Capítulo 18: El Pelirrojo

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Lucía

Ya han pasado varias horas desde que estoy en la escuela. Escucho sonar el timbre y eso significa que ya podemos ir a por algo al comedor. Realmente tengo demasiada hambre, podría acabar con la comida entera que ahí sirven. Recorro los pasillos hasta llegar al comedor y veo como cada grupo está sentado en una mesa distinta hablando de sus cosas. Los grupos populares, las porristas, los futbolistas y los jugadores de baloncesto, están a una esquina. En otra se encuentran los del club de arte y la banda escolar. Por último los grupos que no tienen ningún propósito en la escuela, solo son grupos de amigos que comparten mesa y alguna que otra cualidad en específico.

Malena hace un tiempo fue porrista pero tuvo que dejarlo por problemas de salud, aún así se sigue hablando con ellas. Por lo tanto se sienta en ese grupo y yo fiel a ella siempre la acompaño aunque no interactúe mucho con ellos.

Al llegar a su mesa escucho como una de las porristas habla de su nuevo ligue y las demás la miran con atención. Las demás están con su pareja, claramente algún que otro jugador de fútbol. Malena se sienta con ellos para estar al día en la cosas que suceden en la escuela, y porque le llama la atención uno de los jugadores de fútbol. Pero no es capaz de ni siquiera hablar con él o darle alguna señal.

Realmente no la entiendo mi mejor amiga podría tener al chico que quisiera. Es muy guapa, pelo corto azabache. Unos rasgos faciales de diosa, además de las pestañas que usa que resaltan su mirada. Tiene un súper estilo para vestir. No puedo creer que no tenga la habilidad para que ese chico se fije en ella, o seguramente ya lo habrá hecho y ninguno quiere decírselo.

Mientras como unas papas fritas que me guardo Malena, miró a mi alrededor y noto como entra por lo puerta del comedor el pelirrojo. Algunas chicas le prestan mucha atención y comienzan a cotillear. Todavía tengo el recuerdo presente de haberle dicho que averiguara mi número para vernos en el café del pueblo y hacer la tarea. Pero no sé si logrará conseguirlo, creo que sería mejor dárselo.

no, hazlo difícil que lo encuentre el por prepotente

Dejando de lado mis pensamientos me levanté de la mesa y tome rumbo a la puerta para salir al patio de la escuela. Me senté en las gradas y divisé como habían personas en el campo haciendo ejercicios, o seguramente estaban en clase de educación física. Solamente me queda una clase para terminar el día.

Sinceramente no tenía muchas ganas de ir a ese café para hacer el trabajo. Será mejor esperar si el pelirrojo cumple la misión que le propuse. Dudo mucho que lo logré, aparte de Malena creo que más nadie tiene mi número registrado en su celular. Como si lo estuviera atrallendo con la mente, sentí como el pelirrojo se acercaba a mí y se sentaba a mi lado en la grada. Su vista permanecía al frente y no se inmutaba en decir ni una sola palabra. Estaba como perdido en sus pensamientos, pero estoy tratando de entender porque acaba de sentarse a mi lado.

—Dame tu celular—me tomó por sorpresa lo que acababa de decir.

—Suenas como el típico ladrón, solo te falta el pasamontañas en la cabeza y listo, pintas tienes.

—Qué graciosa me haz salido minion.

¿acaba de decirme minion?

Soy consciente de que no soy lo suficientemente alta, pero tampoco para que suelte ese tipo de insultos.

—Acabas de insultarme y además quieres que te dé mi celular así por así.

—Yo digo lo que quiera y si quieres sacar buena nota en Literatura acaba de darme tu celular minion.

nuevamente acaba de insultarme el puto farol pelirrojo

Abrí mi mochila y saqué dentro de ella mi celular para dárselo. No tenía muchos ánimos de discutir con el apenas lo estaba conociendo.

—¿Qué quieres mi número?

—Es demasiado obvio no, no tengo tiempo para averiguarlo como querías, no me gusta ser sociable. Pedir tu número implicaría eso y no es muy agradable.

Le doy mi número y puedo ver que me registró como ‹La Minion›, será cabrón el tío. Mi celular vibra de repente porque lo tengo en silencio y al encenderse la pantalla me doy cuenta que es porque acaba de llamarme. Guardo su número en mis contactos y ya no habrá problema para hacer el trabajo.

—Farol pelirrojo, no eres muy creativa—al parecer acaba de ver cómo lo he registrado.

—Estamos a mano acabas de ponerme la minion.

—Eres muy cotilla sabes, bueno te escribiré por WhatsApp para que me des detalles de la tarea de Literatura.

—Ok—respondo sin ánimos de continuar la conversación.

—Adiós minion—se levanta y le saco el dedo de en medio por cómo me acaba de decir y se aleja sin más.

Al fin acaba de terminar el primer día de clases y siento que necesito llegar urgentemente a mi casa. Estoy demasiado cansada y no tengo ni ánimos de caminar. Para mí suerte mi mejor amiga llega a recogerme en su auto y nos vamos juntas. Pasa antes por mi casa y me deja en ella recordándome que hará lo mismo mañana.

Al entrar a casa veo en el suelo unas maletas rosas, y me viene a la mente una sola persona que puede ser dueña de ellas. De la cocina sale un silueta voluptuosa y me doy cuenta de que es mi odiosa prima Isabel. No puedo creer que este aquí nuevamente, acaso no tiene nada interesante que hacer en su casa que viene a la mía a molestar.

—Prima favorita ya estás en casa—escucho como dice con su tono de hipocresía característico en ella.

—¿Qué haces aquí?

—Vengo a pasar un mes aquí porque mi madre está de viaje y no me gusta quedarme sola en casa.

—Aquí estarás sola igual, voy a estar todos los días en la escuela.

—No importa al menos tengo compañía por la noches, si no es que estás con tu novio en ese horario.

Ahora que lo menciona no he hablado con mi novio en todo el día. No puedo juzgarlo por no escribirme porque se que está trabajando para poder estar conmigo en las noches. Miró mi reloj en el el celular y son las seis de la tarde seguramente ya debe estar al llegar.

—Pues tienes razón en ese horario estoy con el y justamente iba para su casa.

No me moleste en arreglarme y me salí de mi casa. No estoy de humor para estar en el mismo espacio que ella. Además tengo muchas ganas de ver a mi novio.

unas ganas con intenciones insanas

unas ganas con intenciones insanas

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