Renacimiento

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*-Corre a esconderte en el palomar.

*-Allí huele fatal madre.

*-Haz caso, no hay tiempo para discutir.

Los soldados cristianos comenzaron a entrar al galope en su poblado.

Blandían las armas al tiempo que lanzaban tronantes gritos.

Los hombres intentaban defenderse, usando los trillos y herramientas de cultivo, puesto que eran un poblado agrícola. No disponían de armas.

Las mujeres corrían histéricas, llamando a sus hijos, para que entraran en las tiendas y así estuvieran seguros.

Pero nada era respetado.

Los hombres eran asesinados sin tener una oportunidad, algunas mujeres también caían muertas, en un intento de huida o de proteger a sus hijos, las tiendas eran quemadas.

El lo observaba desde la única construcción solida del poblado, en donde se tenían los animales de corral de manera comunal.

Tenía la mano sobre su boca, en un intento de contener los gritos que brotaban de su garganta al ver como su padre era trinchado por una espada, y su madre era alcanzada por dos flechas por la espalda mientras corría a socorrerle.

Cuando se calmó la acción, apenas quedaban vivas, media docena de mujeres.

Desde donde estaba, pudo oír perfectamente unas órdenes contundentes, que no entendió por la diferencia de idioma, pero aquellas mujeres fueron arrastradas por el suelo hasta detrás de un murete y supuso por la actitud masculina que se disponían a forzarlas. Sus posteriores gritos y maldiciones, que si entendía, se lo confirmaron. Ninguna volvió a levantarse.

El poblado ardía por los cuatro costados mientras registraban todo en busca de tesoros o de personas escondidas.

Quería salir y hacerles frente pero tenía seis años, su madre no la dejaba usar aun un cuchillo si estaba solo, que podría hacer,,,?

*-Esto es un gallinero, solo hay aves de corral...- grito uno de los cristianos-...

*-Llevaros las que podáis, al menos cenáremos bien hoy.

Los vio marcharse tranquilamente, dejando muerte tras de si.

Mientras que cavaba tumbas para cada uno de los componentes de su poblado. Lagrimas corrían por su rostro. Los últimos en ser enterrados fueron sus padres.

Después agarro un cuchillo de carnicero y puso rumbo a la ciudad, asustado hasta de su sombra.

De nuevo despertó angustiado y empapado en sudor.

En aquella ocasión perdió a toda su familia, pero ahora tiempo después tenía una familia nueva, una familia unida en armas, sudor y sangre, solo que ya no era un niño pequeño, sino un guerrero capaz de terminar con una patrulla el solo, Y por esa familia, él, MATARIA..

La mujer a su lado, su pareja, aunque la muy cabezota no quería pasar por el altar, le puso una mano en el pecho, dándole la sensación de seguridad que necesitaba cada vez que la pesadilla volvía.

Ella no era su primera pareja, pero si la mas querida de entre ellas, sobre todo porque no solo le daba seguridad en si mismo, si no porque ella sabia defender su propia vida y eso le entusiasmaba, puesto que no era tímida al gozar.

La agarro una pierna para pasarla por encima de las suyas, dejándole así un camino de fácil acceso a su feminidad.

La acaricio y beso hasta ponerla tan excitada y receptiva como el . Cuando lo considero se acerco para tomarla.

*-¿Donde te crees que vas patan?

*-A renacer entre tus piernas querida...

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