59. Mentes y Maquinas

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En el fondo de la silenciosa mente humana, se generan pensamientos nacidos de la intuición y la creatividad. Organicos como un jardin de posibilidades.

Mientras que en la eficiencia de la máquina, se ejecutan acciones fríamente calculadas y precisas.

Una es dueña de la libertad y la espontaneidad, la otra del orden y la programación.

En su encuentro, se fusionan la esencia del ser y la funcionalidad de la creación, formando un equilibrio entre lo humano y lo artificial, en una lucha constante de quien crea a quien.

DONES Y MALDICIÓNES

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DONES Y MALDICIÓNES

CAPÍTULO


MENTES Y MÁQUINAS



La presencia de esas máquinas colosales y los drones de cuatro patas llenaban el bosque con un aura de fatalidad.

Aún así, mi mente estaba clara.

Cerré los ojos y me concentré, respirando profundamente, sincronizando mi ritmo cardíaco con el latido del bosque.

Sentí cómo la energía fluía a través de mí, cómo se conectaba con cada hoja, cada rama, cada criatura viviente.

Por otra parte a pesar de tener mi mente fuerte mi cuerpo estaba debil, me costaba respirar y sentia mi pecho apretado.

Sentia que sería mi final cuando esas máquinas llegaran a mi lado.

Sus pisadas eran cada vez mas fuerte, haciendo resonar la tierra, cada vez estaban mas cerca de mi escondite, listas para aniquilarme.

Mis ojos se secaron y sentia que me ardian, mi vista se nublaba poco a poco y mi respiración de algun modo extraño se detuvo, como si estuviese debajo del agua.

Mientras me sumergía en mi batalla interna con mi mente y con mi cuerpo, sentí que estaba en aquel lugar pero al mismo tiempo estaba en otro lugar. Me sentía como pez fuera del agua.

Con mas interrogantes que respuestas.

Sentí una oleada de energía recorriendo mi cuerpo, como si las mismas fibras de mi ser estuvieran vibrando con una frecuencia desconocida.

Mis pensamientos se aclararon y por primera vez, entendí que estaba alcanzando un umbral que había sido solo un susurro en mi mente.

Algunos dicen que el techo de cada uno es el limite que nosotros mismo ponemos. Es donde creemos que somos capaces de llegar, muchas veces sin pensar en algo mas grande por miedo o por no poder ver mas allá.

Podia sentir como ese techo se rompia en mil pedasos, derrumbandose a mi alrededor y dejando entrar la luz de un cielo infinito para mí, en ese preciso momento.

Mi conexión con el entorno se profundizaba, y el límite de mis habilidades psíquicas parecía desvanecerse.

A medida que la energía se intensificaba, empecé a percibir el espacio de manera diferente.

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