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Talión la empujo a la cama, ya en la soledad de la habitación de Amira.

Ella se dejo caer, mientras sonreía con deseo.

Lo vió quitarse la ropa de manera brusca, mientras con sus rodillas se ubicaba en el colchón.

Amira, hizo lo mismo.

Seguidamente, Talión atrapó sus labios otra vez, mordiendo sutilmente el inferior.

En unos cuantos segundos, se le subió encima, clavo sus penetrantes ojos verdes oscuros e hizo una leve mueca.

Esta vez no se detuvo para recorrerla con su boca, estaba ansioso por entrar en ella.

Y eso hizo, a la vez que su mano hacía presión en el cuello de Amira.

—Se buena, y mantén el maldito contacto visual conmigo. ¿Quedó claro?.

Amira asintió y lo obedeció. Talión comenzó con sus embestidas, lo hizo despacio, sintiendo como sus pieles internas se abrían paso para él una vez más, apreciando como sus pechos se movían cuándo él la embestia.

Por lo que, sin dejar de mirarla a los ojos, se pegó más a ella, hundiendo sus pezones contra su pecho.

—Di mi nombre... ¡Quiero que grites el nombre de la persona que te esta cogiendo!, ¡que todos tus vecinos sepan que soy yo quien te hace temblar de deseo!.

—Talión... —Gimió Amira.

Acompañando las embestidas de él con movimientos de su cadera.

—¡Más fuerte!...

—Talión...

Él aumento el ritmo, mientras dejaba escapar algunos gemidos de placer.

—¡Maldita sea, eres tan adictiva!— le dijo acabando dentro de ella, al mismo tiempo que Amira se aferraba a su espalda, sintiendo su propio órgasmo.

Pero Talión no se detuvo, siguió moviéndose hasta que al poco tiempo después, su virilidad estaba erecta nuevamente.

Volvió a acelerar sus movimientos, y posteriormente se detuvo abruptamente.

Amira se abrazó a él, a la vez que Talión se metía a la boca uno de sus pechos.

Lo saboreo unos minutos y volvió a mirarla.

—Dame un segundo— le dijo riéndose.

Amira también dejo escapar unas carcajadas.

—tengo curiosidad...— dijo Talión mientras se recuperaba buscando seguir con el coito. —Ese hombre, dijo que era tu esposo...

—Sí, lo es...

—Pero...

—¿Qué?, tú también eres casado y yo no te pregunto nada.

—si, pero... al menos sabes que me engaño... ¿están separados?.

—Sí...

Talión no preguntó nada más, aunque estaba lleno de intriga, la notó nerviosa y la verdad que tuviera curiosidad no significaba que estaba seguro de intrometerse en la vida de otros.

Asi que, la volvió a besar y nuevamente  empezó a embestirla, sin parar hasta volver a acabar dentro de ella.

Sin quitarle los ojos de encima continuó, y asi estuvo durante gran parte del día.

Finalmente se detuvo, por que ya no podía más. Se colocó al lado de ella y se relajó por completo.

Amira, sentía dolor en sus piernas, que estaban como si hubiese corrido por horas sin calentar.

—No sé como voy a hacer para ir a la facultad— deslizó en un murmullo— me duele todo...

—¡Ja,ja,ja! — se burló Talión. —Di que estas enferma... una falta no influirá en nada, además yo te averiguo que temas dieron y en lo que debes hacer incapie para el exámen.

Agarró su celular y llamó al hospital, donde afirmó estar enfermo para presentarse a la guardia.

Hasta ese momento, había sido un profesional intachable, por eso el presidente del hospital no lo cuestiono.

—No eres la única que no puede más. — dijo Luego, bostezando.

Se quedó dormido poco después, junto a Amira.

Al pasar las horas, despertó. Miró a su alrededor y no encontró a Amira.

Su celular sonó, asi que lo tomó y al ver que era su hermano atendió.

—¡Hee!... hasta que decidiste atender... mamá estaba preocupada, pensaba que algo te había pasado.

—Estoy bien, si es lo que quieres saber.

—¿Qué tal tu mujer?, ¿ya están esperando gemelos?.

—No...

—Escucha Hermano, papá y mamá van a dar una cena para unir a la familia, ya sabes... esas cosas que se les ocurren a ellos en un intento de que todos nos llevemos bien. Se que trabajas mucho pero sería bueno que pudieras venir junto a tu esposa... papá a conocido a una mujer hace algún tiempo y desea integrarla a la familia, lo mismo con mamá, ella es feliz junto a Fernando y...

—¿Sigue con fernando?, ¡Ja!... pues, me alegro que sea feliz junto a su marido, pero tengo mi vida y no sé si podré asisitir. Ojala mamá y papá se hubiesen llevado asi de bien en nuestra adolescencia, nos hubiesen hecho la vida más fácil.

—Son personas aprendiendo a vivir más allá de su edad... solo intenta venir ¿si? Mamá y papá ya son grandes y no nos queda mucho tiempo con ellos.

—Haré lo posible.

—Bien, te mando la fecha por escrito para que no se te olvide.

—De acuerdo.

Talión cortó y salió de la habitación rumbo a la cocina, allí encontro a Amira, cocinando, en ropa interior y sonrió.

La observó desde atrás y se acercó a ella luego, sorprendiendo a la jóven.

Se arrodilló frente a ella y paso su lengua por su nalga derecha.

Amira lo miró sonriendo. Seguidamente dejo escapar un gemido al sentir los dientes de su profesor, enterrandose en su piel.

—Ahora estas marcada por mi— dijo burlón.

—¿Tienes hambre?.

—Si, mucha.

—De acuerdo, siéntate en la mesa...

—Como ordené la señorita — deslizó sarcástico.

Se sentó y Amira le puso un plato en frente con comida.

Talión empezó a comer en silenció, un tanto dudoso o más bien nervioso.

—¿Te pasa algo?. — preguntó Amira al verlo asi.

—Tengo ropa en mi auto... se que es una locura... pero crees... que... no sé... ¿me puedo quedar aquí solo esta vez?.

Amira sonrió. —Esta bien... puedes quedarte.

—¿Tu esposo no...?.

—Ya lo hablamos... Mirá... estamos separados... a veces viene a joder mi vida pero nada más.

—¿Fuiste tú quien tomó la decisión de separarse entonces?.

Amira asintió, mientras comía a su lado. —Si, somos de culturas distintas... eso no podía salir bien...

—Ya veo... aunque si había amor...

—No, no lo había...¿podemos dejar de hablar de eso ya?, yo no te pregunto que tal te va con tu esposa.

Talión la observo en silencio, se ponía inquieta con aquel tema.

—¿te molesta si me doy un baño?— dijo luego.

Amira asintió. —ya sabes donde esta el baño, ahora te alcanzo toallas limpias.

—Esta bien— Talión se levantó y se acercó a ella. —No he tocado a mi esposa en mucho tiempo...— le susurró al oído. —Y no tengo planes de hacerlo.

Por venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora