Larscifer [parte 1 y 2]

11. ¿Me concederías un baile?

Un olor a vainilla le inundó las fosas nasales mientras el calor hogareño la envolvía trayéndole recuerdos nostálgicos.

Avanzó por el pasillo de la entrada que también tenía paredes de ladrillo y la decoraban retratos antiguos de niños, bodas y paseos en familia. El salón era amplio con una decoración sobria y demasiado pulcra. Delia la apuró a tomar asiento y ponerse cómoda, sin embargo, Génesis solo quería admirar foto a foto. Pero las fotos que quería ver no estaban tan a la vista.

- No me reconocerías en ninguna - comentó James que se acomodaba en un asiento.

- Demasiados niños pelirrojos - respondió con sarcasmo mientras se le dibujaba una sonrisa en los labios al ver un niño de cabello rojizo subido en una motocicleta de juguete -. Adorable.

- Te he visto en alguna parte - Delia irrumpió otra vez en la sala, dirigiéndose a Génesis, se le quedó viendo con fijeza sumida en sus pensamientos por un tiempo, tratando de recordar hasta que el recuerdo volvió -. La chica distraída del Caligo.

se sintió satisfecha al dar con el punto.

- Siento que me recuerde así, estaba alterada - la adulta solo hizo un gesto restándole importancia antes de tomar asiento y señalarle un especio en el sofá para que ella se sentara.

- Es normal créeme - su respuesta fue llana y confusa -. Sé lo que se siente.

Se sumió en un estado de quietud, recordando mientras sus ojos claros se convertían en una niebla.

- ¿Te sientes bien abuela? - le preguntó James con el ceño fruncido, preocupado. Génesis miró con ojos muy abiertos a la mujer, sin saber cómo reaccionar -. No recuerdo que me hayas contado que tuviste un trabajo en un restaurante.

- No, no, ignórenme solo estoy vieja. Recordé tiempos de antaño con tu abuelo - les sonrió como si nada cambiando totalmente su expresión.

- Por suerte no está el abuelo en casa - suspiró aliviado James mirando su celular. Génesis lo observó atentamente y luego miró a la abuela sin saber que decir solo se limitó a frotarse las manos en las rodillas.

- Eres un alma vieja, de las pocas que hay. Difíciles de encontrar y complicado saber valorar con el amor necesario - la joven se sintió muy halagada con la observación, Delia tenía un rostro sublime que en su época de juventud era atractivo y encantador. Como su carisma para ver las cosas, le sonrió antes de continuar -. Solo no te fijes en gente aburrida como mi nieto, necesitas pasión, diversión. No un niño bobo que mira el celular mientras hay dos damas en la habitación.

Génesis reprimió una carcajada, pero al ver el rostro de James arrugado de molestia. No pudo evitar reír espontáneamente.

- Eres vieja abuela, ya lo has dicho - soltó con sorna, pero aquello no pareció molestarle en lo más mínimo.

- Y agradezco ser vieja y poder caminar mejor que tú.

Era la primera vez que se reía ante una entretenida discusión, como si ambos se hubieran puesto de acuerdo para entretenerla. El tiempo pasó entre pláticas triviales y llenas de sarcasmo que olvidó por completo porqué había aceptado la invitación, Delia le extendió la invitación a almorzar y ante tal acto de amabilidad no pudo responder con un no. Pues incluso la intentó instruir en los artes culinarios al explicarle como preparar un estofado, sería la primer comida formal que algún día haría. En cambió James no se mostraba tan contento al ver que le habían robado su visita y que la misma se llevaba mejor con su abuela que con él, al tercer paletazo en la nuca decidió desaparecer de la cocina y no se presentó hasta que el delicioso aroma se había apropiado de cada rincón, Génesis se sintió plena como en casa, un hogar de verdad, lo lamentable era que ese hogar no le pertenecía en una mínima pieza. Conocía a James, pero no tenían un lazo que les posibilitara tener más actos de cercanía como este. James también la abandonaba.