20. Logica contra instinto

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El instinto entra en acción cuando tenemos que tomar decisiones rápidas bajo presion.

La razón es especialmente útil cuando tenemos mucha información y tiempo suficiente para reflexionar sobre ella.

Es ironico que a pesar de que seamos seres evolucionados, el instinto es algo que muchas veces supera a la razon.

Es como si por defecto supiéramos que hacer antes de que nuestra mente lo tenga que analizar.

Ese instinto se puede incluso conciderar una habilidad psiquica, porque muchas veces supera la leyes de la logica.

Ese instinto se puede incluso conciderar una habilidad psiquica, porque muchas veces supera la leyes de la logica

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DONES Y MALDICIONES

CAPITULO:

LOGICA CONTRA INSTINTO


Desperté con los gritos de Levican, que intentaba salir corriendo de la sala al ver que abría los ojos. Helena, a su lado, trataba de calmarlo.

Un dolor intenso recorría mi espalda. Lo primero que intenté al verme en la camilla fue levantarme, pero unas punzadas agudas me lo impidieron, provocándome calambres en las piernas. Además, mi cuello estaba envuelto en un collarín ortopédico que, aunque incómodo, era necesario para inmovilizarme. Sentía también el ardor de pequeños rasguños y heridas dispersas por mi cuerpo.

—Me alegra que ya hayas despertado, Quimey —dijo Helena con suavidad.

—¿Qué pasó? ¿Cómo están los chicos? —pregunté rápidamente, con tono nervioso.

—¡Vámonos, señora Helena! Es peligroso estar cerca de él —gritaba Levican, alterado.

—Tranquilízate, Levican, y deja de llamarme señora —respondió Helena con firmeza.

—Bueno, señora Helena, quédese sola. Yo me voy —dijo él, antes de salir corriendo del cuarto como un loco.

—Quiero saber qué pasó —dije, luchando por mantener la calma.

—Solo fue un accidente. Los demás están bien, solo con algunos rasguños superficiales —contestó Helena, con una voz suave que, en mi estado, me resultaba desesperante.

—¿Pero qué fue lo que pasó? —insistí, esperando una respuesta más concreta.

—No soy la indicada para explicarlo. Neculman vendrá en un rato y te lo dirá todo. Mientras tanto, buscaré a Levican para que te informe sobre tu estado. Te ruego que no te muevas de la camilla para no entorpecer tu recuperación —dijo Helena, mientras salía de la habitación con tono profesional.

Pasó una hora en la que permanecí acostado, quejándome del dolor en mi espalda y apenas pudiendo ver la pantalla que mostraba dibujos animados. Finalmente, Levican volvió a entrar, esta vez más calmado.

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