Mushoku Tensei: Freedom

Solicitud al Estilo Boreas - Parte 2

"¿Es esto un sueño? Seguramente me desmayé por un minuto allí. Me siento como si acabara de tener un sueño realmente horrible."

—No te preocupes por enseñarme a leer o escribir, nyan~✩

"Hah, esto no es un sueño. ¿Qué diablos está pasando? ¿Acabo de ser transportado a alguna extraña dimensión alternativa?"

Al menos transportame a un mundo bidimensional como la Tierra, si vas a llegar tan lejos.

—Tampoco necesito aritmética, nyan~✩

De todos modos, esto es anormal. Incluso desagradable. La pose de Eris debería haber sido linda teniendo en cuenta su apariencia, pero todo lo que hizo fue infundirme vergüenza al saber que esta 'cosa' tenía un parentesco conmigo. Tenía las comisuras de sus labios hacia arriba, pero sus ojos no sonreían, eran los ojos de un depredador. Podría entender que esta situación y el trasfondo de esta cosa, todo junto fuera aterrador. Pero yo solo sentía vergüenza y quería derretirme y desaparecer en mi asiento.

"Más importante aún, ¿era realmente así como se suponía que debías actuar cuando pedías un favor en este mundo? Esto es humillante... pero divertido."

—La magia es todo lo que necesito, nyan~✩

Vamos, solo mírala a la cara.

Sus mejillas ardían de un rojo brillante y su expresión decía: Si las circunstancias fueran diferentes, te daría un puñetazo tan fuerte que volverías desde las profundidades del infierno hasta el cielo. Parecía 8 partes enojada, 2 partes humillada y 0 parte tímida.

No había nada lindo en ella, nada en absoluto. Fue exactamente esta la razón por la que comencé a sonreír en su cara.

—O-ooh~ Nuestra Eris es tan linda. Rudeus, por supuesto que le vas a enseñar, ¿verdad?

De repente se había convertido en un viejo cariñoso.

"¿Quién es este Sauros y adónde se fue mi tío abuelo estricto y ruidoso?"

—El Gran Maestro tiene un gran cariño por las razas Ferales. También tuvo la última palabra cuando se contrató a Ghislaine —explicó el mayordomo cortésmente.

"Ah, ahora entiendo... Así que se suponía que esas colas gemelas eran orejas de animales. Parecían orejas caídas. Ahora tenía más sentido porque había tantas sirvientas de esa raza. Los caprichos de este viejo..."

—Eris.

Su padre intervino.

"Oh, sí, olvidé que Philip estaba aquí. Muy bien, mi querido Philip, devuélveme el favor al detener el golpe del viejo Sauros, ¡y haz que la mocosa sienta más vergüenza!"

—Saca las caderas un poco más para lucir más atractiva.

"¡Genial, fantástico! No podía esperar menos de una familiar de Paul, todos los Greyrat son gente de esa clase. Incluso creo que Paul es quizás un poco más normal que este montón."

Podía asegurar que mis ojos brillaban como lingotes de oro recién pulidos. La sonrisa en mi rostro se ensanchaba cada vez más al sentir que revivía mis tiempos dorados con los novatos en la oficina.

"Aunque siento curiosidad por algo..."

—Viejo Sauros. ¿Podría preguntarte una sola cosa?
—¡¿Viejo?!
—¿Los hombres también piden favores de ese estilo?
—¡¿Eres idiota?! ¡Los hombres tienen que actuar como hombres!

No estaba seguro de lo que eso significaba, pero entendí que era una reprimenda.

"Comparado con este lote, las inclinaciones de Paul son casi normales. Simplemente le gustaban las mujeres con pechos grandes."

Por otro lado, no debía dejarme llevar y disfrutar demasiado de este único momento.

"Está bien, cálmate..."

Me compuse y miré a Eris, enfadada y humillada, parecía a punto de perder el control. Como un león con los dientes apretados alrededor de una de las barras de hierro de su jaula.

"Tal vez podría olvidarme de lo que viene en el futuro y aceptar esto. Pero necesito anticipar las posibles consecuencias. Así es, a ella no le gusta esto, es algo obvio. Está en contra de esta extraña costumbre que tienen. Si alguna vez le pidiera personalmente un favor cuando éramos solo nosotros dos, podría intentar clavarme un cuchillo en el corazón. Está bien, de todas formas ya disfrute demasiado y mi día ha mejorado mucho gracias a esto."

Pongamos a prueba algo de autoridad y erradiquemos está vergüenza en mi futura y gloriosa casa.

—¡¿Ese es el tipo de actitud que tienes cuando le pides un favor a alguien?!

Mi voz era tan fuerte que resonó por toda la mansión. Hacía tiempo no gritaba tanto. Pasé horas después de eso dándole un gran y largo discurso. Mi pasión pareció contagiarse, porque después de esto se abandonó el estilo de Boreas de pedir favores. Ghislaine elogió mis esfuerzos una vez que terminó, pero Eris solo me miró con frialdad.