Dicen que darle una segunda oportunidad a alguien es como entregarle de nuevo un revólver con una bala. Si la primera vez no logró herirte lo suficiente como para no perdonarlo, es probable que con la segunda lo consiga.
Ahora sabe exactamente qué te lastima y qué te hace fuerte frente al dolor. Aun así, algunos eligen arriesgarse y dar esa segunda oportunidad.
Porque hay cosas de las que no se puede volver atrás, ni lamentar no haber hecho: una palabra dicha, una oportunidad perdida y una bala disparada.
DONES Y MALDICIONES
CAPITULO:
SEGUNDA OPORTUNIDAD
—Solo para terminar, necesito que abras la boca, Quimey. Tus heridas están libres de infección, son solo superficiales; afortunadamente, en unos días ya no tendrás nada —me dijo la mujer sonriente mientras tomaba mi mentón para poder examinarme—. Estamos listos. Mañana, a esta hora, debes venir a la enfermería para poder cambiar el parche de tu sien y mentón.
—Gracias —le dije con una falsa sonrisa.
—Me imagino lo emocionado que estás de conocer a los demás —dijo la mujer mientras se sacaba los guantes y los tiraba a la basura.
—No se imagina cuánto lo estoy —le respondí con el mismo tono falso.
Ya hacía algunas horas que había llegado con Neculman, y aún no podía ni siquiera saber muy bien dónde me encontraba.
Salí de aquella enfermería desorientado, solo y adolorido; pues, a pesar de tener mis heridas curadas, parte de mi adrenalina se estaba desvaneciendo en mi cuerpo y, por supuesto, aparecieron los dolores del relajo.
La verdad es que no es que no los tuviera antes, pero la mente muchas veces juega buenas y malas pasadas. Una de ellas es el hecho de que la adrenalina puede bloquear los receptores del dolor para que te puedas centrar, de forma casi increíble, en lo que realmente en ese momento necesita de todas tus energías y recursos para salvarte, huir o pelear.
Es como si la mente le dijera al cuerpo: "¿Qué es un simple rasguño si estamos en peligro de muerte?". Podríamos considerarlo una de las buenas pasadas.
Es por eso mismo que, cuando la misma mente intuye que el peligro o la emergencia ya terminó, deja que nuevamente nos preocupemos de restaurar los detalles importantes en nuestro cuerpo.
Gracias a eso, ahora podía sentir algunos dolores fuertes en la espalda y cuello, sin contar con el ardor en la sien y el mentón.
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Dones y Maldiciones
Science FictionEn una sociedad impulsada por avances tecnológicos y científicos, un grupo de jóvenes psíquicos se enfrenta a una conspiración devastadora. Los Místicos, un grupo de esotéricos carismáticos, han maniobrado con habilidad a la sociedad y al estado, p...