IX - América vs. Inglaterra

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¿Pero quién demonios era ese hombre? Y mejor pregunta ¿Por qué Penélope parecía disfrutar tanto de su compañía?
A su casa de forma muy descarada había llegado aquella tarde, como le supieron presentar el señor Stuart Van Alden, un americano pomposo, arquitecto y que según su mayordomo solo estaba en la casa para llevarle los planos a la señora Bridgerton sobre la editorial de la cuál sería socia. Pero al verlos en el salón principal tomando té, comiendo galletas y riendo sintió una punzada horrible en el pecho. —Estoy impresionado, Penélope. Lograste entrar en el sociedad Margrave.

—Podría decirse, Stuart. Los Weston solo quieren ofrecerme el veinticinco por ciento de las acciones. Pero si voy a ser la patrocinadora, merezco algo más. –Dijo con una sonrisa antes de llevarse a los labios su taza de té y beber un poco.

—Lograrás el cuarenta, ya lo verás. Ahora quiero mostrarte la estructura del edificio.

—Puede ser luego de la merienda, no queremos hacer un desastre.

—Desde luego que no, señorita. ¿Y la pequeña Meribast?

—Ya no está tan pequeña.

¿Señorita? ¿Acaso Penélope no se presentaba como Señora Bridgerton? Porque era una Bridgerton. Suficiente había escuchado pero cuando estuvo a nada de interrumpir en el salón, el mayordomo le recordó que el médico había llegado. Fue arregañadientes a su habitación mientras meditaba la pregunta del americano.

"Alguien me la obsequió..." —Acaso ¿Él?

—Señor Bridgerton, debo revisar su herida. –Y se acostó luego de quitarse el pantalón y dejó que él médico le revisara  la herida. Había cicatrizado bien y su progreso había sido excepcional. —¿Ha tenido molestias?

"Varias"... —A veces me duele el músculo. ¿Es normal?

—Luego de un impacto de bala, sí, señor Bridgerton. Necesita que haga una serie de masajes para destensar el músculo.

Y fue que se le ocurrió la idea de que Penélope fuera quien le ayudara.
Pero primero tenía que ir a averiguar quién era Stuart Van Alden. Al terminar su revisión bajó de nuevo a la sala para escuchar la conversación entre Penélope, su esposa y aquel americano. —Se lo juro, a veces no puedo ni siquiera estar en el sofá.

—Es curioso ¿No lo cree, Señorita Featherinton?

¿Como qué señorita Featherinton?
Ya había sido suficiente, terminó de entrar en el salón y tosió viendo que Penélope palideció de verlo ahí. —Pen... ¿No me presentas?

—Stuart, te presento al señor Colin Bridgerton. Señor Bridgerton, le presento a Stuart Van Alden.

Y ambos hombres se miraron con curiosidad. Stuart con cierta sonrisa traviesa como si supiera que había pasado entre Colin y Penélope. Y para desdicha de Colin, lo sabía. —Un gusto conocerlo por fin, señor Bridgerton. Escuché algunas cosas de sus viajes, no sabía que había vuelto.

—Hace dos semanas, sí. ¿Y usted a que se dedica?

—Soy arquitecto. Vengo desde Chicago, trabajo ahí.

—Mmm. –Penélope se levantó al ver la tetera vacía y fue a llamar al ama de llaves. Pero Colin quería hablar a solar con Stuart. —Penélope. ¿Puedes ir por galletas recién hechas? Deseo algunas. –Se sentó en una de las butacas y ella se levantó  para ir  a cumplir el pedido de Colin. En cuanto quedó solo con aquel hombre extraño fue directo al grano. —¿Sabe que ella está casada? No debería decirle señorita Penélope. 

—Fue su pedido cuando comenzamos a trabajar. Yo sé que usted es su marido, señor Bridgerton. Oficialmente no me importa cuando hacemos negocios. Extraoficialmente, sí me interesa. Penélope Featherinton es una mujer increíble, inteligente, hermosa y capaz, y hay muchas cosas que yo sé, como el hecho de que usted la abadonó una semana después de su boda. Esos rumores corren. ¿Cuál es su amenaza?

Bridgerton por accidente 🐝💛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora