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—Amira Greyen...

Había pasado dos semanas, Talión estaba tomando asistencia y se frustró al no escuchar el "presente" de Amira.

Era viernes por la tarde y cuándo salió de dar clases, reflexionó sobre si ir a la casa de Amira era lo correcto.

Sin en cambio, tras aquellos días sin tener noticias de ella, decidió finalmente ir.

Cuándo llegó se encontro con una casa, que parecia haber sido abandonada.

Golpeó la puerta.  Pero nadie abrió. Espero por algunas horas, pero al no llegar nadie se terminó yendo.

Al llegar a su casa lo recibió su hermano.

—Pensé que ibas a llegar más tarde.

—Hoy no hice guardia.

Fue a la cocina y tomó un poco de agua.

—Hemos conseguido una casa. Bueno tres en realidad... la idea es alquilar. — insistió su hermano.

—Entonces, ¿se van a quedar en la cuidad?.

—¿Te molesta eso?.

Talión negó.

—Eu, tú eres detective...

—Si...

—¿Puedes ayudarme a localizar a una persona?.

Su hermano miro con desconfianza.

—Hay una chica... con la que he estado teniendo sexo— confesó Talión.

—Sabía que entre tú y tu esposa algo andaba mal. ¿Es bonita?.

Talión asintió. —Es una de mis alumnas.

Su hermano abrió sus ojos, atónito.—¿¡Estas loco?! ¿¡tienes idea en lo que te puedes meter?!.

—Si, no soy idiota... pero no me importa. Y no quiero tus lecciones de morales. Quiero que la busque... o en realidad que me ayudes a buscarla.

—El Talión que conozco jamás me pediría un favor.

—Pues; seria raro que fuera a la policía a explicar que mi amante desapareció. ¿No lo crees?... sin en cambio, temo que algo le pueda haber pasado.

—Capaz que esta con su familia.

—Sería raro... antes que ustedes llegaran pase varios días en su casa... en realidad si ustedes no hubiesen llegado de sorpresa, claramente no hubiera vuelto a esta casa... pero eso no importa.
Lo que interesa, es que en ese tiempo no salimos de su casa y... nadie llamó ni siquiera para decirle alguna cosa... le revise el celular... no tenía mensajes, ni llamadas, ni nada... ella es un misterio.
Es la chica que en clases se sienta en el fondo y no habla nada, excepto si es obligada... ¿me entiendes?.

—¿Cómo fue que una chica asi, terminó siendo tu amante?.

—Bueno... creo que la vida nos encontro ebrios y rotos... — sonrió Talión. —Ella y yo nos encontramos en la calle una noche, no se de donde venía, pero por su vestimenta podría considerar una fiesta u alguna cosa asi... la verdad no recuerdo bien... lo que se es que se me acercó y yo estaba molesto por que había discutido con mi esposa... me estaba engañando. Una cosa llevo a la otra y se ofreció a ayudarme a vengarme... claramente fue una propuesta de sexo, la cuál acepte.

—Bueno, ¿donde fueron?.

—A su casa.

—Bien, tienes la dirección eso es bueno.

—No hay nadie allí ya fui.

—Podemos forzar la puerta y entrar para buscar pistas.

—Tengo su diario pero no tiene más que poesía escrita allí.

—Bien, vamos mañana entonces.

—No, vamos ahora por favor.

—Vaya Talión.

—Por favor.

—De acuerdo.

Ambos salieron y se subieron al auto de Talión.

—¿Donde estaban mamá, papá, sus parejas y tu pareja?. — inquirió Talión ya en viaje.

Su hermano rió. —Hubiese sido más fácil que preguntarás "¿donde están todos"?...¡Ja,ja!...
Salieron... todos por su cuenta... incluso mi mujer... tiene familia aquí pero quería ir sola... y después iba a pasar a donde unas amigas. — dijo, totalmente despreocupado.

—Andrea, también me decía lo mismo...

—No todas son como tu esposa Talión. Mel, no me va a engañar.

—¿Cómo estás tan seguro?.

—No lo estoy, pero lo creo con firmeza. Tiene familia y amigos aquí. Vos por que has tenido dos clases de mujeres a tu lado, tu esposa y a tu amante... ambas raras...

Talión hizo una mueca. —Amira... asi se llama, mi amante... ella me esta volviendo loco.

—Eso ya me ha quedado claro.

Por fin, llegaron a la casa de Amira nuevamente. Está estaba completamente a oscuras.

Se estacionaron y caminaron disimuladamente hasta la casa. Talión golpeó, esperando que esta vez si abriera.

Después de unos segundos, su hermano rodeo con disimulo la casa, para observar las ventanas.

Las tocó pero todas estaban trabadas.

Miró la hora en su reloj y suspiró. Se quitó la campera, con ella se cubrió el puño y rompió una de las ventanas.

—Talión ven...—Dijo en un tono de voz, no muy fuerte.

Ambos ingresaron por allí.

Una vez adentro, caminaron bajo la penumbra intentando encontrar algo.

—No veo nada— se quejo Talión.

—Si encendemos la luz podemos llamar la atención de alguien.

Las cosas estaban allí... Talión fue a la habitación y al observar la cama recordó todo lo que habían hecho en ella.

Saco su celular y marcó con la esperanza de ser atendido, el número de Amira.

Sin embargo, el celular sonó ahí adentro. Justo en la mesita de noche, del lado derecho.

Talión se acercó y lo tomó. Lo reviso, pero otra vez no encontro más que redes sociales donde no había mucho tampoco.

Después de algún tiempo, ambos decidieron salir.

—En sus redes tiene fotos con algunas amigas. — dijo Talión, subiendo al auto.

—Mañana las buscamos entonces.

—¿Y si le paso algo?.

—Lo sabremos.

Para cuando volvieron a su casa, su familia estaba reunida.

Aunque sus padres dormían, Andrea y Melody, se habían quedado conversando en el comedor.

Andrea sorprendió a Talión con un corto beso, mientras este, con disimulo se alejaba de ella.

—Con permiso estoy agotado— se excuso.

Se dió un baño y posteriormente se acomodó en la cama.

Aunque su mente no dejaba de pensar en Amira.

Tomó el diario que lo tenía guardado en el cajón de su mesita de noche y Leyó algunas páginas y apreció unos cuantos dibujos de otras.

—¿Donde estás?— se preguntó una y otra vez.

Inconscientemente buscaba alguna pista,sin en cambio el hecho de no encontrar nada, le hacía incluso cuestionarse todo lo vivido.

¿Amira era real?, se preguntaba.

Por venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora