Cuatro

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15/Octubre/2022

Los pasillos se llenaron de murmullos sobre la espantosa muerte de Jason Fisher, algunos comentarios con morbo y otros con miedo, sin embargo nada de eso parecía quebrar ni mínimamente al castaño.

Tras realizar sus primeros exámenes y sin el deseo de ver a alguien, continuó sus deberes de limpieza yendo hasta la piscina escolar, ahí pasó varios minutos debajo de algunas gradas intentando despegar goma de mascar entre otras cosas.

Para Louis era sencillo escuchar e ignorar, por eso mientras sus compañeros se preguntaban que le pasaría a Jason, él despejaba su mente tratando de que una sonrisa no se colara en sus labios, pero, cuando un grupo de chicas comentó que Jason era un patan y quizá se merecía lo que sucedió; Louis por fin sonrió para si mismo, sintiendo satisfacción en su pecho.

Por eso mismo hoy parecía un día tranquilo para él, solo escuchando música en sus audífonos y encargándose de las porquerías de otros, pero podría importar menos.

Mientras se concentraba en despegar la goma de mascar de las butacas estando recostado en el suelo boca arriba, unos pies descalzos se posaron frente a él.

El castaño los observó frunciendo el ceño mientras el agua les escurría entre las piernas, apagó la música en su celular y asomó su cabeza solo para ver a un enfermo masturbandose frente a él.

Antes de que el chico de ojos azules pudiese siquiera reaccionar, aquel chico indecente soltó un gemido alto mientras los espasmos lo arquearon, su líquido seminal cayó sobre la cara del más bajo logrando su cometido.

Entre risas burlescas subió su traje de baño nuevamente y le lanzó un beso antes de caminar a la salida como si nada hubiese ocurrido, como si no fuese un maldito monstruo.

Louis mantenía sus ojos cerrados para que el asqueroso fluido no cayera en estos, salió de entre las gradas y sintiéndose sumamente sucio se arrojó a la piscina no queriendo salir más.

***

29/Octubre/22

Los días para aquel nadador pasaban como si nada, teniendo la popularidad de siempre, siendo el imbecil de siempre. Borracheras, chicas y drogas era donde pasaba sus ratos libres y eso Louis ya lo sabía perfectamente bien.

Se había dedicado por días a seguirlo de lejos mientras el veneno y la ira solo crecían dentro suyo, cuanto más veía a Richard Gómez disfrutando de la vida, más odio y asco sentía.

Ese día espero paciente entre las sombras a que Richard cruzara la carretera internacional para llegar hasta su casa, como le era costumbre ahí mismo bajaba a las chicas que solía recoger, sin cuidado alguno las abandonaba a su suerte.

No fue la excepción esa noche, los ojos azules y brillantes resaltando entre la oscuridad pudieron ver como Richard echaba de su auto a una chica desconocida para él, la mujer totalmente furiosa comenzó a caminar lejos de la carretera a lo que el nanador sin pena alguna se quedó ahí fumando un cigarrillo de marihuana.

Louis esperó tranquilamente un par de minutos más y luego caminó con sigilo hasta llegar a la puerta del copiloto de aquel auto rojo, abrió la puerta sobresaltando al nadador quien frunció el ceño al verlo, apenas y lo recordaba.

— ¿Quien mierda eres? — Preguntó confundido.

— Acabaste en mi cara en la piscina — Dijo con simpleza mientras veía al frente.

— Oh claro, el bonito de culo gordo — Inhaló profundo. — ¿Qué quieres? ¿No ves que estoy ocupado?

— Llevo algunos días observándote —Jugueteó con sus manos.

— ¿Y te gusta lo que ves? — Exhaló acomodándose el miembro con descaro.

— ¿Quieres ir al lago? Ahí no hay nadie — Lo miró por fin.

— ¿Para qué me interesaría ir? — Dijo desinteresado.

— A coger, ahí nadie se enteraría de lo Marica que eres — Murmuró.

La mano del nadador envolvió con fuerza el cuello de Louis estrellándolo así contra el cristal de la ventana, el más bajo intentó tomar aire pero este se le estaba cortando.

— No vuelvas a decir esa mierda, jodido imbecil — Susurró amenazante.

Observó el rostro de Louis más cerca y suspiró pasando su lengua por su mejilla de manera asquerosamente obscena,

— ¿Así que al lago? Uhm, suena bien — Lo soltó.

Louis tragó saliva frotando su cuello con suavidad mientras el chico comenzaba a conducir rumbo al solitario lago cerca del bosque.

Un par de minutos de camino fueron suficientes para que Richard aparcara el auto, el menor inhalo profundo y sacó de su bolsillo una pequeña bolsa con polvo blanco.

— Vaya, vaya, la pequeña perra sabe lo que hace — Sonrió divertido.

— Uhm solo tengo esto, será una pena que no disfrutes el viaje como yo — Se encogió de hombros.

— No seas malditamente egoísta — Frunció el ceño arrebatándole la bolsa.

— Supongo que te la obsequio — Mirándolo.

Richard observó la pequeña bolsa y luego a Louis nuevamente, frunció ligeramente el ceño e inhaló el polvo, antes de que el castaño pudiera reaccionar el monstruo se le fue encima.

El miedo invadió al castaño y empujó su cabeza contra el tablero con fuerza, el nadador soltó un grito adolorido y Louis volvió a repetir la acción al menos 3 veces, sacó rápidamente el cable de su bolsillo y envolvió su cuello presionando con fuerza sobre su cuello, el cuerpo le cayó encima.

Louis con bastante esfuerzo abrió la puerta del auto y bajó el cuerpo, gruñó frustrado al observarlo, sacó su navaja y precedió a seguir con su trabajo.

***

Como cada mañana se apresuró a entrar a la cafetería de siempre en busca de su café mañanero, esa mañana en particular se sentía nervioso por alguna cosa, pero no tenía idea de qué podría ser.

Avanzó rápidamente mirando el suelo y en menos de un segundo un impacto lo dejó en el suelo, sintiendo el miedo que viene junto a ese tipo de empujones tragó saliva tanteando el piso hasta encontrar sus gafas y colocárselas nuevamente.

— Lo siento, no me fije que venía caminando — Murmuró tímido con una voz dulzona.

— No, no, es mi culpa, hoy vengo todo dormido — Confesó con una sonrisa. — ¿Te he visto antes?

— ¿A mi? —Levantó su vista por fin, nervioso ante aquella pregunta.

Los ojos de Louis se abrieron con ligera sorpresa al observar a aquel hombre, era alto y bastante atractivo, sus ojos verdes le observaron de vuelta antes de esbozar una pequeña sonrisa.

— Si, creo que justo en esta cafetería — Asintió.

— Oh, oh bueno, quizá, vivo cerca y vengo por las mañanas antes de ir a la escuela — Balbuceó.

— Yo también vengo todas las mañanas — Sonrió el rizado. — Déjame invitarte un café por el mal rato ¿si?

— No, no es necesario — Negó rápidamente con sonrojo.

— Por favor, insisto.

— De verdad que — Harry le interrumpió.

— Me sentiré muy mal si no aceptas — Le sonrió.

— Bueno, un latte con doble porción de crema — Sonrió de vuelta con timidez.

— Perfecto ¿Cual es tu nombre? — Preguntó con curiosidad.

— Uhm, Louis, me llamo Louis — Miró sus manos con las mejillas ardiendo.

— Lindo nombre, soy Harry — Intentó mirar sus ojos nuevamente.

Y aquel nombre, Harry, Harry, Harry, no abandonó su cabeza desde aquel momento, porque por primera vez no sintió aquella sensación de miedo y dolor al ver a un hombre más alto y fuerte a él.

Blue eyed killerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora