En el Armario

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La había arrinconado varias veces a lo largo de dos días;

Después de la práctica a caballo, contra su montura mientras ella intentaba quitarle la silla.

Había puesto las manos encima de las suyas de forma y manera de que si alguien los veía, solo advirtiera que estaba ayudándola a quitar la montura, cuando lo que verdaderamente estaba haciendo era morderla en el cuello, usando su lengua al tiempo para acariciarla la sensible piel.

En la leñera cuando les toco ir a recoger los troncos recién cortados y llevarlos al salón principal, la puso una buena cantidad de troncos en los brazos y después la sobeteo su trasero con forma de corazón, aunque se quedó totalmente insatisfecho al hacerlo por encima de su ropa.

Contra la pared de las escaleras de caracol, o sí, allí la había besado bruscamente la boca mientras se apretujaba contra ella, posando las manos en sus generosos senos, moviendo sus palmas para excitarlos.


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También la había dado una nalgada al pasar con una bandeja.

Y podría perderse en varios recuerdos más que solo hacían que se le acelerara el cuerpo, incomodándole cierta parte de la anatomía.

Sabía perfectamente que él, no era el único, que tenía los ojos puestos en ella. Pero también sabía que por el momento era suya, así que pensaba disfrutar cada segundo que la vida les tuviera destinado a estar juntos.

Debía dejar de imaginar, mientras estaba allí metido, esperando a su víctima, para llevar a cabo una perfecta emboscada o fracasaría.

Volvió a otear entre las láminas de la puerta del armario al sentir unos pasos que se acercaban, pero de nuevo, no era la persona indicada, así que le dejo pasar de largo. Inmediatamente, un olor conocido le lleno las fosas nasales haciendo que su corazón se desbocara. Confirmo que esa persona, sí, era la indicada, por lo que cuando descuidadamente paso por delante de las puertas del armario de ropa blanca, salió por sorpresa, la agarro de la muñeca y con un tirón fuerte, la metió en el armario cerrando las puertas tras de ellos.

 Confirmo que esa persona,  sí,  era la indicada, por lo que cuando descuidadamente paso por delante de las puertas del armario de ropa blanca, salió por sorpresa, la agarro de la muñeca y con un tirón fuerte, la metió en el armario cerrando las p...

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Con una de sus manos sujeto ambas muñecas y subió los brazos por encima de su cabeza, al tiempo que la otra la usaba para taparla la boca.

Ella tuvo que subir la cabeza para mirarle a la cara, con una mezcla de asombro y furia.

*-Sera mejor que guardes silencio si no quieres que nos descubran y nos metamos en problemas.

Ella asintió con la cabeza, por lo que el retiro la mano de su boca, solo para ser sustituida por la boca masculina, la cual la beso con pasión, haciendo que las lenguas entraran en una potente batalla que les inundo rápidamente de lujuria a los dos.

Abandono los labios para seguir besándola por el cuello, pasando al canal de sus senos, besando y lamiendo cada centímetro de piel que encontraba, pero aun así le parecía poco, necesitaba más, así que saco el puñal y corto los cordones del corpiño para poder sacar sus senos sin desnudarla.

Le gustaba el tamaño, le gustaba el marmoleo de su piel y aun le gustaba más como se sentían en su boca, como cambiaba el color de sus pezones cuando la inundaba la pasión.

Sintió como el aliento femenino, se aceleraba, haciéndole saber que sus esfuerzos daban resultado.

Con la boca sobre uno de sus pezones, absorbiéndole al tiempo que le lamia, se agacho ligeramente para poder coger el borde de su falda, el cual con un movimiento rápido, la subió enganchándolo en su cintura, solo para que su mano pudiera apoyarse en la rodilla y comenzar a subir por la pierna en dirección a su feminidad.

Le gustaba mirarla desde la altura de sus senos, sin abandonarlos mientras ella se mordía los labios y negaba con la cabeza en un intento de negarse a excitarse para no facilitarle el juego.

Los ojos femeninos brillaban bailando entre la lujuria y la promesa de vengarse de él.

Tuvo que empujar su cadera contra una de sus piernas, para evitar que ella le diera un rodillazo en su masculinidad y al hacerlo, se pegó contra ella de forma que no la quedara ninguna duda de que estaba excitado y de que era por ella.

Siguió avanzando con su mano, hasta hacerla llegar a su ropa interior, soltándola la lazada que la sujetaba y así tener total acceso a su feminidad.

Sonrió diabólicamente, al notar en su dedo la humedad que le esperaba, que había creado él y que estaba dispuesto a provechar.

Metió la mano entre ellos y se desabrocho los pantalones, dejándolos caer ligeramente.

*-Lo siento preciosa.

La levanto la pierna con la mano que tenía libre y corvo la espalda al tiempo que flexionaba las rodillas, para poder adoptar la postura que necesitaba para entrar en ella fácilmente, lentamente, mientras ella dejaba salir el aire de sus pulmones, haciendo que su estocada fuera algo para recordar.

La tomo la boca con la suya, besándola salvajemente. Haciendo que sus lenguas peleasen y resbalasen una con otra, que se olvidase de rechazarlo.

Así tuvo la otra mano libre también y con ambas la agarro del trasero aupándola a su altura, mientras la hacía revotar una y otra vez sobre él.

Ahora que ambos querían lo mismo el ritmo de la cabalgada era frenético, rápido y profundo.

El estaba comenzando a vibrar, mientras que sus músculos se cerraban y ponían duros, centrándose para poder impulsar su semen dentro de ella en unos minutos haciéndolos a ambos muy felices.

En el momento en que ella sintió que el comenzaba a regalarla su esencia, ella se cerró al su alrededor, apretándole, estrechándose más y más hasta dejarle totalmente seco.

Ambos tuvieron que respirar profundamente durante un buen rato, antes de recomponerse y salir del armario por separado.

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