30. Siervos y diablos

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Génesis

Negué mis sentires y me centré en mi trabajo, Lilith seguía ayudándome desde el fondo de mis entrañas como un virus enfermizo que me hacía sentir poderosa, situación que me llevó a casi replantearme eso de cederle el control total.

Pero me alejé de esa alternativa por completo.

No podía soltar lo poco que quedaba de mí.

Nicolas me echaba vistazos de lo más desinteresados sobre la copa de lo que bebía, se le notaba más despreocupado charlando y coqueteando con una que otra.

- Entonces Lilith... - mis ojos regresaron de golpe a los acuarinos de Neill, ese color ámbar con pequeños brillos como lágrimas le hacían ver como de cierta forma más angelical, y le daban a su mirada una profundidad tan impecable que invocaba al mar cuando miraba directamente a ellos –. ¿Nos darás lo que queremos, no es así?

Reí, no mi verdadera risa que es más histérica y nerviosa.

Lars no podía apartar los ojos encima de mí y estaba esmerándome tanto en no estropear mi actuación. No podía descifrar esa mirada, nunca lo haría completamente, pero ahora era más intensa.

¿Era odio?

¿Suspicacia?

¿Embeleso?

¿Me descubrió?

No, no iba a pensar en eso.

- ¿Qué es exactamente lo que quieren de mí? – pronuncié sin interés, mientras me moría por exactamente lo contrario.

Interés total.

"No preguntes eso, ya lo sabes"

Me quedé un poco quieta analizando el eco en mi cráneo.

Una mentira, yo no sabía nada, ella sí.

Y en cuanto entré en la realización de ese pequeño gran detalle, me di cuenta que lo había estropeado.

- Creo que se me ha olvidado – no levanté la mirada, porque a mis anteriores palabras les había seguido un silencio extraño.

- Eres vulnerable con este cuerpo, Lilith – pronunció Neil con algo de sorna, su actitud era diferente a la que tenía conmigo antes, era el más amable viéndole a simple vista, pero yo sabía que no por eso era el menos peligroso –. Resistirte no va hacer que intentemos conseguir lo que queremos, a cualquier medio.

Con esas palabras se retiró de mi vista y me dejó sin nada que responderle con Lars muy cerca de mí. Pero al menos ya no estaba en medio de dos huracanes de emociones.

Por al menos 10 segundos hasta que:

- Corderitooo – sentí que me sangraban los oídos con su voz y el calor que me envolvió en la espalda, otra vez el ambiente se convirtió en un vórtice amenazador, un silbido salió de sus labios antes de rodearme hasta estar frente a mí –. Pero que te has hecho...

Me recorrió de pies a cabeza varias veces con un brillo peculiar en sus ojos, ahora si que parecía un depredador de verdad, tan alto, imponente y arrollador como su presencia, y la esencia que emanaba.

En lugar de poner mi cara de pánico y horror que quería poner cada que aparecía. Puse mi cara de hastío.

Lars carraspeó dos veces ganándose no solo la atención de Keith sino la mía.

No dijo nada, solo ambos intercambiaron una mirada que dijo demasiado como para que El pervertido regresara sus ojos a los míos y me mirara con algo de asombro, expresión que no había visto nunca antes en él.

Larscifer [parte 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora