Génesis
No me gustaba como olía Azzl, olía a sangre, a sangre fresca, combinado con un licor fuerte, a madera y la sutileza de una especia que me era difícil identificar.
Porque no era como si olfateara a cada uno de ellos, simplemente lo emanaban, su olor con la simple cercanía activaba todos los sentidos, ponía en alerta como si avisaran al cuerpo del peligro que representaban.
Tampoco me gustaban sus hostiles ojos casi negros de no ser por la luz del sol que le daba ese reflejo diabólico de color rojo a sus ojos, como medias lunas sangre en los iris, perdidas entre la oscuridad.
Muy alto, lo suficiente para sentir que me encogía a su lado. Todos ellos eran altos, pero en lo único que podía pensar con él al frente era en la violencia que representaba su físico. Así vestido simplemente con una playera negra y jeans de azul oscuro salpicados con algo que no quise saber que sería.
Miré de nuevo a su rostro demasiado serio, ese rostro al que ya lo abandonó la sonrisa que ni por imitación a los demás tenía intención de aparecer.
Elevó una ceja al ver que lo observaba muy asustada sin responder a lo que me había preguntado.
Su cuello parecía tenso y sus expresiones faciales muy rudas, pero seguía siendo muy guapo. Con el cabello peinado hacia atrás engominado y los labios formando una línea dura, era un tipo que no se andaba con rodeos.
O eso me pareció.
La primera impresión que obtuve de él fue el miedo.
- Yo... este... iba a dar un paseo - tragué saliva varias veces que me dolió la garganta, y en respuesta conseguí que me mirara con curiosidad como si buscara la mentira.
Metió las manos en sus bolsillos y se recargó en la pared al lado de la puerta, todo mientras yo sufría quemándome los pies en las piedras calientes porque ya estaba a mitad de la calle y porque de manera siniestra no podía moverme de ahí.
Era como si alguien me estuviera haciendo eso.
Él.
Con esa intensa mirada bajo las espesas e intimidantes cejas.
- No puedes escapar - pronunció con toda seguridad. Su voz era como un murmullo rasposo.
- Solo pensaba dar un paseo - pronuncié, en lugar de refutarle por qué tendría que estar aquí en contra de mi voluntad.
No parecía un hombre al que se le podía hacer reclamos tan a la ligera, Lars tampoco, pero con él era un diferente sentir.
- Hay demasiado que ver aquí y más desde esa ventana de baño que hace despertar la curiosidad - se me cortó la respiración y el miedo a su vez se hizo más grande. Y como todo lo decía con la expresión tan seria, lo que salió de su boca no parecía una broma.
- Tú...
- Fui a buscarte, por petición de Lars, el baño estaba con llave así que decidí esperarte aquí abajo - finalizó encogiéndose de hombros haciéndome enojar.
- No necesito que me deje un guardaespaldas - hablé lo más fuerte que mi temblorosa voz me lo permitió.
- Que bueno, porque estoy lejos de ser alguien confiable para guardar la espalda de cualquiera - me dio un repaso despectivo de pies a cabeza, como el de alguien que ve algo que le desagrada mucho -. Menos de una niña que es tan sencilla, insignificante y... no pareces ser que sea lo que estamos buscando, sabes.
Me abracé la cintura, como si un frío se me instalara en las entrañas ante sus palabras.
Me atraganté con mis palabras mientras mis pensamientos eran un enredo de especulaciones.
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Larscifer [parte 1 y 2]
General FictionPero, como todo pecador tiene su maestro o su musa, para los caídos existía Él. El primer caído. El que no tenía como característica especial la Lujuria, la Violencia o la fascinación por el ocultismo. Lo contenía todo en su interior, tenía como ins...