Por venganza

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Aquella tarde, Amira Greyen llegó cerca de las seis a la facultad, un edificio demasiado enorme y con mucha gente.

Buscó la sala en la que le habían dicho que daban la materia.

Su horario era muy ajustado desde que se había volcado por una carrera, había elegido la medicina y las horas de su día para formarse profesionalmente constaba de prácticas en un hospital guiados por los profesores y recibir la teoría a contra turno.

Entró al aula, que ya estaba medianamente lleno y busco un banco en el fondo para sentirse más tranquila.

Tiempo después, cinco profesores entraron a la sala.

Amira lo supo por que vestían batas blancas.

Estos se pararon al lado del escritorio y comenzaron a hablar a toda la clase.

Amira los observo, uno por uno hasta que su atención se poso en un profesor que rondaba los treinta y pico de años a juzgar por su apariencia.

Se quedó observándolo, por un buen tiempo hasta que se percató de que el profesor se había dado cuenta de su nada precavida mirada y bajo la vista, un tanto sonrojada.

Llegó el turno del profesor quien se presento ante todos.

Dijo llamarse Talión Salam, como era de esperarse era médico y enumeró los temas que iba dar él.

Los profesores se habían dividido los temas totales y cada uno daría una clase de los que les habían tocado.

Esa fue la primera vez que Amira vió a Talión y solo basto de unos segundos para no poder sacarlo de su mente.

Aquella clase, no la dió él por lo cuál después de que todos se presentarán, se fue al igual que los que no daban la clase esa vez.

Esa noche, cuándo por fin salió de la facultad, caminó lento hacía su casa.

Algo que hacía normalmente, solo que esta vez, mientras lo hacía, sacó su celular y buscó en las redes sociales al profesor, no tenía intención de conectarse con él por esa vía, sino que quería apreciar su rostro un poco más.

Los días pasaron de forma rutinaria aunque Amira debes en vez, cuándo tenía algún tiempo en el día revisaba las redes sociales del profesor que le ocasionaba fantasías.

Dos semanas después, decidió salir a bailar con sus amigas a un boliche cerca de su casa.

Se puso un vestido sugerente, se maquilló y se esforzó por verse linda ante el espejo.

Esperó a que sus amigas pasarán por ella, y cuándo por fin lo hicieron, iniciaron un corto viaje hasta el edificio bailable en cuestión.

Entraron todas juntas pero luego se fueron aislando una de las otras. Amira terminó en la barra, probando distintos tragos.

Finalmente cerca de las tres de la mañana, decidió avisarle a sus amigas que se retiraba del lugar.

Caminó por las veredas, buscando un taxi.

Entonces, después de unas cuantas cuadras lo vió.

Allí estaba aquél hombre que le enseñaba una materia, hablando con otra mujer.

Amira, se quedó observando mientras avanzaba, tenía los ojos verdes oscuros como la esmeralda, un sutil bigote y su piel canela lo hacía ver irresistible.

Según los gestos, Amira llegó a la conclusión que peleaban.

Hasta que la chica que estaba con el sacudió sus manos y cabeza para luego irse dejándolo solo.