𝐊𝐚𝐭𝐚𝐧𝐚𝐤𝐚𝐣𝐢 𝐧𝐨 𝐒𝐚𝐭𝐨 1°: ¡¡𝐕𝐞𝐭𝐞 𝐚𝐥 𝐏𝐮𝐞𝐛𝐥𝐨!!

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Pov. _____

Me encontré en un bello paisaje del cual había reconocido al haberlo soñado hace bastante pero algo era diferente... En frente mía se encontré el mismo chico parecía a Tanjiro del cual me dedicaba una leve sonrisa mientras acariciaba mis cabellos albinos.

- Bien hecho Emiko... Sabia que podrías hacerlo - hablo el mayor quien se separo un poco para luego mirar hacia un lado del cual un chico parecía a el se acercaba con una amplia sonrisa.

- ¡Michikatsu, Emiko! ¡Vengan a comer y no estén entrenando tanto tiempo! - dijo este para luego tomarme en brazos para hacerme caballito- Venga, de seguro tienes ganas de comer unos dango ¿No? -.

- ¡Si, si quiero Yoriichi-ni! - Hable aun que no era mi intención el hacerlo y así junto a los gemelos se fueron a lo que seria su casa para comer y recuperar energías.

Tras esas imágenes una oscuridad inmensa me rodeo pero a los minutos escuchaba a gente hablando y gritando por lo cual con un poco de dificultad fui abriendo mis ojos y empecé a escuchar con mas claridad.

- ¡Tu no eres normal! ¡Shinobu-sama dijo eso!- escuche la voz de una de las pequeñas por lo que mi vista fue del techo hacia mi izquierda el cual se encontraron las tres pequeñas de la finca, Aoi, Kanao, Inozuke y un miembro de los kakushi.

Luego de ver como una de las pequeñas le mostró de un libro a un Tanjiro muy cansado una comadreja del extranjero y que Aoi peleara literal con bajar a Inozuke de la cama del peliburdeo del cual cayo nuevamente en un pequeño sueño, para eso solté una leve risa haciendo llamar la atención del resto y de nuevo se empezó a armar un escandalo al ver que al fin despertaba dejándome a mi como la ultima del grupo del cual faltaba de despertar.

Una semana paso desde que despertamos y ya estábamos como nuevos junto a Tanjiro para así hacer el entrenamiento de restauración junto a las pequeñas las cuales también nos daban muchos ánimos para recuperarnos de la última misión, mientras dos de las pequeñas nos estiraban desde los brazos Tanjiro pregunto por las espadas.

- "Ahora que recuerdo... La mía se termino por perderse en el Distrito Rojo" - pensé mientras soltaba leves suspiros tras las estiradas que daba.

- ¡Vaya! ¿Sus espadas? Bueno...- nos empezó a hablar Naho la cual ayudaba al peliburdeo a estirarse mientras que yo tenia a Sumi haciendo lo mismo conmigo.

- Haganezuka-san envió algunas cartas...- nos contesto Kiyo la cual estaba sirviendo en unos vasos un poco de té- ¿Les... Gustaría leerlas?- luego nos entrego las cartas de las cuales estaban escritas con palabras de desprecio hacia nosotros y que no nos entregaría la espada- El no ha enviado ninguna espada aquí durante los últimos dos meses...-.

- Oh, bieeeeeen...- dije mientras un aura deprimente me rodeaba mientras agachaba la cabeza pensando en que hizo enojar a su herrero por perder su espada en aquel sitio.

- Pero esta vez se corto, tal vez es porque realmente lo rompí antes- dijo apenado Tanjiro el cual se agarraba del rostro preocupado.

- Pero la gente a menudo daña sus espadas, ¿Verdad...?- habla Sumi inclinando su cabeza hacia un lado confundida- Tal vez Haganezuka-san es el que se complica aquí... ¿Qué tal si van a la villa? -.

-Creo que podría verlo en persona y hablar sobre lo que paso- dijo Kiyo mientras comía una galleta de arroz- Todos los herreros viven allí-.

- Espera, ¿Podemos ir allí?- pregunte con asombro junto a Tanjiro para luego las niñas llamar a dos kakushi para que puedan llevarnos pero con la condición de vender sus ojos y tapar las fosas nasales ya que la villa se encontró oculta y de esa manera las dos chicas nos llevaron en sus espaldas, cuando viajaba cada cierta distancia nos pasaron a brazos de otros los cuales fueron así hasta poder llegar a la villa y en el camino allí les agradecíamos a los que nos llevaban en el anterior viaje. Al llegar sentí como sacaban la venda de mis ojos haciéndome ver el hermoso lugar en donde viven los herreros sacándome una amplia sonrisa para así sacar los tapones de mi nariz para luego voltearme y saludar a las chicas que nos sacaron las gracias.

𝐉𝐮𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐒𝐨𝐦𝐨𝐬 𝐌𝐚𝐬 | 𝙺𝚊𝚖𝚊𝚍𝚘 𝚃𝚊𝚗𝚓𝚒𝚛𝚘 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora