anticipación, a pesar de los nervios se le antojaba mucho hacerlo, sus fosas nasales estaban impregnándose de un olor inmensamente especial y que provenía justo de ahí.
Usó su lengua lamiendo lentamente desde la base hasta la punta, descubrió que a Snape le gustó, pero dudaba que más que a él. El sabor y el aroma eran prodigiosos, iba a querer más de eso por mucho tiempo.
Quiso irse lento a pesar del deseo, succionó tan solo la punta jugueteando con el sensible glande, y a cambio sus manos acariciaban las pelotas de Snape.
Severus parecía complacido, aunque tenía que admitirse curioso sobre si Harry era capaz de comérselo todo. Se sabía grande, más del promedio, y pocas veces encontró gargantas capaces de succionarlo por completo. Harry era pequeño, solo un colegial, no creía que pudiese pero ansiaba verlo intentándolo.
Harry continuó deleitándose solo con la punta por algunos minutos, le gustaba recorrerle con la lengua, besar y succionar la piel alrededor consiguiendo que la erección continuara creciendo.
Llegó un momento en que se apartó, usó sus manos bombeando el pene de Severus mientras le miraba como si fuese el mayor reto de su vida. Tomó aire y sin pensarlo dos veces, lo tragó por entero ante el asombro de su Profesor.
Severus tuvo que apretar sus párpados ante semejante placer, sintió como Harry logró succionarle en tres ocasiones antes de apartarse y volver a respirar jadeante. Volteó a mirarlo y todo su cuerpo se estremeció de placer al verle así, tan inocente pero con su boca manchada de algunas gotas de esperma.
Ya no pudo más, volvió a tomar el control de la situación colocándole boca abajo, necesitaba poseerlo y quitarle esa inocencia para siempre.
Harry no protestó, aún tenía en sus labios el sabor de Snape y se relamía fascinado. Sintió como sus nalgas eran separadas y entonces no pudo contener un grito de intenso placer, la lengua de Snape acariciaba su entrada, la lamía, chupaba y mordisqueaba sus glúteos casi con desesperación.
— Profesor... —se animó a pronunciar su primera palabra, era demasiado el placer, su corazón retumbaba tan fuerte que daba miedo.
— Calla. —gruñó Snape con su misma voz autoritaria, tal como le hablaba en clase mientras le restaba puntos.
Harry quiso decir algo, pero antes de que pudiera hacerlo, la palma de su profesor se estrelló en una de sus nalgas. Volteó a mirarlo sorprendido, pero Snape no mostraba ningún signo de arrepentimiento por su golpe.
El chico sintió que su carne ardía, pero extrañamente guardó silencio obedeciendo por primera vez en su vida, era tan confuso pues al mismo tiempo quería más.
Severus besó el área donde su mano quedó marcada, por un momento pensó en que se había sobrepasado pero Harry continuaba gimiendo de placer, y así era mejor, quería escucharlo jadear y gritar, pero que no hablara.
Se tomó su tiempo preparando aquella región tan sensible en Harry y que ya se había convertido en un vicio para él. Y cuando lo sintió listo, le ayudó a levantar su culo un poco y poder entrar en su interior sin dificultad.
Harry le apretó con toda la fuerza posible aumentando el placer de Snape al sentir su miembro acariciado por los pliegues internos. Sujetó a su alumno de la cadera y empezó a embestirlo cada vez más y más fuerte.
La Torre de Gryffindor se convirtió en un receptáculo de gemidos y gritos de ambos hombres que disfrutaban por igual.
Una y otra vez Severus se enterraba en su alumno, chocando su pelvis contra el trasero de Harry hasta que finalmente ambos se corrieron, en esta ocasión al mismo tiempo.
El Profesor abandonó el cuerpo de su alumno recostándose a un lado, aún con la respiración agitada. Los dos continuaron sin decir palabra, sin siquiera mirarse, solo se acomodaron en cada lado de la cama a reposar e intentar recuperar la energía perdida.
Snape quedó del lado donde podía mirar la puerta, pensó que era momento de marcharse y volver a su vida cotidiana, pero no tenía ningún deseo de sacar ni un pie de esa cama, se sentía más fatigado que cuando volvía de su labor como espía.
Se debatió en la conciencia moral de quedarse a dormir en la cama de un alumno, pero eso ya era lo de menos en ese momento, le parecía hasta ridículo preocuparse por no romper más reglas, así que cerró los ojos y se dispuso a reposar un rato.
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Llegaste a mi vida
Hayran KurguUna noche no tan cualquiera, Potter y Snape descubren que no se miran como Profesor y Alumno solamente. No obstante, mientras ellos van explorando sus sentimientos en la intimidad, la proclamación de una noticia que a todo mundo parece hacer feliz d...