IV - Añoranza

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Se había portado como un idiota. Una semana por fuera, no se había ido tan lejos pues quería saber que hacía Penélope.

Extrañaba a su mejor amiga, la verdad sea dicha.

Y llegando aquella noche el mayordomo le dio un informe completo de todo lo que había hecho Penélope toda la semana.

Había llevado la casa estupendamente y todo iba sobre ruedas. Al pasar por el cuarto de Penélope la vio dormir.

Estaba seguro de que podría irse y ella cuidaría todo. Era lo mejor y ya lo había pensado por una semana.
Así que lo hizo, preparó su baúl y a la mañana siguiente, bajo la vista de Penélope subió todo a su carruaje para irse. -No te vayas. -Ella le suplicaba y lo miraba con cierta tristeza. Él no iba a ceder. -Colin, la gente hablará, no podría resistir... Ya dicen mucho de mí.

-No te dirán nada ahora que eres una Bridgerton. -La vio agachar la mirada y suspirar y él se puso sus guantes luego de soltar el aire. -Penélope, vas a estar bien. Tienes esta casa para administrar a tu antojo. Puedes hacer lo que quieras, ya eres libre.

-Entiendo.

-Verás que será mejor así para los dos, tendremos la paz que deseamos...

Era mejor ahora que su enojo había bajado un poco. Eso lo debía admitir. Aún así, le dolía saber que él no la quería cerca. -Yo deseo que te quedes.

Y él no dijo nada, solo lo vio salir y subir a su carruaje para irse a solo Dios sabía dónde. Vio como echó a andar. Tal vez podría escribirle como hiciera en el pasado.

Aunque eso era esperar demasiado. Era mejor no esperar nada.
Visitó la casa Bridgerton al día siguiente, Eloise no quería verla y Benedict tampoco. No le sorprendía sabiendo que ellos sabían de su vida secreta. El vizconde era otro cantar. -Penélope, me alegra que hayas venido.

-No me quedaré mucho, mi lord. Debo volver a casa. -Pero él le ofreció un asiento y pidió que se le sirviera una taza de té. Ella la tomó y dio un sorbo. -Gracias por su amabilidad.

-Lamento que mi hermano se haya ido, Penélope. Intenta escribirle, al menos por deber responderá. Penélope, ¿Es cierto que eres Lady Whistledown?

Penélope asintió en frente de su cuñado y bajó la mirada algo apenada. -Me disculpo, Lord Bridgerton. Sé que hice muchas cosas malas con mi pluma, usé mi poder para mí beneficio y eso no estuvo bien.

-Si lo dices por Colin y Eloise, estarán bien. Colin sabe que lo que él iba a hacer al fugarse con Marina Thompson no estaba bien, iba a deshonrar a la familia, y Eloise estaba metiendose en problemas visitando la imprenta de Chancery Lane. La reina la tenía amenazada, Benedict me contó todo una vez Eloise le contó a él. Tal vez tus acciones fueron radicales, pero fueron necesarias.

Tener a alguien de su lado le daba cierta paz, pero añoraba que fuera Colin quien la apoyase. -¿Puede pedir la nulidad del matrimonio?

-Pensé que amabas a mi hermano.

-Pero él no me ama. Sé que puedo vivir sola por el resto de mi vida, pero no con su constante desdén. Esta semana fue horrible y solo fue la primera. Puedo irme al campo y vivir en calma sin estar a la vista del ojo público. Lamento como pasó todo esto, no lo quise así.

Anthony sabía que era cierto, Penélope siempre había sido leal a su familia. La ayudaría. -Le escribiré a Colin para que te mantenga informada. Eres su esposa y mereces saber.

-Por favor, no. No lo haga, lord Bridgerton. No quiero que él se sienta más obligado a estar conmigo, ya tuve suficiente con todo lo que pasó en el baile Featherinton. Añoro que sea él quien me escriba porque le nace, no porque alguien le diga que debe hacerlo.

-Eres valiente. Confío en que algún día mi hermano se de cuenta de que se está perdiendo.

Ella se despidió, era mejor irse de regreso a casa.
Aunque no tenía casa. La de Colin no le pertenecía y la de su madre ya no era su hogar. No tenía hambre, así que decidió irse a dormir sin cenar.

Al menos antes la soledad era llevadera, ahora en su dedo tenía el constante recuerdo que no estaba sola, pero se sentía sola.

***

Solo.

Recorría el Mediterráneo sin ningún conocido. Parecía que nada había cambiado en su vida a excepción de la banda dorada que tenía en su dedo anular y que le recordaba que tenía una esposa. Ver ahí ese brillo hacia que le doliera el corazón y se sentía un monstruo por haberse ido de casa. Penélope no tenía la culpa de los eventos desafortunados y lo sabía.
Él tenía ya veintitrés años, no era un niño pero tampoco se sentía un hombre. ¿Cómo podía sentirse bien consigo al haber cometido error tras error?
Antes de zarpar había ido a buscar a Marina y ella parecía contenta con su vida.

-Estoy cómoda, estoy bien. Mi esposo me respeta Colin. Y no sé qué haces ahora aquí cuando te casaste, nosotros no estábamos destinados. Y sí vieras que delante de ti hay alguien que te ama y que tienes la suerte de que ahora sea tu esposa, ahora no estarías aquí buscando aún no sé qué...

-Me preguntaba que habría sido de nosotros. Fuiste mi primer amor, Marina. Yo me habría hecho cargo de todo.

-Eres un niño, Colin. No lo habrías soportado. Penélope te quiere, no la destruyas, crece y se un caballero con ella, aprenderás a aceptar su amor porque ha sido puro para ti, y todo lo que ha hecho ha sido por ti. Contarme que ella es Whistledown solo me hace admirarla, no la odio, y tú no deberías. Si hizo lo que hizo fue por ti, porque aquí estás reclamando pero yo recuerdo cada palabra, hablaste de mi condición como un pecado, y lo habrías hecho incluso ahora de haber sabido que mis hijos no llevaban tu sangre.

No podía negar la razón que tenía Marina. Eso le habría dolido, eso lo destruyó. Sabía del amor de Penélope por él, aunque también se cuestionaba porque ella lo amaba, no había hecho nada por ella, solo había sido un coqueto encantador pero no con Penélope.

Fue así que se convenció que Penélope no sentía amor y que una temporada lejos de ella la haría dejar ese sentimiento.
Su corazón añoraba un amor de verdad aunque ya fuera imposible para tenerlo.

Bridgerton por accidente 🐝💛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora