Once

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Sus labios tuvieron que despegarse con dificultad por la falta de aire en sus pulmones, Harry lo miraba con atención, tan anonadado y maravillado por aquel beso, Louis sabía a frutos rojos.

Louis no lo pensó demasiado, solo recuperó el suficiente aire para volver a besarlo, esta vez haciendo que Harry se inclinara hacia él, las manos del rizado acariciaron su cintura y espalda, lo hacía con suavidad como si de porcelana se tratase, el castaño no se sentía intimidado.

— Tus besos saben delicioso — Confesó entre besos.

— ¿No vas a lastimarme, cierto? — Murmuró Louis sobre sus labios.

Aquel pensamiento llegó de repente, haciendo que el menor se apartara de inmediato, esperando por una respuesta, Harry tragó saliva reaccionando a aquella pregunta.

— No, no, de ninguna manera — Negó rápidamente. — Lou, de verdad me gustas, no sé qué me has hecho pero no puedo sacarte de mi cabeza.

Harry tomó sus manos con cuidado esperando que Louis no se apartara, el menor observó el suave agarre y suspiró, jamás pensó que alguien tomaría sus manos de esa forma.

— Creo que también me gustas, nunca he experimentado lo que es que me guste alguien, pero solo puedo pensar positivamente en ti — Confesó.

— Lo entiendo, lo llevaremos al ritmo que tu desees — Acarició su mejilla. — ¿Estás cómodo con eso?

— Si, me gusta eso — Asintió con una sonrisa.

— Genial ¿ya tienes hambre? — Dejó un beso en su frente.

— Si, ya quiero probar las hamburguesas — Sonrió.

Harry le regaló una sonrisa y tuvo que apartarse un poco para preparar por fin las hamburguesas, dejó que Louis las acomodara en una bandeja con papas fritas, caminaron hasta la sala y el rizado dejó la comida en la mesa de centro para después tomar el control remoto, se sentaron juntos en el sofá mientras la televisión reproducía una comedia romántica.

— No se lo digas a nadie pero soy muy fanático de las comedias románticas — Sonrió mirándolo.

— ¿Por qué deberías ocultar eso? — Preguntó con curiosidad.

— Cuando eres detective las personas suelen creer que somos tan insensibles y sin sentimientos — Hizo una ligera mueca. — Solo estereotipos tontos.

— No te juzgaré si tú no me juzgas a mi — Lo miró mientras jugaba con sus dedos en su rodilla.

— ¿Por qué te juzgaría ojitos lindo? — Tocó la punta de su nariz con una sonrisa.

— Porque deseo besarte otra vez — Murmuró sonrojado. — Me dijiste que el consentimiento era importante así que ¿Puedo besarte otra vez?

— Claro que puedes, puedes besarme cuando quieras — Susurró cerca de sus labios.

Louis sujetó sus mejillas entre sus manos y lo miró antes de besarlo, su mirada era inocente, no era para nada igual a los chicos que antes le habían visto, con mentes podridas, Harry era un ángel, parecía ser el ángel que llegaría a sacarlo del abismo.

Tras soltar una risita nerviosa volvió a besar al rizado, Louis no era un profesional de los besos, era torpe pero con ayuda de Harry el ritmo se volvió adecuado.

Los minutos no se detenían mientras ambos jóvenes continuaban besándose en la sala, el sonido de sus bocas y la televisión era lo único que se escuchaba, quizá también el corazón de Louis latiendo con fuerza pero esperaba que no se notara.

El castaño se apartó por fin dejando al más alto con los ojos cerrados, observó lo hinchado de sus labios y un jadeo involuntario escapó de sus labios. Harry trago saliva intentando recuperar la respiración, Louis acomodo sus gafas y tomó su hamburguesa prestando atención a la película.

El más alto soltó un suspiro mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro, tomó de igual manera su cena mientras disfrutaba de la película, las encantadoras carcajadas de Harry se hicieron presentes ante la situación cómica de la televisión, eso hizo que Louis terminara aún más encantado.

Lo observaba sin poder evitar sonreír, el chico lucia adorable, él deseaba lucir así también, tal vez con su ayuda podría conseguirlo. Tras un par de minutos Harry pasó su brazo por el respaldo del sofá.

El más bajo observó su acción entendiendo lo que estaba ocurriendo, así que poco a poco recargó su cuerpo mas cerca de Harry, sintiendo su delicioso aroma, ya con más confianza el rizado terminó por rodear sus hombros sintiendo el cuerpo más bajo relajarse.

— La cena estuvo deliciosa — Murmuró el castaño mirando la pantalla.

— Te dije que éramos un gran equipo — Sonrió en su cabello.

El menor asintió cerrando sus ojos por un momento, tan solo unos segundos para descansar, el aroma del perfume de Harry y sus cálidos brazos lo estaban adormeciendo llevándolo a una increíble tranquilidad.

***

Sus ojos se abrieron de golpe, observó el techo y frunció el ceño, aquel techo no era el de su habitación, así que eso lo hizo sentarse de golpe en la cama en la que se encontraba entre grandes y suaves sábanas, miró a su alrededor con el corazón latiendo con fuerza mientras que lo primero que revisó fue si tenía su ropa, la tenía y no había signos de violencia hacia él.

Todo su escándalo y su agitada respiración hicieron despertar a su acompañante en la habitación, talló sus ojos intentando desperezarse mientras hablaba.

— ¿Lou? — Murmuró con la voz ronca.

Louis giró su rostro en busca de la voz del detective quien estaba en el suelo con algunas cuantas sábanas, trago saliva sintiendo que aquello era imposible ¿Harry le había dejado su cama?

— ¿Por qué estás en el suelo? — Murmuró intentando regular su respiración.

— Te quedaste dormido durante la película y me pareció demasiado grosero despertarte, así que te traje a la cama, pude dormir en el sofá pero opté por quedarme aquí para cuidarte —Peinó sus rizos ahora alborotados.

— ¿Que hora es? — Murmuró el castaño.

— uhm, como las tres de la mañana — Bostezó.

— Creo que debo irme — Apartó las sabanas.

— Espera Lou, creo que es muy tarde y con ese asesino suelto, no me perdonaría jamás que te fueses, si quieres me voy al sofá, no tengo problema — Lo miró.

El castaño tragó saliva observando al detective ahora con el rostro cansado por el sueño y su cabello enredado, aún así lucia adorable, lo pensó por algunos segundos y le dio la razón solo porque le gustaba verlo, porque le gustaba tenerlo cerca.

— No tienes que irte, puedes dormir en la cama — Murmuró el castaño.

— ¿Estas cómodo con eso? — Lo miró de nuevo.

— Si, es espaciosa, cabemos los dos — Asintió.

El rizado sonrío somnoliento y se puso de pie, dio tan sólo un par de pasos y subió a la cama por fin, a una distancia prudente del cuerpo del menor, soltó un suspiro mientras miraba el techo.

Louis se recostó nuevamente y tragó saliva imitando al rizado como sea que el techo tuviera algo de interesante, pero la realidad era que ambos estaban nerviosos. Tan solo minutos después sus cuerpos se habían juntado más, hasta que por fin el castaño recostó su cabeza en el pecho del detective y solo así volvió a caer en un dulce sueño.

Blue eyed killerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora