Prólogo

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Salté de la cama en el momento que el sonido molesto del despertador resonó en mi cuarto, corriendo como si mi vida dependiera de ello directo al baño tratando de llegar primero.

Pero antes que llegara solo me dio tiempo ver un rápido reflejo de como mi hermano entraba en un santiamén.
Y cuando llego, me cierra literalmente la puerta en la cara. Bufo, con enojo. Jimin vuelve a abrir esta, sacando su cabeza con una sonrisita burlona.

—Suerte para la próxima —dice con sorna y lo fulmino con todo el enojo del mundo antes que vuelva a cerrar la puerta.

—¡Mamá! —grito rendida—. ¿¡Puedo usar tu baño?!

—¡Sí; no tardes! —me grita ella desde el piso de abajo.

Con una toalla envuelta en mi cuerpo tomé mi uniforme perfectamente doblado, planchado y listo para usar. Finalizando con mi ropa interior me puse este ajustando los botones de mi camisa de uniforme y luego de ponerme la falda me coloqué la chaqueta estudiantil. Subí las medias por mis piernas y ya por último mis zapatos. Me miré en el espejo mientras retocaba los últimos detalles de mi maquillaje y mi pelo.

Era otro año en la preparatoria y, satisfactoriamente el último. Me sentía ansiosa.

Tomé mis cosas y bajé las escaleras dirigiéndome al comedor para tomar mi desayuno.

—Buen día mamá —digo acercándome a ella para darle un beso en la mejilla. Ella me sonríe.

—¿Emocionada por tu último año en la preparatoria?

Dejo mis cosas en uno de los taburetes sentándome en el otro mientras apoyo mis codos en la barra frente a mi y asiento con una sonrisa.

—Siento que este será el mejor año. Exactamente porque por fin terminaré la preparatoria —sonrío, emocionada.

Ella sonríe y extiende su mano hacia mi para acariciar mi pelo.

Jimin no tarda en entrar a la cocina y en un acto infantil lo primero que hace es enseñarme la lengua y ruedo los ojos ignorándolo mientras el besa a mamá en la mejilla como saludo y luego toma asiento en otro taburete.

—Quién realmente va a pasar en grande este año, soy yo —dice el creído—. Ya estoy en la universidad, renacuaja. Tu aún tienes que aguantar un año más –revuelve mi pelo en un acto rápido. Pero a diferencia de mi madre, él lo hace con el objetivo de despeinarme y el muy desgraciado lo consigue.

—¡No me despeines! —gruño dispuesta a hacerle lo mismo a él pero huye saltando del asiento y poniéndose en  el otro extremo de la cocina escapando de mi.

—No empiecen tan temprano —niega mi madre poniendo el desayuno frente a nosotros.

—¡Él empezó! —exclamo pasando mi mano sobre mi pelo tratando de acomodar este nuevamente mientras al mismo tiempo fulminaba a Jimin con mi mirada.

—¡Il impizí! —burla haciendo caras y ademanes con sus manos como si de un niño de primero se tratara.

—Que pena deben tener en tu salón en la universidad al compartir clase con un inmaduro —digo en seguida disponiéndome a tomar mi desayuno.

—Já —ríe indignado acercándose nuevamente a su asiento—. Mira quién habla. La más madura del mundo. No vayas a caerte de el árbol de tan madura que estás.

Me alejo cuando me tira un pedazo de pan. Abro la boca y corto otro tirándoselo.

—Yah —me mira y me tira otro.

—Inmaduro —pico otro tirándoselo.

—Niñita —me tira otro y yo me dispongo a devólverselo pero mi madre dá en la barra captando nuestra atención.

Him |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤, 𝐓𝐚𝐞𝐡𝐲𝐮𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora