Capítulo 10: Mi Madre

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Llevaba todo el verano sin ver a mi madre. Apenas nos comunicamos porque la mayoría del tiempo está trabajando. Siempre que viene a la casa me escribe para avisarme. Esta vez no fue así y acaba de encontrarme en las peores condiciones posibles. Traté de parecer calmada y respire hondo.

—Holaa mamá—dije con un tono tímido y fui a abrazarla.

—Ya veo que estás disfrutando de tu mayoría de edad, tienes olor a alcohol encima—me miró con una mirada jamás antes presenciada—¿Estás borracha?.

—No, solamente fui a una fiesta con un amigo—mentí al decir que no estaba borracha.

—¿Quién es ese amigo?

—Se llama Hugo, vive en la casa de al lado de Malena.

—¿Es tu novio?

Enserio me estaba preguntando eso, hoy todos se pusieron de acuerdo para hacerlo.

—No mamá, como crees nada que ver. Y ya voy a dormir no hagas más preguntas por favor.

—Ok ok, pero mañana quiero que ese chico venga a comer con nosotras.

Está loca, como cree que voy a invitar a Hugo a comer. Seguro y mañana lo olvida.

—Ah, tu prima Isabel viene para estar unos días con nosotras.

No puedo creer que venga la odiosa de mi prima. Isabel es unos años mayor que yo y siempre a sido un asco de niña. Cree que es superior a los demás sólo pero tener dinero, un lindo cuerpo y una cara bonita.

—¿No tienes que irte a trabajar?

—Me dejaron una semana de descanso en el hospital, tu padre tuvo que quedarse.

Es una lástima papá nunca pasa tiempo con nosotras. No seguí la conversación porque estaba muy cansada y subí directo a mi habitación para dormir.

8:00 am

Sonó el despertador que había programado la noche anterior para estar lista antes que llegara Isabel. Tenía esa manía de meterse en mi cuarto y criticarme todo lo que tenía o llevará puesto. Pero al parecer todo mi esfuerzo fue en vano ya estaba en casa cuando desperté. Me vestí tomando lo primero que encontré. Apliqué un poco de rímel en mis pestañas y un brillo labial, dejándome el pelo sin recoger.

Baje las escaleras como si todo mi odio a ella se hubiera esfumado. Y allí estaba con su coleta rubia recogida. Unos jeans ajustados que hacían que se le notaran sus curvas perfectas, una blusa escotada y unas sandalias de marca. No puedo negar que siempre me he sentido mal cuando estoy con ella. Siempre parezco un cero a la izquierda a su lado y este momento no hace diferencia alguna sigo sintiéndome así.

—¡Qué grande estás primita!—se notaba el tono hipócrita en aquella frase—Me dijo mi tía que hoy viene a almorzar con nosotras tu novio.

pensé que se había olvidado del asunto de invitar a Hugo

—Es cierto es hora de que lo llames—escuché decir a mi madre al fondo de la cocina.

—Ya te dije que no es mi novio mamá, y no es necesario llamarle.

—Si lo harás o no te quedarás más sola en casa por el resto del verano.

—Entonces me tocará a mí cuidarte primita.

Espera eso sí que no, no iba a permitir que mi prima estuviera a cargo. No dude ni un segundo en tomar mi teléfono y llamar a Hugo.

—Buenos días pequeña acosadora, a que se debe tan bonita llamada. ¿Quieres repetir lo de anoche?—soltó descaradamente riéndose.

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