35 final.

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La policía llegó a la casa de Amira, buscando a Talión pero al escuchar los disparos entraron derribando la puerta.

Amira dejó caer el arma al piso, el bebé lloró, ella lloró...

—Talión — dijo, caminando impactada hacía él.

—Estoy bien, la bala me rozó no más.

La policía entró, vió la escena.

Amira se abrazó a Talión, todo le parecía una pesadilla.

—Tengo que ir por mi bebé — le dijo a la policía — no quiero que lloré...

Una oficial fue por el niño pero no se los dió. Debieron explicar todo, sin en cambio, para su suerte el lugar tenía cámaras, Talión las había puesto en principio por desconfianza...

De igual modo, la policía investigo pero luego de confirmar la versión de ellos, le entregaron al niño, revisaron a Talión pero este había tenido unos increíbles reflejos, en efecto la bala solo lo había rozado.

Debieron quedarse en un hotel por unos días, luego regresaron a la casa cuándo la policia se los permitió.

Juntos limpiaron todo...

—¿Estás bien?– Inquirió Talión, cuándo por fin acabaron de limpiar.

Ella asintió  —¿Ya podemos ser felices no?.

–Eres muy valiente... quizás no siempre lo seamos pero siempre vamos a superar todo juntos— dijo Talión abrazándola. —Nos tenemos el uno al otro...

—Siempre suena a mucho tiempo...

—Tardamos demasiado en encontrarnos, lo que tenemos tiene que durar mucho más.

Días después le dieron sepultura a la abuela de Amira, Talión no volvió a hablar con su familia pero no importaba por que para él lo único que necesitaba era a Amira y a su hijo.

Para cuando Francis cumplió seis meses, Talión y Amira hicieron un pequeño festejo, solo estaban ellos tres en el registro civil...

—Acepto— dijo Amira, después de que el juez le preguntará si se quería casar con Talión.

Señaron su unión después de firmar con un beso, había sido la boda más simple que el juez había llevado a cabo, pues, para ellos no importaba hacer una fiesta.

De hecho, después del registró civil, fueron a comer a un lugar de comidas rápidas.

Sin embargo, sus risas siempre estuvieron ahí.

—Ahora que Francis se durmió, podemos festejar nuestra unión ¿no te parece?— Susurro Talión en el oído de Amira, horas después de llegar a su casa.

Amira sonrió, estaba de espalda asique volteó y lo besó.

—He esperado todo el día esto— dijo.

Se fueron a la cama, después seguidamente a quitarse la ropa el uno al otro mediante besos.

Talión la recorrió por completo con sus labios y Amira hizo lo mismo... se tomaron todo el tiempo necesario, aunque sabían que podian ser interrumpidos por el llanto de Francis en la otra habitación, no se preocuparon por lo general dormía toda la noche.

Amira se acostó en la cama, él se colocó encima y la invadió por completó.

—Te amo...— le dijo, dando pequeño movimientos suaves.

—También te amo Talión.

El amor que sentían era demasiado grande y si bien ya no se limitaban para nada, esa noche todo fue mucho más intenso.

Fin...

*****

Extra.

Talión llegó por la tarde a su casa, la sala estaba llena de juguetes, sonrió al escuchar la contagiosa risa de su hijo.

Estaba por cumplir su primer año de edad y ya había dado sus primeros pasos.

—Hola pequeño Pinguino— le dijo burlón Talión, por la manera en que caminaba.

Francis estiró sus brazos y él lo cargo de inmediato.

—Dame— le dijo Amira, después de darle un corto beso en saludo.

—No, ¿Porqué?, es mío ahora... vos lo has tenido todo el día...

Talión agarró firme a Francis y salió corriendo con él, el niño se reía muy fuerte, al igual que Amira que los seguía de atrás.

—Tiene que bañarse, después te lo doy de vuelta. — comentó Amira.

Talión corrió al patio. —¡Mirá!, es un avión...

Levantó al niño e hizo ruidos con su boca.

—¡No es un muñeco Talión!...

Sin en cambio, a Amira le divertía escuchar a su hijo reír mientras su padre jugaba con él.

—Nunca podrás atraparnos— dijo Talión de forma burlona.

Corrieron por toda la casa, Amira los perseguía, Francis se abrazó muy fuerte a su padre, a la vez que él corría.

Hasta que Amira tuvo una idea. Se acercó a la canilla y la abrió.

Tomó la manguera de riego y los mojo, asegurándose que él más afectado fuera Talión.

La cara de Talión de asombro junto a la exclamación que hizo al sentir el agua en su cuerpo, hizo reír todavía más al bebé.

Luego se sentaron en el césped.

Talión beso a Amira y le recordó que la amaba.

Claro, no siempre tuvieron buenos días, a veces el cansancio les ganaba y debes en cuando los celos, hacían que pelearán pero cuando se iban a dormir, se abrazaban fuerte por que lo único que querían era seguir luchando por lo que tenían 

Además, Francis había obtenido la personalidad de sus padres y le encantaba molestarlos.

Es por ello, que un sábado por la tarde, ya habiendo cumplido su primer año, caminó hasta el sofá donde estaba Talión.

En una de las esquinas, había una planta, asi que tras darle una sonrisa pícara a Talión, se acercó a ella.

—No la rompas— le dijo Talión, sabiendo cuales eran sus intenciones, el pequeño le volvió a sonreír, estiro su mano y agarro una hoja de la planta. — Francis no lo hagas...— Talión se paró, para sacarlo de ahí, pero antes de que el llegará a tomarlo el niño había arracando la hoja e intentando escapar entre risas.

Amira lo observó a la distancia y no pudo evitar reírse. Talión le reprochó su conducta, pero luego lo lleno de besos por que no pudo resistirse a la ternura que le daba.

—Tu hijo, rompió la planta otra vez— le dijo a Amira, acercándose a ella.

—No hay remedio... habrá que castigarlo para que aprenda.— sonrió Amira.

—Si, creo lo mismo... me voy a quedar con tus juguetes— le dijo burlón a Francis.

—Talión es en serio, sino va a romper todo...

—Pero míralo, tiene cara de haber entendido, yo digo que hay que tirar la planta...

—Talión...

Él la ignoró y se llevo al niño al sofá donde juntos se dispusieron a ver una película animada...

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⏰ Última actualización: Jan 24, 2023 ⏰

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