3. Un amigo y un hechizo

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La religión para Génesis significaba pieza de persistencia, era una salida de creer en lo que no podía ver que, sin embargo, le transmitía paz y un poco de estabilidad emocional, dos días viviendo con su tía le suplicaban una visita a la iglesia, necesitaba meditar y estar sola en un lugar diferente.

Limpiando toda la casa mientras su tía trabajaba en su taller de confección en el pueblo y adaptando el sótano para que un humano viviera le habían consumido parte de energía, Heinrich le hacía compañía parte del día viendo películas antes de marcharse al pueblo con sus amigos precedentemente de retirarse a la universidad.

Esta mañana Heinrich le había prometido que la llevaría al pueblo en su motocicleta, la dejaría en la iglesia mientras atendía unos asuntos. Su primo últimamente se estaba comportando como un extraño limitándose a darle respuestas.

- ¿Debería usar el vestido corto color durazno o el verde y largo? - Ella sostenía un vestido de tela delgada y otro largo estampado con hojas verdes cuestionando a Heinrich que se encontraba aburrido recostado en la cama del sótano, llevaba un rato esperando a que Gen terminara de limpiar la cocina y ahora a que se decidiera por ropa.

- Dame el durazno - se sentó rápidamente con emoción pidiéndole el vestido.

- ¿Para qué? - cuestionó entregándoselo rápidamente, y al darse cuenta de sus intenciones no pudo reprimir una carcajada guardada con telarañas en su espíritu.

- ¿Cómo me veo? - parecía un gran gigante enfundado en tela que hacía lo imposible por mantenerse unida.

- Como una larva, lo rompiste - Heinrich tenía la corpulencia de un jugador de futbol americano, pues este deporte y su posición en el equipo le demandaba gran trabajo físico, un tipo apuesto, amigable, pero amaba pelear, sin duda Gen definiría ese como su deporte preferido.

- Creo que me resalta partes de mi cuerpo que... impresionante - el estómago le dolía de tanto reír y segundos más tarde Heinrich se le unió, alegando que una rasgadura ya la tenía el vestido por ser demasiado viejo.

- Toda mi ropa está vieja así que...

- No quise decir eso, creo que debería quitármelo y para ir en motocicleta un vestido no es la mejor opción, créeme - Gen le dio la razón, pero los únicos jeans que tenía estaban en estado poco presentable, así que optó por usar un vestido blanco con flores de cerezo estampadas que le permitiera abrir bien las piernas.

Minutos más tarde se preparaban para viajar al pueblo, la casa de los Rose era la más alejada en un área circundante de árboles.

La moto de Heinrich era demasiado alta lo cual consiguió que Génesis resbalara y terminara acostada en el piso, fuera de esas contrariedades durante el viaje pudo observar un poco la fachada de algunas casas, en su mayoría sostenían un estilo de la edad media al igual que sus empedradas calles.

La iglesia con fachada esculpida en mármol mostraba pequeños querubines y una labor sumamente dedicada en cada pieza detallada. Su diseño era único y mantenía el estilo moderno contrastado con el trabajo realizado muchos años atrás.

Con un poco de curiosidad e inseguridad entró al recinto, dentro el olor a incienso y flores frescas proveniente de los arreglos dispersos en cada esquina, con arte renacentista representando escenas bíblicas en todas las paredes, dos filas de bancas vacías, o eso creía Génesis, porque al acercarse una figura encorvada de vestidura negra se encontraba en una de las bancas de lado Izquierdo.

Siguió avanzando procurando que sus botas no hicieran ruido, pero eso fue prácticamente imposible pues el eco del vacío rompió el silencio en la atmosfera y la persona levantó un poco la cabeza, ignorándolo y con la vista al frente siguió avanzando unas bancas por delante.

Larscifer [parte 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora