XXV - Opción y Elección

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Lo importante de las historias es encontrar una lección. Puede que hayan iniciado por una pelea o con un plan, pero no es lo importante de ello. Incondicional, esa es la palabra adecuada para describir a la familia Bridgeford.
Y llegó el momento de encontrar ser incondicional en un accidente.

—Me gusta como vas escribiendo sobre la familia, aunque la gente sabe que los Bridgeford son los Bridgerton.

—No lo saben, me tomé licencias creativas y no hice todo tal cual me lo contaron Daphne y Kate, además, ellas me dieron permiso de escribir su historia de amor. –Dijo Penélope entre risas mientras mojaba la punta de la pluma en la tinta para seguir escribiendo. Hacía unos meses que habían vuelto a Inglaterra portando una sorpresa. Anthony no le había dicho a nadie de Jane así que Violet al verlos de regreso pasó de la emoción a los gritos y luego no quería soltar ni a Jane ni a Aghata. Las visitaba muy seguido pues decía que era para compensar el hecho de que no vió a Aghata durante casi un año y se había perdido el nacimiento de Jane. Su suegra era afectuosa y muy cariñosa, y la adoraba. No podía negarle visitar a las niñas. —Ahora hablé con tu mamá y me dijo que para historias de amor maravillosas, la de tu papá con ella. Y es hermosa, en serio, y muy parecida a la nuestra. Fue un accidente. Ella jura que era la fea del baile, pero no, que mentira, yo veo a tu mamá muy bonita.

—Lo creas o no, no era un diamante de primerísima calidad. Era la madre de la esposa de mi hermano la que se consideraba la incomparable de la temporada. Mi madre no tenía pretendientes, y mi padre la sacaba a bailar, eran amigos. Aunque no fue tan accidente como a mi mamá le gusta recordar. –Eso activó la curiosidad de Penélope quien se inclinó sobre su escritorio y le puso toda su atención a Colin. —Hay un diario. Mi padre solía escribir algunas cosas. Anthony debe tenerlo. En el cuenta que lo planeó todo para que lo atraparan besando a mi mamá ya que no deseaba casarse con Lady Cowper. Él estaba enamorado e hizo lo posible para quedarse con la chica que amaba.

Eso sí que era un chisme y respondía a lo grande el porque Lady Cowper quería con tanta desesperación casar a su hija Cressida con un Bridgerton. A fin de cuentas ella había sido rechazada por uno. Abrió la boca en sorpresa y comenzó a reír. —Eso es terrible... Entonces por lo que me dices tus hermanos y tú son iguales a tu padre.

—Sí, y me siento orgulloso de eso. Creo que cada uno sacó algo de él. Era serio como Anthony, creativo como Benedict, encantador como yo... Y bromista como Gregory. Tal vez el alma de mi papá jamás dejó este mundo.

—Creo que vive en ustedes. Eso explica porque su madre está tan empeñada en verlos casados. No quiere dejar una parte del amor de su vida en manos de cualquiera.

Colin asintió y se terminó sentando sobre la mesa haciendo que Penélope lo mirase. —No escribas la historia de mi mamá. Escribe mejor la nuestra.

—¿Esto cuenta como permiso?

—Sin duda.

Y Penélope decidió cambiar la trama de su tercera novela para sacarla de su suegra y llevarla a sí misma. Estaba inspirada y gastaba las plumas sorprendentemente rápido. Colin servía como si corrector en algunas partes además de darle la visión del personaje masculino, Caleb Bridgeford.
La vida era buena, Aghata cumplía tres años y Jane, uno. Los libros de Colin se publicaban cada seis meses y las novelas de Penélope una vez al año, y la sociedad esperaba ansiosa por la tercera entrega de su historia.
En aquellos días sucedió que los Weston llegaron, pero no solos, una señorita iba con ellos. Su nombre, Olive Bell Weston. Coqueta, joven, castaña y muy hermosa, desde que llegó a Londres llamó la atención de muchísimos caballeros. Y Penélope comenzó a sentir inseguridad. —Es un placer conocerlo, señor Bridgerton. Mis tíos me han hablado mucho de su familia, y están encantados por hacer negocios con ustedes.

Bridgerton por accidente 🐝💛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora