La lata se resbaló de mis manos para resonar con un golpe hueco sobre el durmiente de las vías. Recogí el aerosol naranja y lo agité mientras estudiaba el dibujo a medio acabar. Esquivé las vías para encastrar el pie en una columna y trepar a la altura de la cabeza del perro. Cada tanto sentía la vibración de los motores deslizándose sobre mí, por el puente de concreto que atravesaba las vías.
Todavía me dolía la pierna donde Cherry me disparó, pero bastaba con apoyarla lo menos posible para olvidarme de ello, apenas un recuerdo amargo.
—¡Eh! ¡EH!
Detuve un trazo anaranjado por la mitad para ver la figura de colores desgarbados que trepaba el muro grafiteado y saltaba del otro lado, energético y torpe, como si llevara encima un buen boost de quién sabía qué droga. A pesar de la penumbra, distinguí esa sonrisa descalabrada en su boca, los picos despeinados que apuntaban aquí y allá en su cabeza mal decolorada. Escuché el bufido de Meg a algunos metros, donde se había recostado.
Tropezó al llegar a mi lado, jadeando por la carrera innecesaria.
—¡Tienes que escuchar lo que la gente anda diciendo!
—Me vale —musité, concentrado en lo mío.
—No cuando sepas a quién culpan del incendio.
Torcí el gesto en una mueca de desagrado —Franco lo dijo tan ligero y orgulloso que estuve cerca de partirle el rostro de un puñetazo— y me forcé a prestar atención a los trazos pintados con aerosol. Ya sabía a quién culpaban; los videos que Cherry misma había visto y que por poco me costaron la vida estaban ahí. Ella había encontrado una excusa, fuera cual fuera, para no matarme tras esos videos, pero el disparo había sido inevitable, y estaba convencido de que ella tenía clara la posibilidad de que un disparo en la pierna resultara fatal.
—La idea fue tuya —gruñí.
—La gente no cree eso.
—Y una mierda, yo no lo empecé.
Escuché el golpe de latas cayendo y chocando entre sí.
—Eh, yo creo que sí lo empezaste. —Esquivó a saltos la pintura para rodear las columnas del puente y entrar en mi campo de visión—. Saben que ella te disparó por eso, pero algunos dicen que no se molestó en matarte porque no le interesas lo suficiente. Una chorrada, ¿eh?
—Suena a la mierda más estúpida que... —Me detuve. Dejé caer la mano con la pintura a un costado del cuerpo—. ¿Quién lo dice?
—¿Yo qué sé? Son los que dicen que no tienes los huevos para empezar algo así. Hermano, ni siquiera te unes a nuestras reuniones, me dejaste todo lo que tenías para vender, la gente habla, ¿sabes? Hablan mucho. Ahora resulta que les interesas, ¡ni siquiera recordaban tu nombre! ¡Ahora todo es Fuego esto, Fuego lo otro! Andan por ahí preguntando quién es fuego. ¡Toma! ¡A que suena bien!
ESTÁS LEYENDO
Solvente de mariposa
Misterio / Suspenso[Esta es una segunda parte, lee la sinopsis at your own risk] Lo único de lo que se habla en la ciudad es del Gran Incendio. Tadeo es la cara del caos, sin importar cuánto lo niegue, y Cherry no está nada contenta con el asunto. Mientras tanto, Wal...