27. Duelo con Alen

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El don de la visión remota es la capacidad psíquica de recibir información o impresiones de un evento, persona, objeto o lugar que se encuentren a gran distancia.

Es perfecto para poder buscar a gente desaparecida, para saber que esta sucediendo en otro lugar.

Sirve tambien para saber que puede estar sucediendo a tu alrededor, sobre todo si eso es un peligro eminente.

Puede ayudar como un radar o alarma de aproximación de alguna amenaza.

Lo malo que muchas veces aquellas visiones te hacen detectable energéticamente.

Alen lo utilizó para mantenerse a salvo por mucho tiempo antes de que llegara a la pitonisa.

La vision remota lo mantuvo fuera del alcance para ser encontrado por agentes misticos.

La vision remota lo mantuvo fuera del alcance para ser encontrado por agentes misticos

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DONES Y MALDICIONES

CAPITULO:

DUELO CON ALEN


Solo lo pensé por un minuto antes de tomar las gafas de realidad aumentada y escaparme por la ventana de la habitación de Sayen, la cual daba directamente hacia un lindo patio lleno de eucaliptos.

Ágilmente trepé uno de estos sin ningún problema. Cuando ya me encontré muy arriba, busqué una rama lo suficientemente fuerte y cómoda para poder estirarme en ella y ponerme las gafas, las cuales estuvieron muy de moda hace ya dos veranos antes de ser completamente olvidadas por los nuevos reproductores de hologramas.

Por un momento, podía sentir el sonido del mar y la leve brisa helada que adornaban las mañanas de la costa. Sabía muy en el fondo que era una fantasía, pero me tranquilizaba, solo por un momento, dejarme llevar por esa piadosa y bellísima falsedad de las gafas.

Después de un buen rato, decidí caminar sin siquiera entrar nuevamente a la habitación de Sayen; solo dejé las gafas a través de la ventana.

Fui hacia la próxima prueba. Esta vez ya me sentía más confiado, pero los nervios, como siempre, eran casi subconscientes. Sabía que en el interior me encontraba con un miedo estremecedor, pues la angustia de no saber con quién me enfrentaría esta vez me estresaba.

Al pasar por el patio techado cerca de la piscina, me encontré de frente con Neculman y Alen. El chico, como siempre, tenía un rostro serio.

— Solo faltabas tú —dijo Neculman, dándome una palmadita en la espalda.

— Sí, disculpa por el retraso —dije con una sonrisa temblorosa.

— No te preocupes —respondió él.

Por otro lado, el chico solo se mantuvo callado hasta que llegamos al anfiteatro de la Pitonisa.

Me sorprendió mucho que la próxima prueba se llevara a cabo en ese lugar, ya que, como había mencionado anteriormente, Neculman decía que el único lugar completamente seguro para utilizar nuestras habilidades era la sala de simulaciones que se encontraba bajo tierra. Por eso mismo, no dudé ni un segundo en preguntarle:

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