Por venganza

30

Talión suspiró y se acercó a Amira, se sentó a su lado y tras acercarse lentamente le  dió un cariñoso beso en el rostro.

—me acabas de decir que te deje... es lo que hago... voy a comer en la cocina pero no por eso deje de amarte o amarlos...

—Si, claro...— deslizó Amira en un tono burlesco.

fue dejando en su rostro corto besos hasta llegar a su cuello, entonces,  estiró sus brazos, la rodeó y la presionó contra él.

—¿Qué te pasa?— inquirió Talión.

—Andrea...— Murmuró Ella. —No quiero que estes cerca de ella.

—Solo hablamos en ocasiones... pero entiendo... solo que es complicado...

Amira reflexionó en silenció. En efecto, podía entenderlo, después de todo, si ella estaba con su madre debían tener contacto.

—Esta bien...— deslizó abrazándolo también. —Son cosas tontas, lo siento.

—¿De verdad me estas pidiendo perdón?, creo que estoy soñando...— sonrió Talión. —Te amo...

—Trabaje como prostituta...

—Lo sé. A mi no me importa...

—Pero...

—Nadie es santo en esta vida...

—Estuve con muchos hombres, incluso por placer.

—Si, pero yo fui quien te embarazo... — presumió Talión. — sin importar tu pasado o el mio, nosotros tenemos algo especial... te quiero conmigo, quiero que seamos una familia... tú, Francis y yo...

—¿Quién es Francis?.

—Nuestro hijo— respondió Talión con una sonrisa de lado a lado.

—Se llama Lirion...

—No, Francis...

—Talión, se llama Lirion y no pienso negociarlo.

— yo tampoco, tiene tanto de ti como de mi... asi que se llama Francis.

Pasaron algunos minutos más "discutiendo" sutilmente el nombre del pequeño, hasta que Amira, decidió comer.

—Yo te doy— dijo Talión, tomando los cubiertos.

—Puedo hacerlo yo...

—Si, pero asi te puedo "hacer el avioncito".

—No soy una niña...

—Lo sé.

Talión le dió de comer, haciendo ruidos mientras movia la cuchara como si volará, Amira no pudo evitar más que reir.

Luego de comer, se acostaron. No paso mucho tiempo para que ambos cayeran en un profundo sueño.

Al otro día, se levantaron temprano. Pues, Amira debía ir a clases y Talión al consultorio.

Él la llevo hasta la puerta del hospital, se despidieron con un suave beso y la promesa de verse a las cinco.

Y de hecho, asi fue...

—Toma, te traje esto para que comieras algo— dijo Talión acercándose a Amira, quien esperaba para ser atendida.

Amira recibió las galletas, mientras dijo un sutil "gracias", estaba nerviosa pero no hizo mención al respecto.

Se había estado controlando en el hospital y su obstetra de cabecera le juro mil veces que estas vez no había ningún problema.

Cuando fue su turno, ingresaron tomados de la mano, ambos sentía emociones tan fuertes que se les hacía difícil controlarlas.