Capítulo 35: El Perro

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Hugo

Quién dice que uno mismo no puede hacerse regalos de cumpleaños. Ya no solo me basta con los regalos de mis padres y de Lucía. Qué han sido todos perfectos y lo agradezco. Pero hay algo que siempre quise y nadie lo a notado.

Sinceramente mi regalo conlleva una gran responsabilidad, pero tengo la excusa de tener poco tiempo de vida y que me complacen con todo lo que quiera. De pequeño mi sueño fue tener un perro, pero al vivir en un edificio no podíamos permitirnoslo. Ahora viviendo aquí en esta casa que es bastante grande, puedo tenerlo y dedicarle el tiempo que se merece.

la verdad, es una gran idea

Lucía anoche prometió que iba a acompañarme aunque no tiene ni la menor idea de mi plan. Hace un minuto sonó la alarma y ya está en el baño arreglándose. No entiendo aún porque las mujeres se tardan tanto en ponerse algo, maquillarse y hacerse un simple peinado. Bueno no, mi novia tiene un pelazo que conlleva mucho cuidado. Sale del baño demasiado hermosa, tiene puesto un vestido de flores algo corto y sus rizos que tanto adoro libres. Como siempre, cosa que amo de ella, lleva puesto unos tenis negros que le quedan perfectos. Se acerca da una vuelta y deja un suave beso sobre mis labios.

—Estoy lista—me sonríe.

—Estas hermosa, vámonos.

Bajamos las escaleras cuidadosamente para ir a montarnos en mi auto. Malena me consiguió la dirección de un lugar donde se pueden adoptar animales en la ciudad. Le hice prometer que no le contaría nada a Luci, espero y haya cumplido su promesa. Subimos al auto y no tardó un segundo en dirigirnos a nuestro destino.

—¿A donde vamos?

—Es una sorpresa—trato de seguir manteniendo el secreto.

Al parecer Malena cumplió con su promesa, veo a mi novia algo confundida mientas mira por la ventanilla cuando llegamos a la ciudad. Me adentro entre las calles, para al fin hallar un edificio color naranja con el logo de varios animales. Estasiono mi auto justo enfrente del edificio. Miró al instante a Lucía y su cara está completamente anonadada.

—No puede ser lo que estoy pensando.

—Pues sí. ¡Sorpresa!

Ella sigue aún con cara de no enteder la situación.

—Quiero autoregalarme un perrito—sonrei como un niño pequeño.

—Estas completamente loco. ¿Tus padres lo saben?

—Ya te dije anteriormente, es una sorpresa.

—Sí lo confirmo, estás completamente loco.

La tomo de la mano y nos adentramos al edificio. En la recepción hablamos con la encargada del lugar. Una muchacha pelirroja, bastante bajita y su rostro lleno de pecas. Sin demora comienza a adentrarnos por los pasillos. Los cuales tiene varias secciones dependiendo el animal que este buscando cada persona.

Lucía aún sigue sin creerse todo lo que está pasando. Siento que está demasiado preocupada por lo que dirán mis padres. Al principio también lo pensé pero realmente quiero tener un perro hace mucho tiempo y espero ellos entiendan eso.

—¿Escuchas eso?—le pregunté.

Llegamos al final de un pasillo y se podía escuchar los ladridos de los perritos de fondo.

—Sí, son ladridos.

—No pequeña, esa es la voz del que puede ser nuestro futuro hijo o hija en cualquier momento.

—Me estás diciendo que voy a ser mamá y ahora me entero.

—Ya llevamos buen rato en este lugar, creí que ya lo habías deducido.

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