Capítulo 31: El Hospital

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Lucía

Tengo la cabeza aturdida con todos los ejercicios que está dejando el profesor de matemáticas escritos en la pizarra. Noah está a mi lado prácticamente dormido y casi juraría escucharle roncar. Malena está sentada en la mesa de atrás con Lucas, seguramente haciendo de las suyas sin que nadie lo noté. Los demás tampoco están prestándole mucha atención al lo que dice el profesor. Esta es la única clase que coincidimos los cuatro y la peor materia para variar.

—Dile a Noah que no ronque—dice Lucas mientras toca sin parar mi hombro.

—Vale vale—miro a Noah y repito la acción de Lucas tocándole el hombre incesantemente a este—Pspspsps.

—¿Eh?—dice entre dientes aún con los ojos cerrados.

—Despierta ya o deja de roncar.

Al instante se levanta y mira a todos lados.

—Yo no ronco.

—Como no, si pareces Sherk—se burla el peli negro a lo que todos nos reímos.

Suena el timbre y se puede reflejar la alegría de todos en el salón. Necesitamos urgentemente salir ya de esta clase.

Para nuestra suerte era la última clase  del día. Los chicos y yo nos dirigimos a la salida para acompañar a Lucas a su entrenamiento. Sinceramente no tengo nada más interesante que hacer, y hace unos días estoy repitiendo esta rutina. Vengo a clases con ellos y al salir vamos al entrenamientos de Lucas, o por algún café a la cafetería del pueblo. Ellos han sido un gran apoyo para mí, han hecho que me olvidé de lo mal que lo estaba pasando.

—¿Quieres algo de comer?—me pregunta el pelirrojo.

—Si, muero de hambre.

—Yo también quiero—dice de repente mi mejor amiga.

—Ok ok, ahora traigo algo para todos.

Me quedó mirando como Noah baja las escaleras y toma dirección a la cafetería de la escuela.

—¿Cuando vas a aceptar que sientes algo por ese chico?—Malena me pregunta tomando mis manos y tirándome en dirección a ella.

—No siento nada por Noah—me mira con una rara expresión—Enserio Malena, aún sigo enamorada de Hugo y solo lo veo como un amigo.

—Creo que deberías ya olvidarte de él y centrarte en alguien mejor, por ejemplo nuestro querido pelirrojo.

Evito responderle, sinceramente no sé me pasaría por la cabeza en estos momentos tener algo con alguien después de lo de Hugo. Pero no puedo mentir que Noah me parece un chico muy guapo y a sido un gran apoyo en todo momento. Lo veo subir las escaleras de las gradas con bolsas de comida en una mano y vasos de bebida en la otra. Me paro al instante de mi lugar para ir a ayudarle y tomar parte de las cosas que trae consigo.

—Muchas gracias poste pelirrojo—le doy una sonrisa al ver que trajo hamburguesas.

—De nada minion.

Se sienta a mi lado y comemos todos juntos mientras vemos a Lucas en el campo jugando. La tarde pasa bastante rápido y Noah me acompaña hasta mi casa caminando. Los últimos días a estado haciendo esto con la excusa de que no vaya sola en el camino.

—¿Y tu hermanita?—le pregunto rompiendo el silencio que se había quedado plasmado por unos minutos.

—Esta bien, cada día más odiosa—rueda los ojos y sonríe—Pero en el fondo no sé qué sería de mi sin esa enana.

—Es normal, al final de todo es parte de tu familia siempre va a estar ahí para tí.

Digo esto con un poco de nostalgia dentro de mí. Aún no he podido ver a mis padres y ya se están acercando las navidades. Mi único deseo es que puedan venir y poder pasarlo todos juntos en familia.

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