La glándula pineal, ese pequeño órgano situado en el centro del cerebro, es el faro de la percepción más allá de la realidad tangible. En el silencio de su santuario oculto, emite una luz sutil que ilumina los senderos profundos de la conciencia, guiándonos hacia los misterios del universo interno.
En el gran teatro de nuestra mente, la glándula pineal actúa como el umbral del tercer ojo, un portal antiguo que abre las puertas a dimensiones más allá del horizonte visible. Su secreción de melatonina, el elixir de la noche, no solo regula el ritmo de nuestros días y noches, sino que también orquesta el ballet secreto de nuestra intuición y percepción.
Cuando este órgano sagrado despierta, se abre una ventana a un reino de conocimiento profundo y revelaciones sutiles. En la quietud de la mente, donde la glándula pineal brilla con una luz suave, los velos entre lo conocido y lo desconocido se disipan. Se convierte en un canal para la intuición, la claridad y la conexión con las verdades universales, revelando un mapa interno de la existencia y una conexión con el tejido cósmico del ser.
En la danza de la percepción, la glándula pineal se convierte en la llave que desbloquea los secretos del alma, permitiéndonos ver más allá de las sombras y abrazar el resplandor de la comprensión más profunda. Es el faro en la oscuridad, guiándonos hacia la luz eterna de la sabiduría espiritual y la unión con el universo.
DONES Y MALDICIÓNES
CAPÍTULO
Más habilidades
Todas las miradas se desviaron hacia una figura que descendía con gracia al centro del escenario. La chica que apareció era un torbellino de energía: ojos grises intensos, cabello negro largo y una mirada felina que parecía haberlo visto todo. Su presencia no pasaba desapercibida.
—Hola a todos, me llamo Agel. Tengo veinte años —dijo, su voz sonando ligera y segura, con un matiz de sofisticación que no pasaba desapercibido—. Llevo en la Pitonisa solo una semana. Vivo en la capital, pero no voy a profundizar en mi familia. Crecí en un hogar para huérfanos. A los diecisiete años, un productor de modelaje me descubrió. Desde entonces, he estado en el mundo del modelaje: pasarelas, revistas de moda, todo ese glamour. Mi carrera iba en ascenso hasta que los Místicos decidieron arruinarlo todo.
Hizo una pausa, su expresión cambiando brevemente para mostrar un atisbo de estrés. Sin embargo, pronto volvió a su aire despreocupado y calculador, como si cada palabra fuera medida y pensada.
—Un día, mientras salía de un estacionamiento, unos guardaespaldas me protegieron de un ataque. Para mi sorpresa, el lugar estalló en llamas mientras huía. Quedé sin hogar, fugitiva, y sin nadie en quien confiar. Neculman, por suerte, me encontró y me explicó lo que debía saber.
Con una sonrisa que mezclaba satisfacción y ligereza, Agel continuó:
—Mi don es la Bilocación. Desde pequeña, mis compañeras en el internado se asustaban al verme en una sala y luego encontrarme en el patio, sentada en una banca. Mi habilidad me permite crear espejismos de mí misma en diferentes lugares al mismo tiempo. No es tan espectacular visualmente, pero es increíblemente útil para distraer o confundir a alguien. Conozco bien la sensación de que te vean y no puedan distinguir lo real de la ilusión.
ESTÁS LEYENDO
Dones y Maldiciones
Science FictionEn una sociedad impulsada por avances tecnológicos y científicos, un grupo de jóvenes psíquicos se enfrenta a una conspiración devastadora. Los Místicos, un grupo de esotéricos carismáticos, han maniobrado con habilidad a la sociedad y al estado, p...