3. Fuí, soy y seré

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A veces, lo único realmente nuestro, genuino y verdadero que podemos poseer, a pesar de no tener nada más en la vida, son los pensamientos. Ellos son algo único y sincero en nuestra cabeza. Es lo que nos define como seres especiales y con razonamiento.

Extrañamente, hay personas que se esmeran en distraer sus pensamientos. Es como si, en el fondo, no quisieran oír lo que su conciencia y alma quieren decir porque saben que la verdad de su mente puede ser cruda y, muchas veces, dolorosa.

Por eso se dice que quien no piensa es un mentiroso, pues disfraza su verdad con distracción. Quien no quiere pensar es un cobarde; le da miedo encontrar respuestas en su mar infinito de ideas. Quien piensa es alguien inteligente y valiente; afronta sus ideas y toma las oportunidades de las verdades y mentiras que su mente crea.

 Quien piensa es alguien inteligente y valiente; afronta sus ideas y toma las oportunidades de las verdades y mentiras que su mente crea

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DONES Y MALDICIONES

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FUÍ, SOY Y SERÉ

Obviamente, soy uno de los pocos que ha notado el verdadero juego que los Místicos han montado. La mayoría de la gente está tan impresionada con sus logros que casi los ven como dioses. Están fascinados por los grandes aciertos que han tenido y no ve más allá de esa imagen perfecta.

Mientras tanto, aquellos que están más enfocados en el lujo y el materialismo están encantados con el desarrollo del país. Los avances en infraestructura, la mejora económica y la calidad de vida han sido tan evidentes que han cegado a muchos. Están tan inmersos en el confort que no se cuestionan lo que realmente está sucediendo. Los Místicos han creado una ilusión de progreso que disfraza su verdadero control.

La fascinación por el lujo ha llevado a muchos a aceptar sin cuestionar el poder absoluto de los Místicos. Para ellos, la limpieza de las calles, los nuevos edificios y el crecimiento económico son prueba suficiente de que todo está bien. Mientras disfrutan de este aparente paraíso, no se dan cuenta del precio que están pagando.

Aquellos que cuestionan esta realidad y buscan ver más allá de la fachada son vistos como raros, mientras el resto sigue inmerso en su vida cómoda.

Así que aquí estoy, siendo uno de los pocos que no puede ignorar lo que está pasando.

En mi caso, ninguna de ambas cosas me impresiona ni convence. Las novedades tecnológicas no me llaman la atención, y no me trago lo de su asertividad en adivinación y poder sobrenatural. Si el súper desarrollo no me consigue convencer, menos lo han hecho aquellas cosas.

No soy escéptico, la verdad, aunque pueda sonar extraño, sí creo en lo sobrenatural. A pesar de lo que algunos podrían considerar como "payasadas", mi fe en estos fenómenos proviene de experiencias que he vivido a lo largo de toda mi vida. Desde que nací, he sido un Clarividente. Es una habilidad que me acompaña desde el principio, algo que, en ocasiones, me resulta difícil de aceptar por el temor a ser ridiculizado.

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