23. La Polilla

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Para muchos es difícil poder encajar en un mundo que a menudo te juzga y no te entiende.

Lo mismo le pasa a la polilla, la cual a pesar de no ser entendida, es uno de los insectos mas nobles y luchadores.

Se concidera por eso mismo, el simbolo de la esperanza y de la aceptación.

Pues la polilla no busca ser una hermosa mariposa, pues se acepta con su exótica elegancia nocturna.

Además a pesar de las calamidades, siempre concigue encontrar la luz.

Además a pesar de las calamidades, siempre concigue encontrar la luz

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DONES Y MALDICIONES

CAPITULO:

LA POLILLA

Seguíamos en el mismo lugar, parados, esperando que todo este asunto no tuviera más problemas para nadie.

Aún ni siquiera decía una palabra cuando Alen se acercó hasta donde estábamos con su cara llena de odio.

—Debiste haberte quedado al otro lado del alambrado, kalku —dijo mirándome con cara de repugnancia.

—No sé si te lo habían dicho, pero tus facciones se ven mejor cuando tu boca está cerrada —dijo Agel mirando al amargado muchacho.

—¡Cierra la boca! Él es una amenaza, un peligro. ¡Sayen, aléjate de él! —ordenó Aukan.

—La única amenaza eres tú, que andas estrangulando a la gente —le respondió inmediatamente Nahuel a Aukan.

—Disculpa por tratar de protegerte a ti y a todos nosotros —dijo Sakin secamente, parándose frente al rostro de Nahuel con mirada desafiante.

—Vamos, chicos, todo esto no es necesario —dijo Lig-ray.

—¿Cómo saben que él no está de parte de los místicos y que su plan es estar aquí con nosotros para poder espiar y sabotear nuestro objetivo? —dijo Alen.

—Lo sé porque soy una vidente que sigue su instinto y no los celosos caprichos de su amigo —respondió Agel.

—Pues déjame informarte que él es un kalku, y los de su tipo también tienen dones que pueden entrar en tu mente e influenciar tus decisiones, por lo que, en este preciso momento, él podría estar haciéndote pensar que es bueno cuando la verdad es que solo tiene malas intenciones —dijo Sakin.

Hubo un momento de silencio en el que todos miraban al suelo; otros me miraban a mí sin decir ninguna palabra, pero sus ojos revelaban la confusión que Sakin había causado en sus mentes con las últimas palabras que dijo.

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