Apapachame

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Ella estaba allí tumbada, despierta, dando vueltas a su cabeza y porque no decirlo también algo triste. Se la notaba en su forma descuidada de no usar la ropa de cama de forma que fuera un aplique para la sensualidad a los ojos cuando el ser acercara.

Y el, lo supo en el acto, así que con la misma desnudez que lo recibía, se tumbó tras de ella.

De costado, usando su hombro para sujetar su cabeza y rodear la femenina formando un arco con el brazo. A solo unos centímetros del femenino cuerpo, formando un conjunto de curvas paralelas, dejando que su piel la hiciera llegar algo de calor y dejando esos centímetros que necesitaba para pasar su mano derecha sobre la piel de alabastro, desde la base del cuello hasta la medianía de su trasero, una y otro vez, hasta convencer a la parte baja de ella de que podía relajarse, que el la colmaría de mimos y caricias.

Ella reclino su cuerpo sobre el suyo, dando el mudo permiso para ser acariciada por el costado y el frontal. Descansando su trasero en la zona conflictiva, esa que a pesar de que su cabeza decía que solo la daría mimos y consuelo, anhelaba enterrarse en su interior y que reaccionaba sola a cualquier estimulo.

Supo que ella se había dado cuenta de su estado de semi excitación porque sonrió como un gato que quiere comerse un canario, y supo que posiblemente estaba en problemas.

Ella se movió ligeramente para quedar tumbada boca arriba, mostrando su pecho, el cual sufría el efecto de la gravedad y permanecía desparramado, hasta que el lo acaricio, pronto reacciono, convirtiéndose en dos senos duros de pezones rosados que le invitaban a lamerlos, por lo que siguió bajando la caricia de su mano, hasta el abdomen en donde siguió la ficticia cinturilla de una prenda de ropa que poco tenía que ver con ella.

El aliento femenino, había cambiado totalmente y el, sabía que ya no estaba pensando en eso que la preocupaba, pues hasta su olor había cambiado.

Su mano siguió bajando y porque no reconocerlo, temblaba levemente por la anticipación de saber que ella estaría húmeda y caliente, cuando el, la tocara en su zona intima.

Coloco sus dedos para separar los labios y al tiempo que introducía un dedo con suma delicadeza, sintió la mano femenina rodearle su espada de carne, así que se quedó a medio camino durante un instante, pero cuando ella movió su mano acunando su arma, el hizo lo propio, imitando dicho movimiento.

Noto cuando ella comenzó a moverse, así que paro para no dificultarla o hacerla daño con el cambio. Noto como lo soltó y como le miraba atento.

*-Buenas noches

Le dijo mientras se volvió a colocar sobre su costado izquierdo delante de él, dejándole unos segundos totalmente descolocado.

Moviéndose hasta quedar en una postura cómoda para ella, que hacía que su feminidad, quedara al descubierto y perfectamente colocada.

Así que apenas tuvo que moverse para hacer coincidir su espada contra su humedad, acariciándola exterior mente con ella, masturbándose contra su carne, sintiendo como ella se abría para aceptarle en alguno de los movimientos.

Cierto que tuvo que agarrársela para dirigirla con más comodidad por su agujerito húmedo, y hacerlo lentamente, pero el suspiro que ambos dieron, no necesitaba traducción.

La agarro por la cintura y comenzó a retroceder, tan pero tan despacio que parecía un tortura.

Dentro y fuera tan lento que parecía que la longitud de su miembro era interminable.

La sentía retorcerse levemente debajo suya, la vio arrugar la sabana en su mano y sonrió, ahora era el canario quien se comía al gato.

Así que se tumbó un poco más encima de ella, aprisionándola contra el colchón, agarrando su mano con la suya y comenzó a moverse más y más dentro, más y más deprisa.

Ya no había problemas, ni frio, ni exterior,,,

Siguió bombeando una y otra vez, hasta que un gemido femenino, acompañado del apretón de sus músculos, le confirmaron que podía liberarse el también, por lo que se impulsó una, dos, tres veces hasta que sintió como estallaba entro de ella, espeso y caliente...

Ahora si dormirían, de hecho ella casi lo estaba cuando termino de poner la ropa de cama sobre ellos.

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