5

3.3K 74 1
                                    

Ya en la habitación de Amira, Talión la beso con pasión y la empujo violentamente a la cama.

—¿Te gusta que sea asi, no putita?... — le susurró, ardiendo de deseo. —Mirá la zorra que eres... debería castigarte por eso.

  Escupió su cara, y después tomándola desde su mentón, clavando sus uñas levemente, la obligo a abrir la boca donde también Escupió.

Entre besos y caricias llenas de lujuria, le fue arrancando la ropa, Amira también le quitó la de él.

Incluso hizo volar los botones de la camisa.

Bajo completamente y volvió a subir pero esta vez, besando con desespero desde sus pies hasta llegar a su entre pierna, donde se metió para apoderarse de la feminidad de su amante.

Amira, gemío apretando la cabeza de él con sus piernas, mientras Talión jugaba con su clitoris.

—¡Ah, si!...— deslizó, entre gemidos, que se escuchaban por toda la casa.

No paso mucho tiempo hasta que ella comenzo a temblar, su gemido se agudizó y sus piernas lo apretaron aún más.

Talión, abrió su boca sin dejar de mover su lengua y asi, pudo obtener todo sus jugos que gustoso saboreo.

Completamento agitado, perdiendo todo tipo de control sobre su respiración, Talión subió, pasando su lengua por su abdomen, hasta llegar a sus pechos donde se quedó, apreciando el sabor de ambos por turnos.

Mientras tanto, ya sin poder soportar un poco más de deseo, acomodó su virilidad y entró en ella por completo.

Dió paso a las embestidas, que por su fuerza, hacían que la cama golpeará contra la pared.

Tras unos minutos asi, Amira giró de un ágil movimiento; haciéndolo quedar abajo pero asegurándose de que su virilidad no se saliera.

Comenzó a mover sus caderas, apoyando sus manos en el pecho de Talión, quien masajeaba sus senos, al compas de sus gemidos.

De pronto, una llamada al celular de Talión los interrumpió.

Él la ignoró, asi que Amira siguió moviéndose. Pero en cuanto la llamada corto, otra vez volvió a sonar y asi una y otra vez.

—Quizás es una emergencia.— dijo Amira, parando sus movimientos.

—Es mi esposa— respondió Talión tomando el celular.

—¿La que te engaño?.

—¿Cuántas esposas pensas que tengo?. — Deslizó con Sarcasmo y procedió a abrir la llamada.

—Es tarde, ¿donde estas?, llame al hospital y me dijero que tu turno ya había terminado. — dijo, su esposa en cuanto el atendió.

—Estoy haciendo cosas, ire en cuanto pueda.

—Estas agitado, ¿estas corriendo?.

—Sí. Voy a cortar ahora. Hablaremos en casa...

Talión cortó y mientras dejaba el celular a un lado, Amira volvió a mover sus caderas.

Entonces, la agarró con firmeza de la cintura, dejando sus dedos marcados en su piel y comenzó a marcar el ritmo.

Las embestidas eran salvajes y violentas, ambos desbordaban deseo...

Juntos como si lo hubiesen pactado llegaron a sus clímax máximo. Mezclando todo en el interior de Amira.

Ella se dejo caer a un lado de la cama, esforzándose por no dormirse, pero le fue inútil, sus ojos estaban muy pesados para ganarle la batalla.

Talión en silenció la contemplo quedarse dormida y cuándo estuvo seguro de que se encontraba en un profundo sueño, se incorporó para taparla con una manta.

Además, movió su cabello largo para pasarlo por detras de su hombro, ya que este le había tapado la cara.

Se iba a ir, pero su cuerpo no reaccionaba y una voz en su interior le decía que "se quedará".

Pensó que estaba bien, si descansaba un rato allí y después se marchaba, ya que conducir cansado podía ser motivo de algún accidente.

Lo que no medito y de lo que tampoco se percató fue ese movimiento inconsciente que hizo, cuándo Amira se dió vuelta y le dió la espalda.

Pues; nunca había abrazado a alguien para dormir, pero ahí estaba pegándose a la espalda de Amira y poniendo una de sus manos en un seno.

Despertó después de la salida del sol, el turno próximo era en la noche, asi que, se levantó y vistió mientras Amira aún dormida.

Estuvo tentando a despertarla para hacerle el amor nuevamente, pero luego desistió ya que estaba seguro que volvería a tener la oportunidad.

Asi que, se fue de allí pensando en que tenía esa mujer para volverse tan adictiva.

Talión llegó a su casa, una hora más tarde.

Su esposa no estaba, asi que se dió una ducha, después reviso las cámaras de seguridad mientras comía algo ligero.

Para su sorpresa, se encontro en un video a su esposa junto al mismo hombre que estaba en el restaurante, que de hecho ya lo conocía desde antes por que ella se lo había presentado como su mejor amigo.

Le resultó algo inquietante verlos tener relaciones en las cámaras, pues no sabía si su esposa había olvidado borrar las grabaciones o si las había dejado para que las viera.

Igualmente estaba agradecido, sino hubiese sido por eso, el no hubiese podido disfrutar de Amira.

Preparó algunas cosas en una mochila, agarro la llave de auto y salió de la casa.

Primero, pensaba en ir al hospital pero luego se arrepintió y fue directo al depto de Amira.

Cuándo llegó pasada las tres de la tarde, la vió hablando con alguien a lo lejos. Parecía nerviosa, asi que se acercó con cuatela.

Tanto ella como el sujeto hicieron silencio cuándo Talión se acercó.

Amiro lo observo sorprendida. Sin en cambio, reaccionó pidiéndole al otro sujeto que se fuera, pero este se nego.

—Hola.— acotó Talión, ya al lado de ella.

—Hola— saludo ella nerviosa.

—¿Quién es este?, ¿es el que te estas cogiendo ahora?. ¡Ja! ¿Ya le dijiste que cuando te aburras de él lo vas a patear como si fuera basura o vas a dejar que sea una sorpresa?.

—Vete Christopher... ya déjame en paz.

—soy su esposo— dijo mirando a Talión. —Solo eres uno más para esta zorra... te esta usando como hace con todos...

Talión frunció el ceño. —Supongo que lo sabes bien, sino no estarías aquí haciendo reproches como un dolido...

Christopher intento ir contra Talión pero Amira se puso en el medio.

—Vete o llamó a la policia y te denunció...

Christopher de mala manera se fue.

—¿Qué haces aquí?— le preguntó luego a Talión.

Él se encogió de hombro. —¿Puedo pasar o ya me usaste suficiente?.

Amira esbozó una sonrisa pícara. —Adelante.

Una vez adentro, Amira lo sorprendió tirándose encima de él y besándolo con mucho deseo, detrás de la puerta... otra vez, tenía planeado dar rienda suelta a su pasión.

Por venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora