El Chakra de la Corona, o Sahasrara, es el portal celestial que se abre en la cima de nuestra cabeza, un lienzo de luz pura donde la conexión con lo divino se revela en su máxima expresión.Muchos lo imaginan como una flor de mil pétalos, brillando con el resplandor del violeta y el blanco, expandiéndose hacia el cielo infinito.
Es el faro de nuestra existencia espiritual, el vínculo sagrado entre el yo y el cosmos, donde el alma se eleva en un abrazo de paz y trascendencia.
Cuando el Chakra de la Corona está en equilibrio, se siente como si estuviéramos en la cúspide de una montaña sagrada, mirando el horizonte de la existencia con una claridad profunda y serena. La apertura de este centro de luz nos permite experimentar la grandeza del ser, un resplandor eterno que nos recuerda nuestra conexión innata con el infinito. En su presencia, encontramos la paz de la total unidad, el eco de una sinfonía cósmica que resuena en el corazón de nuestra existencia.
DONES Y MALDICIÓNES
CAPÍTULO
Sahasrara
Otra figura emergió para tomar el lugar de Alen. Era una chica de trenzas negras que caían a los lados de su rostro, con un aro plateado en la nariz. Su caminar reflejaba una firmeza que no permitía dudas. Subió sin titubear y se colocó frente a todos, observándonos con una mirada fija y fría.—Me llamo Sakin —dijo finalmente, con voz cortante—. Vengo de una localidad en el desierto, al norte del país. Solía vivir con mi abuela, pero hace un año me mudé a la capital para continuar mis estudios. Todo fue bien por unos meses, hasta que recibí una llamada inesperada de mi abuela. Me advirtió que no regresara para las vacaciones. Dijo que una mujer, que se presentó como visitadora social, había llegado a nuestra casa.
Hablaba con una calma inquietante, cada palabra medida y cargada de un peso que parecía imposible de ignorar. Era como si estuviera narrando hechos que la hubieran transformado en algo más duro, más impenetrable.
—La mujer decía que estaba realizando un estudio sobre las condiciones de vida de la gente de la tercera edad. Supuestamente, era una estadística para identificar quién necesitaba ayuda del gobierno. Pero mi abuela, al igual que yo y todos ustedes, también era una psíquica. Ella no confió en las intenciones de esa supuesta visitadora.
Sakin se detuvo un momento, dejando que el silencio hablara por ella antes de continuar con la misma frialdad que la había caracterizado desde el principio.
—Días después, mi abuela fue encontrada muerta por una fuga de gas. No pude despedirme de ella ni darle un entierro digno. No pude hacerle justicia. Solo pude huir, como una rata, con la esperanza de vengarla algún día. El señor Neculman me localizó y me informó sobre lo que realmente había sucedido, los planes de los místicos y la existencia de esta base, la Pitonisa.
ESTÁS LEYENDO
Dones y Maldiciones
Science FictionEn una sociedad impulsada por avances tecnológicos y científicos, un grupo de jóvenes psíquicos se enfrenta a una conspiración devastadora. Los Místicos, un grupo de esotéricos carismáticos, han maniobrado con habilidad a la sociedad y al estado, p...