62. Palacio Mistico

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El Palacio de los Místicos es una imponente estructura futurista que se alza majestuosamente en el corazón de la ciudad, como un faro de poder y misterio. Sus imponentes torres de cristal y acero se elevan hacia el cielo, reflejando la luz del sol y creando un espectáculo deslumbrante.

En el interior, el palacio es un laberinto de pasillos y salas adornadas con símbolos esotéricos y místicos. Las paredes están revestidas de cristales que emiten una luz tenue y misteriosa, creando una atmósfera enigmática y fascinante.

Los Místicos son una enigmática entidad con un gran poder e influencia en las decisiones de la nación. Se dice que son capaces de predecir el futuro, leer las mentes de los mortales y controlar los elementos naturales con sus poderes místicos.

Solo unos pocos privilegiados tienen acceso al Palacio de los Místicos, y aquellos que logran cruzar sus muros se sumergen en un mundo de secretos y magia. Los visitantes son recibidos por sacerdotes y sacerdotisas vestidos con túnicas doradas y adornados con joyas relucientes, que los guían a través de sus oscuros pasillos hacia la cámara del Consejo, donde se toman las decisiones más importantes para el futuro de la nación.

El Palacio de los Místicos es un lugar de misterio y poder, donde la magia y la espiritualidad se entrelazan en una danza etérea que desafía la imaginación y nos invita a explorar los límites de lo desconocido.

El Palacio de los Místicos es un lugar de misterio y poder, donde la magia y la espiritualidad se entrelazan en una danza etérea que desafía la imaginación y nos invita a explorar los límites de lo desconocido

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DONES Y MALDICIÓNES

CAPÍTULO

Palacio Mistico

Entramos al Palacio Místico desde la azotea, moviéndonos con cautela por los pasillos laberínticos.

Nahuel, Aukan y yo sabíamos que este lugar era una fortaleza llena de secretos oscuros, pero no teníamos otra opción. Sayen y Borys ya estaban dentro, y teníamos que encontrarlos antes de que algo saliera mal.

El viento frío de las alturas nos golpeaba mientras avanzábamos por la azotea, un espacio amplio y silencioso con vistas impresionantes de la ciudad.

El caos de las protestas en las calles contrastaba con la tranquilidad opresiva del palacio.

Nos acercamos a una entrada lateral, un pequeño acceso de servicio que Nahuel había localizado desde la azotea.

Uno a uno, entramos solo con una sobre confianza falsa, jugando al todo y nada.

El primer nivel que exploramos parecía un área de oficinas.

Pasamos por escritorios ordenados y salas de conferencias vacías, con ventanales que mostraban la ciudad.

Aunque el lugar estaba sorprendentemente desierto, la sensación de peligro era palpable.

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