58. Sacrificio y castigo

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El sacrificio es la base donde muchos se forjan y transforman.

Como el metal que se somete al fuego para dejar atrás su forma bruta y revelar su verdadera esencia.

Es un proceso doloroso, pero al mismo tiempo liberador de dejar atrás lo conocido y seguro, en busca de un destino incierto pero lleno de potencial.

Al renunciar a lo material y lo pasajero, uno se despoja de las capas superfluas que ocultan su verdadero ser, permitiendo que emerja la pureza y la autenticidad que yacen en lo más profundo de su ser.

En el sacrificio, encontramos la clave para abrir las puertas hacia una nueva realidad, donde el ser se reinventa y renace, fortalecido y enriquecido por la experiencia de soltar y dejar ir lo que ya no le pertenece.

Pues el sacrificio no se trata de lo que perdimos, se trata de lo que ganamos.

Pues el sacrificio no se trata de lo que perdimos, se trata de lo que ganamos

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DONES Y MALDICIONES

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Sacrificio y castigo





Aquella mañana en la espesura de la niebla que el agua fria de los rio creaba y que cubria todo el bosque.

Me encontraba oculto entre los arboles, con las piernas y brazos intranquilos por el frio que azotaba los primeros rayos del sol.

A pesar de todo, estaba con la tranquilidad que cada paso del plan que habia pensado durante la noche, estaba fríamente calculado y planificado.

Los muchachos estaban mucho mas a salvo de lo que estaba yo en ese momento y porsupuesto tenian una gran oportunidad de salir con vida de este lugar antes de que los Mersenarios los encontraran.

Pero a pesar se saber que todo estaba bien pensado, mí corazón latía con fuerza ante la inminente llegada de los Mersenarios.


A lo lejos podía escuchar el zumbido de los aerodeslizadores acercándose, desde los altos montes llegando poco a poco hasta la parte baja del valle donde me encontraba.

Su tecnología avanzada resonanaba en el silencio del entorno natural. Creando un horrendo contraste de lo orgánico y lo artificial.

Observaba desde mi escondite cómo alguna de las naves aterrizaban cerca del rio y otras se quedaban estaticas en el aire, preparadas para que descendieran desde su interior los mercenarios con precisiones milimétricas, con paso decidido y determinado, listos para cumplir su horrorosa misión.

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