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Talión se dirigió junto a su hermano, al depto donde tenía a Amira.

Al llegar, habló con los hombres a quienes les dió un poco más de dinero y nuevas indicaciones.

Aquellos sujetos le indicaron que Amira había estado gritando y para evitar problemas tuvieron que amarrarla y taparle la boca.

Talión aceptó con un poco de frustración aquello pero entendía que había sido necesario.

Ingreso junto a su hermano al interior de la vivienda y allí a la habitación.

Amira le dió una mirada amenazante en cuánto lo vió entrar.

Talión se acercó, la desató y le quito la mordanza de la boca.

—No grités, por que te volveré a tapar la boca— le dijo, determinante.

Los ojos verdes de Talión se clavaron en Amira.

—¿Qué carajo piensas hacer?, ¿mantenerne aquí hasta que te canses?, ¡no soy un maldito juguete!. — deslizó ella.

—Amira, calma. Solo quiero protegerte.

—Pues; tienes una idea muy de mierda de lo que es proteger... además no lo necesito.

—Bueno, yo si necesito saber que esta pasando contigo.

Amira desvío su mirada al hermano.

—¿Más cómplices de este secuestro?. No tienes idea de lo loca que estoy... te juro que esto no te lo voy a perdonar...

—De hecho, si sé de lo loca que podes estar. Pero no es un problema que me preocupe ahora.

Amira no dijó nada más, si él le complicaba la vida, entonces ella haría lo mismo, pero doblemente peor.

Sonrió perversamente y comenzó lentamente a mover sus manos.

Se mordió el labio inferior mirando a Talión quien en silencio, comenzaba a ponerse nervioso.

Se quitó la remera sorpresivamente.

—¿Qué haces?, detente ahora. — indicó Talión, mientras su hermano intentaba mirar hacía otro lado sin éxito.

—Obligame...— Murmuró dispuesta a todo Amira.

Talión trago saliva, aquellas palabras incluso lo llevaron a exitarse, sin en cambio, no movió ni siquiera un músculo.

Pesé a querer detenerla, vió como Amira se quedaba completamente desnuda. Su mirada, ocasionalmente se desviaba a su hermano, quien se notaba inquietó.

—Vete— le dijo a su hermano.

Pero este fue detenido por Amira, quien se había acercado a él y con una sonrisa burlona, se le arrodilló en frente.

Él de inmediato miró a Talión, quien estaba ardiendo de celos.

Cuándo Amira levantó sus manos, y las poso en el cinturón de aquél hombre Talión reaccionó.

—¡Te dije que te fueras!— le dijo a su hermano, tomando del brazo a Amira y alejándola de él.

Su hermano asintió y salió sudoroso, por aquél extraño momento.

—¿Qué carajo crees que haces?— deslizó molesto Talión...

—Jugando al igual que tú...

—Pues; cambia de juego por que no te lo voy a permitir... no dejaré que otro hombre te toqué.

—¡Ohh!... ¡Tienes esposa idiota!.

—¿Y eso que?, no parecía molestarte al principio.

—No, por que se supone que era solo una aventura... pero ahora me tienes aquí, queriendo jugar ¿a Qué?...

—Tú me importas.

Amira dejó escapar una fuerte carcajada burlona.

—¡Ah Dios!— suspiró. —¿ y si te importo tanto por que no has dejado a tu esposa?.

Amira se acercó a él lo suficiente para rozar sus labios.

Talión trago saliva. —No me has dicho que la deje— deslizó.

—¡Ja,ja!...

—¿Cuál es el chiste?. Amira, solo quiero cuidarte.

—He sobrevivido todos estos años sola, ¿que te hace pensar que necesito que me cuides?.

Talión suspiró.

—Déjame en paz y vuelve con tu esposa.

—No quiero volver con ella.

Amira volvió a reír otra vez. —Esos versos que son recurrentes en todos los hombres... ¿te has puesto a pensar que la mayoría de los hombres que se quedan con la amante es por que su esposa los descubrió y fue ella quien decidió separarse?... por voluntad propia nunca dejaría a su esposa... pasa contigo incluso, que aunque te haya engañado, sigues estando a su lado.

—No tenemos vinculo.

—Duermen en la misma cama, ¿no es asi?.

—Pareces celosa.

—No lo estoy, no te ilusiones. Solo quiero que me dejes ir.

Talión acarició su rostro dulcemente.  —¿Porqué te pones asi?, siento que sos como un felino, asustado que solo quiere cariño.

—Yo siento que eres un idiota y no te pregunto por que lo eres.

Amira se alejo de él y se sentó en la cama.

—No te vas a ir...— acotó Talión. —Lo siento, pero no hasta que me digas algunas cosas que quiero saber...

Talión se acercó a ella y ambos cruzaron miradas. —Si, soy un idiota... asi que no me ofende que me lo digas.

—Voy a hacer de tu vida, un infierno Talión. Nadie puede encerrarme y pensar que nada va a pasar.

—Te vez hermosa enojada... — deslizó Talión, acariciando su rostro.

—Talión por favor— ella atrapo su mano y la acarició. —Déjame ir.

—No puedo... no puedo.

—Mi abuela es una mujer grande, me necesita... si le pasa algo por tu culpa jamás te lo perdonaré.

—¿Donde vive tu abuela?, yo mismo me aseguraré que tenga todo.

Amira no lo soporto más, tenía un molesto nudo en su garganta  y mucha rabia. Golpeó el rostro de Talión con fuerza.

—¡Déjame ir!— le gritó. —¡¿Acaso no lo vez?!... no solo se trata de eso...

Amira ya no pudo decir nada más. Allí en aquella habitación, había un baño, entonces se encerró allí.

Ya no podía seguir ocultando su llanto, y no quería que la viera asi. Por lo que, fue lo mejor que pudo hacer a su criterio.

Talión se acercó e intento abrirla pero notó que la había cerrado, no le pareció raro ya que detrás de la puerta habían dos seguros.

—Amira...— la nombró pero ella no respondió. —Tengo que irme pero volveré— dijo luego.

—¡Vete con tu esposa! ¡maldito infeliz!.

Talión escuchó el grito de Amira y se sintió algo extraño, no le podía objetar nada, en efecto, él seguía al lado de Andrea.

Salió de la habitación y habló con los hombres que la cuidarían. Les dijo que era una mujer "difícil" por lo cuál debían tener cuidado, sabiendo que usuaria cualquier momento para escapar.

Sin en cambio, lo que Talión no sabía es que Amira ya manejaba sus propias opciones y de allí ya había planeado salir... viva o muerta.

Por venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora