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Talión se dedicó a dar unas vueltas, mientras uno de sus colegas le daba las clases prácticas a todo los alumnos.

Debes en cuando, cuándo se topaba con la clase, observaba con una sonrisa burlona a Amira.

—Talión,— lo nombró una enfermera mientras llenaba unos papeles en el escritorio de recepción.

Él levantó su vista.

—Acaban de llamar de emergencias, hubo un accidente en una fabrica... se prendió fuego, vienen muchos heridos aquí.

—Bien, tenemos que organizarnos.

Justo en ese momento su colega, aquel que dictaba la clase se acercó con los alumnos.

Talión observó a Amira con disimulo pero esta, le devolvió una mirada fulminante.

Le parecía gracioso que se enojara por dejarla con ganas de un órgasmo, por lo que debió contener la risa.

Se dispuso a hablar con su colega, sobre los heridos que venían y se dividieron los alumnos para dirigirlos.

Disimuladamente, Talión se aseguro de que Amira se quedará con él, asi que una vez que se dividieron, los alumnos recibieron órdenes de prepararse.

Talión siguió a Amira, quien se metió en los "cambiadores".

Cuándo el entró, la descubrió guardando unas pastillas.

—¿Tienes problemas de adicción con drogas también?— se burlo. —eres un caso perdido.

Amira, se agitó pues se había asustado por que no lo había escuchado entrar. .

—Son aspirinas... sufro de dolor de cabeza pero no tengo dinero ahora para comprarme... son solo unas pocas hasta que compre...

—¿piensas que voy a sentir lástima por ti?.

Amira se encogió de hombros.— un hombre que es capaz de dejar a una mujer a medio camino del órgasmo, no creo que tenga sentimientos...

Talión dejo escapar una fuerte carcajada.

—¿Estás enojada por eso?.

Sacó de su bolsillo un sándwich cerrado y estiró su mano, ofreciéndole la comida.

—Ten, debes alimentarte...

—No quiero.

Amira evitaba mirarlo y si lo hacía era de mala manera.

Talión se acercó a ella desde atrás, atrapandola entre el casillero y él. Dejo a un lado el sándwich.

Beso su cuello y llevo sus manos a los pechos de la jóven para masajearlos por debajo del uniforme.

—Era un castigo... ahora debes portarte bien...asi que se buena niña y come, sino quieres seguir con las ganas.

Amira se giro y lo sorprendió con un beso lleno de deseo. Talión respondió con gusto aquél choque de labios, moviendo sus manos hasta llegar a sus nalgas.

Apretó y masajeo sus nalgas durante el beso.

—Quiero cogerte duro, pero no podemos ahora. Come y te espero en la sala de recepción, tenemos heridos que atender... pero come, que no quiero que te desmayes. — dijo Talión. Le dio un corto beso y se marchó de allí acalorado.

Se acomodó el guardapolvo blanco, mientras iba hacía la entrada del hospital.

Algunas ambulancias ya estaban llegando, asi que se puso a trabajar, para mantener la mente ocupada.

Allí en la entrada, revisaban a los heridos y les ponían una pulsera de distinto color según lo grave que estuvieran, para que los primeros en ser atendidos fueran las urgencias.

Talión y Amira cruzaban miradas debes en cuando, ella se ponía un tanto nerviosa y él se tensaba por no poder concentrarse en lo que hacía.

Además, se sentía tentando todo el tiempo por ella, y tampoco podía olvidar el hecho de que era casado y que aunque su esposa, lo había engañado, tener una amante iba contra su moral. Sin en cambio, no lo podía evitar, la veía a lo lejos hablar con los pacientes, sonreírles y darles tranquilidad mientras los atendía, a la vez recordaba lo ardiente que era y caía en el deseo de quererla solo para él y sobre él.

—¿Cómo va todo?— dijo acercándose a ella.

—Pues; lo sedamos para que no sintiera el dolor... — dijo, Amira mirando a una persona de edad avanzada con casi todo el cuerpo quemado. —¿va a sobrevivir?.

—Pues...— Talión tomó la carpeta con observaciones que había a un lado y negó. —Tiene más del setenta por cierto quemado, es un milagro que haya llegado con vida... ¿ya llamaron a los familiares?.

—Una enfermera se iba a ocupar de eso.

Talión, la observó unos segundos. —Hey, es normal... no podemos salvarlos a todos...

–Si, ya sé.

Asi continuaron el resto del turno, entre pacientes que se morían, otros a los que se les reservaba el estado y otros que se encontran bien.

Cuándo Amira salió del hospital eran ya las ocho de la noche y un mensaje llegó a su celular.

Respondió el mensaje, sin prestar mucho atención.

—¿te llevo a tu casa?. — la interrumpió Talión.

—No...

—¿Sigues enojada conmigo por parar antes de tu órgasmo?.

—Si...

—estas cansanda puedo verlo en tu cara... vamos deja que sea bueno y te lleve. 

—Esperaba que me ignorarás aquí...

—No puedo hacer eso... te me has vuelto adictiva con solo una noche... te veo y quiero cogerte duro...

Amira sonrió perversa. —¿Donde esta su auto?.

Talión dejo escapar una carcajada. —Eres como un niño al que le ofrecen dulces.

—Mi iría con cualquier que me diga que me quiere coger duro.

—¿Asi?.

Talión la guió a su auto mientras sacaba el celular para revisar mensajes . Otra vez, observo mensajes de su esposa que no contestó... se había alejado de ella desde que descubrió el engaño pero no estaba seguro si se quería divorciar.

Se subió al auto junto con Amira.

—¿No es peligroso que nos vean subir al auto juntos?.

—Todos están con todos en este lugar...

—Ah... mira vos.

Ambos se colocaron el cinturon de seguridad y comenzaron el viaje.

A medio camino, Talión sintió la mano de Amira, posarse en su piernas para posteriormente comenzar a subir lentamente.

La miró de reojo y la vió mirando fijo por la ventana.

Pronto apreció como aquella mano, le desabrochaba el pantalón para meterse entre su virilidad y el bóxer.

Talión largo un profundo suspiró, poniendo su atención al frente de sus ojos.

Amira, se apoderó de su miembro, comenzando con movimientos de arriba hacía abajo.

Cuándo estuvo bien erecta, sacó su mano y se solto el cinturón de seguridad.

Se acomodó en lo que se parecía a una posición fetal, volvió a agarrar la virilidad de Talión y se la metió a la boca.

Asi, mientras el conducía ella se deleitaba con el sabor de su miembro.

—No vamos a llegar asi— dijo Talión agitado, poniendo una de sus manos en su trasero.

Por venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora