la Bella Muerte

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 Mas de una vida, se había salvado gracias a el.

No podía consentir que hombres que perdían la vida junto a el, por los mismo objetivos e ideales, yacieran en el frio suelo hasta que se descompusieran si encontrar el consuelo de una sepultura.

Aunque muchos de sus compañeros de orden, sabían de su afición nicturia, por respeto, ni interferían, ni le preguntaban, Los que no le conocían, pensaban que lo que hacia era saquear los cuerpos de los muertos, cuando en realidad los enteraba,

Mas de una vez, también había ayudado a bien morir a algún guerrero, que debido a sus heridas tendría por delante mas de un día de agonía. Aunque no le importaba salvar o matar a cualquier hombre que estuviera en el campo tirado, solo enteraba a sus compañeros.

Por supuesto el vigía de su fortaleza no le quitaba la atención de encima para que no sufriera un ataque furtivo. Así que cuando le vio dirigirse a la parte frondosa del bosque, le silbo, para confirmar que todo estuviera en orden, a lo que recibió su silbido de vuelta.

Era cierto que caminaba hacia la frondosidad de los arboles, pues había recibido un movimiento por el rabillo del ojo, una extraña luminosidad había pasado de un lado al otro del camino.

Iba alerta, con la mano asiendo la empuñadura de su espada corta, no tenia sentido sacar un gran arma entre la maleza, que le impidiera defenderse apropiadamente.

Pero se quedo paralizado cuando sus ojos de enterrador se encontraron con la visión de una bella mujer con una capa blanca que estaba absorta en la búsqueda de algo entre los matorrales y hierbas.

Debió de pisar alguna rama que al crujir la advirtió de su presencia.

Cuando ella le miro directamente, sintió como si alguien le hubiera golpeado con fuerza en el flexo solar.

Parecía un corzo asustado, dispuesto a salir corriendo, el sabia que la podría alcanzar sin dificultad pero, prefería no perder su aliento así.

*-No te asustes, no voy a agredirte. ¿Qué haces aquí? Este lugar no es seguro para una bella mujer como tu.

Ella trago saliva, asentía directamente mientras seguía buscando algo con la mirada.

*-Se me ha perdido algo y sin ello no puedo volver a casa.

El se adelanto un par de pasos, con la mano extendida.

*-No me toques por favor, no quiero hacerte daño. Aun no es tu turno.

El sufrimiento que noto en sus palabras, le clavo en el suelo.

Como diantres aquella belleza casi etérea pensaba en que podría hacerle daño.

Suspiro, no sabia que debía hacer para no ahuyentarla, no era un hombre versado en lindezas, así que se sentó sobre un tronco caído, mientras la veia ir de un arbusto a otro, buscado el objeto perdido

Finalmente ella se sentó a su lado.

*-Porque estas tan apurada?

*-No puedo regresar a casa ni hacer mi trabajo si no lo encuentro

Al tiempo la ofreció un pellejo lleno de agua, pero ella negó con la cabeza.

Lo que él advirtió, hizo que se le callera el pellejo al suelo, vertiendo su contenido.

Ella oculto el lado del rostro que el podía advertir con su mano.

*-Supongo que ya no tiene caso ocultar quien soy. Si no me tocas no te llevare conmigo, aun no es la hora de tu muerte. Todo aquello que toco muere.

*-Nunca pensé que la muerte fuera tan bella.

Ella le miro tímidamente.

*-Acaso nadie te lo había dicho?

*-Nadie vivo...

*-Quizás puedes decirme que buscas y como lo perdiste

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*-Quizás puedes decirme que buscas y como lo perdiste.
*-Mi hoz, sin ella no puedo segar las vidas de los que han de morir, ni llevar a su lugar de descanso a las almas que hoy murieron.
*-Es por ello que puedo verte?
*-No suelo aparecer a vuestros ojos por pura voluntad, casi nadie quiere venir conmigo pacíficamente, en su inmensa mayoría se resisten o intentan conseguir mas tiempo.
*-Creo que es porque alguien los mintió diciendo que eres fea.
Los ojos de la joven mostraron cuanto agrado la dieron sus palabras.
*-Ya claro ¿Tu vendrías conmigo?
*-Soy un guerrero un luchador que sabe que en cualquier momento otro guerrero puede matarle, así que no tengo miedo y ahora sabiendo que tu me estarás esperando, creo que aun menos.
Los ojos femeninos se abrieron de par en par.
Se puso de pie violentamente intentando disimular su azoramiento y siguió buscando, por lo que el la imito, se alejaban del lugar buscando en circulo, hasta que un destello metalizado atrajo su atención.
*-Creo que la encontré...
*-No la toques...¡
Pero su advertencia llego tarde. El la había levantado por el centro del mango, y la miraba extrañado.
*-Que ocurre?
La bella muerte se acerco hasta el mas asombrada que el mismo.
*-Deberías de haber muerto. Es la segadora de vidas....Entrégamela¡¡
*-Que me darás a cambio?
*-En serio quieres jugar conmigo?
*-Ya te he dicho que no te tengo miedo, y tu has dicho que no es mi hora. Acaso no sera que la que tiene miedo eres tu?
*-De un simple mortal?
El avanzo seguro con pasos largos, mientras que ella retrocedía, hasta chocar su espalda contra un tronco.
*-No lo hagas por favor...-susurro la bella muerte-...
Pero el no la escucho, inclinándose sobre ella la tomo los labios y la beso tentativamente.
Cuando se separaron ambos respiraban agitados.
Ella levanto su mano, llevándola hasta el rostro masculino pero sin toarlo, para delinear su cara.
*-Increíble
*-Como la muerte puede saber tan dulce?
*-Porque no has muerto?
*-Tu no me estas tocando, yo te toco. Además no sujetas tu segadora de vidas. Quizás esa así de sencillo. Tampoco me importa porque o como, solo se que esta noche, seré tu amante. Mañana veremos su vivo o muero.
El retrocedió unos pasos, saco una cuerda y ato fuertemente su mano a la hoz segadora, no quería soltarla en un delirio y acabar antes de empezar.
Extendió su capa en el suelo y la ayudo a tumbarse, antes de acomodarse a su lado....
A la mañana siguiente, la bella muerte, le lanzo un beso con la mano.
Su único amor, su único amante respiraba tranquilo el sueño de los valientes.


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