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Talión no dijo nada, salió de la habitación habló unas cuantas cosas sin importancia con los hombres de la cocina y luego se subió a su auto.

Buscó el "almacén" más cercano, donde compró algo para comer y unas cuántas bebidas alcohólicas.

Volvió a aquél lugar.

—Pueden irse, podre con esto solo... los llamaré cuándo necesite que vengan a custodiar el lugar— les dijo a los hombres.

Aquellos sujetos, asintieron y salieron en silencio.

Cuándo quedó solo, preparó lo que llevaba para comer y lo dividió en dos. En una bandeja puso una porción y se lo llevo a Amira quien dormía.

Después, destapó una botella de vino que había comprado y comenzó a beber al mismo tiempo que se fumaba un cigarro que seguramente uno de los hombres que trabajaba para él había olvidado.

Por un momento sus recuerdos lo golpearon y sintió como si de un pestañeo hubiese vuelto a su pasado, cuándo nadie daba dos centavos por él y muchos menos le creían cuándo decía que sería médico.

De repente, tuvo la impresión de ser un adolescente entrando a su etapa adulta, entendiendo la vida y sintiéndose un fracasado en todo los sentidos.

Utilizando cualquier cosa que sin importar si era buena, le servía para calmar lo que sea que sintiera adentro suyo.

Después de unas cuántas copas, lo sorprendió Amira.

—No sabías que fumabas— le dijo, sentándose a su lado. Talión la miró de reojo.

—Siempre he tenido problema con las cosas que causan adicciones... —Murmuró luego, llevó el cigarro a la boca, — cigarros, alcohol, drogas, mujeres...

Amira tomó la copa y bebió vino. El silenció reinó entre ellos.

Talión se dedicó a fumar,  y Amira tras tomarse toda la bebida de la copa agarró la botella.

Le dió un par de largos tragos, mientras Talión la miraba de reojo.

De pronto, el celular de Talión sonó.

Estaba arriba de la mesa, por lo que ambos miraron en su dirección. En la pantalla el nombre "Andrea" se exhibía.

—Te llaman— deslizó Amira, al ver que el no se inmutó.

Tras unos segundos más, su curiosidad le gano, y pesé a que Talión intento detenerlo, atendió la llamada.

Sin en cambio, no dijo nada...

—¿Talión?...— la voz de Andrea se escucho por toda aquella sala, en cuánto Amira puso al altavoz.

Andrea insistió con una respuesta, hasta que Talión pronunció un seco "¿Qué?.

—Talión por favor, ven a casa, alguien quiere entrar... ya llame a la policía y la alarma cerró todas las puertas, pero aún quieren entrar...

Andrea, sollozaba... Talión estaba un poco ebrio, por lo que le tomo algo de trabajo reaccionar.

Cuando lo hizo se paró y miró a Amira, quien le devolvió la mirada.

—Esa es tu vida— sonrió Amira, tomando de la botella. —Salva a tu esposa...

—Busca tus cosas...

—¿Qué?...—Amira lo miró confundida.

—Tu ropa, pontela rápido.

Amira no entendía por que quería que se vistiera pero no lo pudo meditar mucho ya que Talión la tomó del brazo y la llevó a la habitación, la obligo a vestirse y después la volvió a agarrar del mismo modo, para finalmente salir con ella afuera del depto.

—Vete... — le dijo Talión.

—¿Asi?, ¡ni siquiera se donde estoy!.

—Ese no es mi maldito problema. — Talión se subió al auto y la dejo sola allí.

En su pecho sentía una extraña presión pero ni siquiera fue capaz de mirar hacía atrás por el retrovisor.

Incluso si ella fuera un caos, estaba dispuesto a arrasar todo a su lado pero no siendo su juguete y si para ella, él era solo uno más entonces lo mejor es que se fuera, tan lejos de él como pudiera.

Para cuándo llegó a su casa, la policía ya había detenido a los delincuentes.

—Todos menores— le dijo un oficial. — pero mayores de dieciséis... asi que serán juzgados igual.

Andrea se tiró encima de él justo después y lo abrazó con fuerza.

Talión no le devolvió el abrazo pero decidió ser más compasivo con ella, después de todo, sabía que una situación asi puede asustar mucho.

—Calma— le murmuró. —Ya todo acabo.

Mientras tanto, Amira caminaban sin rumbo, hasta poder ubicarse. Cuándo por fin lo hizo, se dispuso en volver a su casa algo extraña.

Talión se dió un baño en su casa, después de que los policias se fueron. Andrea se quedó en el sofá contando la situación por llamada a una de sus amigas.

Corto en cuánto vió bajar a Talión.

—Cancela el divorcio...— Murmuró Talión. Pensando en que si Amira se sentía igual que él. —Me quedaré contigo.

—Entonces, ¿lo volveremos a intentar mi amor?— deslizó emocionada Andrea.

Talión asintió. —Tomará tiempo.

—Te amo tanto...

***

El amanecer daba un hermoso paisaje pero Amira estaba muy cansanda para apreciarlo.

Llegó después de horas de caminar a una casa donde golpeó.

Tras unos segundos de espera, su ex esposo le abrió.

—Vaya... — dijo él.

—Hola— murmuró ella.

—Entonces, ¿te volviste a romper no?.

Ella asintió, conteniendo sus lágrimas.

—Nadie será capaz de amarme, no quiero escuchar que arruine otra vida.

—Entra...

Amira paso en silencio y se sentó en un pequeño sofá, se quitó los zapatos y su ex marido le entrego un vaso de agua que había ido a buscar.

—No quiero reprochar nada, pero de mi también te escapaste. Debes perder tu miedo, por que nunca podrás estar en una relación.

—Puedo sola.

—Eso no lo dudo, pero aún asi... no todos somos iguales.

Amira hizo una mueca con forma de sonrisa. —¿No entras a una jaula llena de leones esperando que uno no te coma no es asi?.

—Si, pero...

—Yo no me vinculo con gente esperando que no me lastime. Además... pude cumplir mi fantasía con él... y es mejor asi. Que el siga viviendo su vida junto a su familia, y que tal vez ocasionalmente me recuerde como la loca que se le regalo.

—Hay muchas cosas que quería saber... un poco más y tal vez lo lograba.

—¿Talión?.

—si... pude saberlo cuando me miró a los ojos el día que fue al bar a buscarte.

Amira se tiró hacía atrás en el sofá y cerró sus ojos. —Ya no importa... ahora es cosa del pasado.



Por venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora