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Habían pasado dos días.

Talión tenía varias llamadas de su esposa y de su jefe que no había contestado.

Sin en cambio, había puesto más atención al celular de Amira, y para su sorpresa este no había sonado ni siquiera una sola vez.

Guiado por la curiosidad, ocasionalmente lo revisaba para constatar que nada había llegado.

Esa noche llovía, pero Talión ya no podía dejar de lado su responsabilidad y Amira debía afrontar las suyas también.

Aunque estaba tentando a encerrarla por más días.

Había perdido la cuenta de cuantas veces la había hecho suya; pero aún asi, y pese a estar agotado, no podía quitarse ese deseo incontrolable de penetrarla una y otra vez.

Amira se estaba dando una ducha corta para finalmente salir al hospital, pues le tocaba la guardia.

Talión, se terminó de acomodar la ropa y se sentó en la cama a esperar paciente.

Entonces, vió en una mueble con muchos cajones, un conjunto de  libros apilados.

Se levantó y los miró uno a uno, algunos eran de lecturas y otros de medicina, en el medio de todo aquellos había uno más pequeño, al abrirlo curioso descubrió que se trataba de un diario íntimo.

Tan veloz como pudo, lo guardó en su mochila.

Al cabo de un tiempo, se fueron juntos al hospital.

—No creo que esto sea prudente. Si alguien nos llega a ver, podemos tener problemas. — deslizó durante en el viaje Amira.

Talión se encogió de hombros. —esta lluviendo,¿pretendes bajarte e irte en colectivo?.

—No, pero me gusta caminar en los días asi...

Sin darse cuenta, Talión colocó su mano en la pierna de ella y comenzó a acariciarla.

Amira si lo notó, y de inmediato se excito.

Miró la hora en su celular y observó que iban un tanto adelantados a la hora de trabajo.

Asi que, buscando encender el fuego también colocó su mano encima de la pierna de Talión.

Poco a poco la fue subiendo, el Profesor le regalo una mirada con picardía al entender sus intenciones.

En cuanto encontró un desvío, colocó la luz de giro y doblo.

Por suerte, era la ruta por lo que, nadie se detenía a no ser que fueran igual que ellos.

Se hizo a un lado, mientras Amira, ya se había acomodado para saborear su miembro con su boca.

—Ven... baja tus pantalones... — indicó Talión.

Ella lo hizo, mientras el hacía el asiento un poco más atras. Seguidamente la sentó haciendo que le de la espalda a él.

—¿Esta bien, si lo hago por atrás?. — Amira asintió.

Talión, separó sus nalgas mientras ella, sostenía su cuerpo con sus piernas para no caer del todo encima de él.

Una vez que coloco su miembro en su cavidad anal, le indicó que ya se podía ir sentando de a poco.

Talión ya se había preparado para darle su tiempo, ya que estaba consciente que era un tanto más doloroso. Sin en cambio Amira estaba desesperada por sentir su virilidad adentró, asi que, simplemente se dejo caer utilizando la ley de gravedad.

Claro, que no había considerado el dolor que eso le podía ocasionar, por lo que, ni siquiera pudo ahogar su quejido.

—¿Te encuentras bien?, ¿por que no fuiste despacio?.

Amira giró su rostro para verlo. —Por que soy una mujer empoderada, no una niña llorona...

Talión rió. —Amira... lo único que puedes lograr asi, es ocasionarte una lesión... debes ser paciente.

Ella lo ignoró y movió sus caderas, para dar comienzo al coito, pero Talión la detuvo.

—Espera... calma... debes esperar un poco... aún puedo ver en tu cara que te duele.

—Pero...

—No... no te muevas... además quiero sentirte asi un momento... que rico es tenerla dentro tuyo...

Amira se hizo para atrás, apoyando su espalda en el pecho de él.

Entonces, su profesor aprovechó para meter sus manos por debajo de su ropa y asi poder tocar sus pechos.

—Contigo olvido que ya no soy un adolescente con las hormonas revolucionadas— deslizó burlón Talión.

Amira se rió...

Luego, buscó los labios de él y tan pronto como los encontro se hundieron en un profundo beso.

Se empezo a mover poco después, mientras Talión separaba sus piernas y masajeaba su clitoris alternando con la introducción de sus dedos en su feminidad.

Los autos pasaban, pero aquello no parecía importar, esta vez, lo hacían un poco más despacio pero con la misma intensidad de siempre.

El profesor, sacó una de sus manos del seno de Amira y corrió la tela de su hombro, para morderla con un poco de fuerza.

Amira Gimió. Sus caderas se movían de forma frenética sin detenerse pero ella quería más.

Sentía un pequeño dolor, pero eso le gustaba.

La mano que Talión tenía libre; la colocó en su cuello e hizo presión a la vez que metía un dedo a su boca.

—Amira...— suspiró en un gemido Talión. —Di que eres mi puta...

—Lo soy, soy tu maldita puta... puedes destrozarme si asi lo quieres...

—Lo que quiero es cogerte una y otra vez...

Tiempo después, Amira tuvo su órgasmo aquél que mojo a Talión. Entonces, él acelero sus movimientos para poder "terminar" el también.

Se encargó, de meterla tan profundo como pudo, para evitar que alguna gota de sus fluidos, no quedará allí.

Cuándo Amira, se incorporó para moverse al asiento del acompañante, sonrió sastifecho, mientras veía como sus jugos se escapaban de la cavidad anal, para recorrer sus piernas.

Le dió una nalgada y le sonrió cuándo ella lo miró. Espero paciente a que se subiera el pantalón, después de acomodarse su ropa y encendió el auto.

—Ahora vamos— dijo.

Al llegar, ambos pasaron directo a los baños reservados para el personal, donde se cambiaron de ropa y se dieron una duchar rápida. Como habían varios baños, no hubo problema en que lo hicieran a la vez.

Cuando Amira estaba por salir, Talión la tomó de su mano y la pego contra uno de los armarios color plata que allí habían.

La beso apasionadamente, deleitándose con sus labios.

—Te veo más tarde— le dijo, para finalmente salir.

Se sentía "bien", hasta podría decir que estaba feliz pero no sabía por que a  ciencia exacta.

Hasta que vió a su hermano, junto a sus padres y esposa ingresar por la puerta del hospital...

—¡Talión hermano!...

Por venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora